Se recopilan datos exhaustivos sobre residentes musulmanes y se los utiliza en su contra para justificar detenciones masivas en nombre de la lucha contra el terrorismo.
Xiang Yi
El trato que el Gobierno chino le da a la población uigur en Sinkiang ha excedido hace mucho tiempo las pautas de la normalidad, ya que cualquier tipo de actividad religiosa pacífica o la observancia de tradiciones y costumbres son tratados como una expresión de terrorismo y, por ende, reprimidos. La omnipresente vigilancia y represión contra los 13 millones de musulmanes túrcicos es llevada a cabo como parte de la “Campaña de Mano Dura contra el Terrorismo Violento” puesta en marcha por el Gobierno.
Además de las tecnologías de vigilancia de punta utilizadas para recopilar grandes cantidades de datos a través de reconocimiento facial, muestreo de ADN, biometría, rastreadores de GPS y cámaras de alta resolución, las aplicaciones de teléfonos móviles intrusivas también entran en juego para poder monitorear a la población de Sinkiang.
Según un informe de Human Rights Watch publicado en el mes de mayo, la policía de Sinkiang está recopilando ilegalmente información a través de una aplicación móvil que está conectada a la Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP, por sus siglas en inglés), siendo la misma un programa de agregación de datos. La información recopilada varía desde el tipo de sangre y la altura de una persona hasta su afiliación religiosa y política; incluso las cantidades de electricidad y gas utilizadas son ingresadas en dicha base de datos.
A través de la aplicación, en la provincia de Sinkiang, todos son monitoreados mediante el seguimiento de sus teléfonos, tarjetas de identificación y vehículos. El análisis de Human Rights Watch revela que fueron identificados 36 tipos de personas como los principales objetivos, entre los que se incluyen aquellos que han dejado de utilizar teléfonos inteligentes, los que “no pueden socializar con sus vecinos” y los que «recolectan con entusiasmo dinero y materiales para las mezquitas». La aplicación también alerta a los funcionarios para que investiguen a las personas que han estado en el extranjero durante mucho tiempo o que estén relacionadas con alguien que ha adquirido un teléfono nuevo.
“A partir de estos criterios ambiguos y cuestionables, el sistema genera listas de personas a ser evaluadas por los funcionarios para su detención. Documentos oficiales especifican que los individuos ‘que deberían ser detenidos, deben ser detenidos’, lo que sugiere que el objetivo es detener al máximo número de personas consideradas ‘poco fiables’. A continuación, esas personas son interrogadas sin ningún tipo de protección procesal fundamental. No tienen derecho a asesoramiento jurídico, y algunas son sometidas a torturas y malos tratos, para lo que no reciben ningún tipo de reparación efectiva», informa Human Rights Watch, instando al Gobierno chino a que cierre la plataforma y elimine inmediatamente los datos recopilados.
La Sra. Li, procedente de la ciudad de Ürümqi en Sinkiang, le dijo a Bitter Winter que en diciembre pasado, se le pidió rellenar el Formulario de registro de información de la aplicación Visita a los Hogares de Sinkiang, una de las herramientas a través de las cuales la policía recopila información sobre los familiares de las personas. Se informa que la aplicación ha estado en uso durante al menos dos años.
«Además de rellenar la información básica de registro del hogar, también tuve que proporcionar mi pasaporte, el registro del vehículo y el número de mi licencia de conducir, mis antecedentes penales, tipo de sangre, creencias religiosas, así como también una foto de mi sala de estar, los números de mi contador de electricidad y agua, indicar todos los ordenadores que poseo en mi hogar, adjuntar fotos de herramientas de corte y demás», afirmó la Sra. Li.
La misma agregó que antes de completar el formulario de registro, un funcionario de la comunidad le pidió a través de la plataforma de mensajería WeChat que le proporcionara fotos de su sala de estar y de todas las habitaciones de su hogar. Esto la hizo sentir sumamente desconcertada en cuanto a por qué el Gobierno deseaba registrar dicha información.
Un funcionario de la comunidad local que solicitó permanecer en el anonimato le explicó a Bitter Winter que el motivo de la recopilación de toda esta información es la búsqueda de terroristas y religiosos encubiertos. Las fotos de las habitaciones, según él, pueden proporcionar pistas de terrorismo o extremismo religioso en los hogares.
«No es sólo la sala de estar. Incluso la cocina y los baños tienen que ser fotografiados», añadió el funcionario. «Si se ha hecho mucho pan naan en la cocina de una persona uigur, esto demuestra que una gran cantidad de personas visitan dicho hogar. Estas personas pueden haberse reunido para fabricar explosivos, o pueden ser personas que enseñan las Sagradas Escrituras en privado y sin contar con autorización gubernamental. Si se descubre tal situación, iremos al hogar en cuestión a investigar».
El funcionario también informó que cada uno de los funcionarios locales asignados a los hogares debe poseer un conocimiento profundo de la información relacionada con los hogares de los residentes a los que ha sido asignado. Estos funcionarios deben mantener un conocimiento actualizado de cada hogar, incluyendo la cantidad de personas que viven allí, sus ocupaciones e ideologías. Esta información es introducida en el sistema a través de la aplicación.
«Supongamos que una familia consumió 50 kWh de electricidad y 20 metros cúbicos de agua el mes pasado. Si este mes se consumen 300 kWh de electricidad y 100 metros cúbicos de agua, esto demuestra que podría haber una ‘situación’ en el hogar. El funcionario asignado a este hogar debe concentrarse en monitorearlo e investigarlo con prontitud», explicó el funcionario en cuanto a la necesidad de recopilar datos sobre el uso de electricidad y agua.
Desde el año 2017, las autoridades locales les habían ordenado a los residentes de Sinkiang que descargaran una aplicación móvil llamada Jingwangweishi, o “soldado de limpieza de la red”, la cual prometía “limpiar la basura de sus teléfonos”. No obstante, Avram Meitner, un investigador de seguridad independiente, descubrió que el software escanea los teléfonos en busca de huellas digitales de archivos que el Gobierno considera ilícitos, informando a las autoridades cuando los identifica. La aplicación ha logrado su propósito al crear una paranoia generalizada así como también autocensura entre los residentes.