Una creyente de la IDT relata la humillación y el sufrimiento que tuvo que soportar a manos de las autoridades chinas a causa de su fe.
por Lu Xiaojing
Zhang Zhen (seudónimo utilizado para proteger su identidad) es una creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) de aproximadamente 50 años. Al igual que muchos otros creyentes de este nuevo movimiento religioso cristiano chino, los cuales son perseguidos , torturados, insultados y maltratados, hace dos años sufrió una humillación inimaginable a manos del Partido Comunista Chino (PCCh) tras ser arrestada a causa de su fe.
«Era el verano del 2017», la mujer comenzó a relatar su historia. «Estaba conduciendo rumbo a casa cuando un joven alto en motocicleta me detuvo». Antes de que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, el hombre la forzó a colocar sus manos detrás de su espalda y varios oficiales de policía, quienes no sabe de dónde salieron, comenzaron a registrar su bolso y su scooter, sin mostrarle ningún tipo de documento. Uno de los oficiales le ordenó quitarse la ropa para efectuarle un registro corporal.
«Esto es demasiado; es una violación de mis derechos», recuerda haber afirmado Zhang Zhen mientras intentaba liberarse, pero sin poder hacerlo ya que sus manos estaban sujetas detrás de su espalda. Ignorando sus palabras, una mujer oficial la desnudó por la fuerza, dejándola en ropa interior, allí mismo, en medio de la calle.
«Treinta o más espectadores me rodearon mientras hablaban entre ellos», continuó. «Me sentí asustada, humillada, enojada y desesperada. Deseé poder desparecer oculta en algún agujero, o incluso morir de vergüenza».
Su hogar fue allanado el mismo día. La policía le dijo que la habían estado monitoreando durante nueve meses. Debido a que Zhang Zhen se negó a revelar información sobre los líderes y creyentes de la Iglesia, al día siguiente fue escoltada hasta una casa de detención. Los guardias que la admitieron le ordenaron que se quitara la ropa y le tomaron fotos desde todos los ángulos.
Como pudo darse cuenta más tarde, eso había sido solo el comienzo de su pesadilla. «Al día siguiente, una guardia me ordenó desnudarme para efectuarme un examen físico frente a más de 20 reclusos», recordó Zhang Zhen. «En dicha ocasión, tuve que levantar mis manos sobre mi cabeza y girar en círculo como si fuera un bufón. Deseaba aplastar mi cabeza contra el muro. En la celda había cámaras de alta definición, por lo que los guardias también podían ver la escena en sus pantallas de vigilancia. No solo eso: también podían verme mientras me aseaba o utilizaba el baño. Fui privada de todo tipo de privacidad».
El llamado examen físico, cuando tuvo que desnudarse por completo, se le efectuó una vez por semana durante los dos años que permaneció detenida. «Cada examen se sentía como una tortura», añadió la mujer. «Fue peor que morir. Cada vez que era sometida a dicho examen me sentía abrumada de pena, como si mi corazón se estuviera desangrando».
Durante el tiempo que permaneció detenida, Zhang Zhen fue interrogada en numerosas ocasiones para intentar sonsacarle información sobre la Iglesia. Esposada y con grilletes, fue llevada a los lugares donde solía encontrarse con sus compañeros de fe. La misma se sentía extremadamente humillada al ser trasladada de esa forma por las calles. La policía utilizó esta táctica para obligarla a divulgar información y renunciar a su fe. La mujer le dijo a Bitter Winter que logró atravesar esta terrible experiencia solo gracias a su poderosa fe.
Tras dos años de detención, Zhang Zhen fue sentenciada por la condena cumplida bajo el cargo de «utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley». Incluso después de haber sido liberada, Zhang Zhen continúa sintiéndose atormentada por los recuerdos de su experiencia. La policía también continúa acosándola, intentando obligarla a escribir una declaración de arrepentimiento. Como amenazan con no rendirse jamás, el sueño de llevar una vida normal es inalcanzable, a menos que renuncie a su fe.