Iglesias de las Tres Autonomías controladas por el Gobierno acusan a los Testigos de Jehová de estar relacionados con la Francmasonería. Pero malinterpretan la temprana historia de los mismos.
por Massimo Introvigne
Un lector le escribió a Bitter Winter afirmando haber escuchado que los Testigos de Jehová habían sido denunciados en sermones dados por pastores de la Iglesia de las Tres Autonomías controlada por el Gobierno. Que esto suceda confirma que los Testigos de Jehová están presentes en China, aunque no de manera abierta. Los mismos no están incluidos en la lista de xie jiao. No obstante, sus actividades son consideradas ilegales por el PCCh, y el sitio web chino anti-xie jiao publica regularmente propaganda contra los Testigos procedente del extranjero, principalmente de Rusia.
Nuestro lector nos escribió afirmando que había escuchado a pastores de la Iglesia de las Tres Autonomías decir que los Testigos de Jehová fueron fundados por la francmasonería. Esta es una vieja acusación procedente de Occidente, pero está basada en un malentendido. Analizamos el asunto y descubrimos que algunos cristianos en China publican textos en contra de los Testigos basados en sus supuestas conexiones con la francmasonería. No obstante, algunas de sus citas del texto de los primeros Testigos son inexactas. Académicos occidentales, incluidos el que suscribe, examinamos la cuestión hace mucho tiempo y llegamos a diferentes conclusiones. Aquí presentamos un resumen de los hallazgos.
Los Testigos de Jehová son un desarrollo del siglo XX proveniente de un movimiento establecido en el año 1878 por el pastor Charles Taze Russell (1852-1916), cuyos seguidores eran conocidos como los Estudiantes de la Biblia. Los evangélicos críticos de los Testigos de Jehová contemporáneos han afirmado de manera frecuente que los mismos poseen orígenes francmasónicos, y que Russell era un francmasón. No obstante, nunca se proporcionó evidencia relacionada con la afiliación de Russell, lo que respalda la conclusión de que no existe y de que Russell no era francmasón.
De hecho, Russell fue ocasionalmente crítico de la francmasonería, tal y como lo demuestra un artículo que publicó el 15 de junio de 1895 en la revista Estudiantes de la Biblia, La Atalaya. «La Orden de los Francmasones —escribió Russell— si fuera juzgada por su historia pasada, posee algún tipo de objeto o esquema secreto, más que la fraternidad y la ayuda financiera en tiempos de enfermedad y muerte. Y, hasta donde podemos juzgar, existe una cierta cantidad de adoración profana o mascarada relacionada con los ritos de esta orden y de algunas otras, que los miembros no comprenden pero que, en muchos casos, sirven para satisfacer los anhelos naturales de la mente relacionados con la adoración, lo cual impide buscar la adoración de Dios en espíritu y en verdad a través de Cristo, el único Mediador y Gran Maestro designado». Esta es una crítica cristiana bastante común relacionada con los francmasones y debería ser suficiente para rechazar cualquier hipótesis sobre una relación especial entre Russell y la francmasonería.
No obstante, existen otros textos que muestran la familiaridad de Russell con el lenguaje francmasón. En el primer sermón recogido en el libro póstumo Sermones del Pastor Russell, el fundador de Estudiantes de la Biblia, habiendo mencionado las sociedades secretas en general y los «sangrientos» juramentos francmasónicos en particular, afirma que «no es parte de mi misión atacar a ninguna de estas órdenes, ni incidir en contra de sus procedimientos. Me limito a referirme a ellos aquí, me limito a llamar su atención sobre el hecho de que se trata de un método común entre los hombres que evidentemente es sancionado por muchos, y deseo hacer notar que el mismo Dios Todopoderoso es el fundador de una sociedad secreta. Además, aunque existen ciertas correspondencias entre las órdenes secretas humanas y la de origen divino, descubrimos, como es de esperar, que esta última es en todo sentido superior a todas las demás» (Sermones del Pastor Russell, Brooklyn, Nueva York: Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia – Asociación Popular del Púlpito, 1917:5). Estos textos son citados en los ataques chinos contra los Testigos de Jehová, pero con errores en la traducción y fuera de contexto.
De hecho, en el sermón, Russell continúa explicando que Abraham estableció una Orden del Sacerdocio de Melquisedec, de la cual él, y posteriormente Jesucristo, se convirtieron en posteriores Grandes Maestros. Esta orden abrahámica y cristiana, afirmó Russell, es de origen divino e infinitamente superior a las órdenes establecidas por seres humanos tales como la francmasonería. Y «como en algunas sociedades secretas existen diferentes pasos o grados por ejemplo, todos los francmasones están familiarizados con los secretos que pertenecen al primer grado, pero no todos están familiarizados con los secretos, etc., pertenecientes al trigésimo segundo grado, por lo que, en la Orden Secreta de Dios existen primeros principios de las doctrinas de Cristo que deben ser conocidos por todos los que pertenecen a la misma, habiendo también ‘cosas profundas de Dios’ que solo pueden ser conocidas por aquellos que han hecho avances» (Sermones del Pastor Russell, 6).
En otro sermón que más tarde fue recopilado en el mismo volumen, Russell afirmó que muchas tradiciones diferentes esperaban al Mesías en términos similares. Los «francmasones», escribió, «han esperado durante dos mil quinientos años al mismo personaje glorioso, como Hiram Abiff, el gran Maestro Francmasón, cuya muerte, glorificación y futura aparición son presentadas de manera continua mediante los escritos en sus piedras angulares. Su muerte fue violenta, dicen, por su lealtad a los secretos divinos escritos en el Templo de Soloman [sic: error tipográfico para el Templo de «Salomón»]. El mismo debe reaparecer, afirman, para que se complete el gran templo antitípico» (Sermones del Pastor Russell, 113).
Russell también utilizó símbolos similares a los adoptados por la francmasonería contemporánea, incluida una cruz dentro de una corona (similar al «anillo del pacto» evangélico, luego de la muerte de Russell, los Testigos de Jehová repudiaron la cruz al considerarla un símbolo totalmente cristiano), reproducidos durante varios años en la portada de La Atalaya, junto a un sol alado. Y Russell compartió con muchos francmasones el interés por la Gran Pirámide, lo cual pensó que podía confirmar las instrucciones de Dios para la humanidad (véase, por ejemplo, Milenario Amanecer. Volumen III: Venga a nosotros tu reino, Allegheny, Pensilvania: editorial Tower Publishing Co., 1891: 309-376). Estos intereses fueron abandonados por los Testigos de Jehová tras la Primera Guerra Mundial, cuando también denunciaron a la francmasonería por considerarla una empresa satánica.
En lo que respecta al Pastor Russell, no podemos concluir de la utilización de símbolos como la cruz dentro de una corona o el sol alado que estaba a favor de la francmasonería. Estos símbolos fueron utilizados en su época por los francmasones, pero también por muchos grupos protestantes, algunos de ellos abiertamente antifrancmasónicos. No obstante, los sermones relatan una historia diferente. Confirman que Russell estaba familiarizado con la francmasonería, quizás porque algunos de sus parientes eran francmasones (provenía de una familia de comerciantes de Pittsburgh, y la Francmasonería era popular entre la burguesía de Pittsburgh). La audiencia a la que se dirigían los sermones también estaba obviamente familiarizada con los símbolos francmasónicos y con personajes tales como Hiram Abiff, lo cual era de esperar en la clase media estadounidense del siglo XIX.
No obstante, Russell utilizaba imágenes francmasónicas como un mero dispositivo retórico. A los que estaban familiarizados con la francmasonería, les explicó que la única «sociedad secreta» capaz de guiar a los seres humanos a la salvación era el cristianismo. Las referencias a la francmasonería fueron, por lo tanto, solo una metáfora conveniente utilizada para conducir a su audiencia hacia el cristianismo. Los críticos evangélicos, cuyo objetivo es advertir a quienes presumiblemente son sumamente hostiles a la francmasonería contra los Testigos de Jehová, al afirmar la existencia de un vínculo secreto entre los Testigos de Jehová y los francmasones, leen estos textos fuera de sus respectivos contextos. En pocas palabras, no existe tal vínculo, secreto ni de otro tipo. Sus conclusiones pueden ser útiles para aquellos que hoy en día quieren atacar a los Testigos de Jehová en China, pero las mismas no están respaldadas por el registro histórico.