El Gobierno chino está ampliando el alcance de las medidas represivas contra las religiones, reprimiendo a las empresas que producen artículos religiosos.
por Yang Xiangwen
El condado de Quyang administrado por la ciudad a nivel de prefectura de Baoding, en la provincia norteña de Hebei, es famoso en toda China por sus artesanías en tallado de piedra. Durante el reinado de la dinastía Han Occidental (206 a. C.-24 d. C.), el emperador Wu (157 a. C.-87 a. C.) denominó a la zona la «ciudad de las tallas». Las estatuas religiosas fabricadas en el condado se venden en toda China y también en Taiwán, pero en medio de las campañas implementadas por el Partido Comunista Chino (PCCh) contra las personas de fe, incluso los que fabrican artículos relacionados con la religión son reprimidos.
Desde finales de 2019, el Gobierno del condado ha estado recopilando información sobre la producción de estatuas religiosas en talleres locales. Los datos se agrupan en base a la ubicación de las empresas, sus ventas y la afiliación religiosa de las esculturas que fabrican.
En el mes de abril, el Gobierno local envió más de 30 agentes de policía para que verificaran las empresas de fabricación de estatuas y se aseguraran de que no se pudieran ver iconos religiosos fuera de las mismas. Entre ellas, la compañía Cihai, la empresa de esculturas Jiutai y el parque Shigong recibieron la orden de cubrir o eliminar las estatuas budistas que se encontraban situadas al aire libre, y los agentes amenazaron con «destruirlas si no se acataba dicha orden».
Para poder sobrevivir, algunas empresas comenzaron a fabricar efigies «patrióticas». «Se me prohibió fabricar y vender estatuas budistas y me exigieron colocar una estatua de Mao Zedong frente a otras», se lamentó el propietario de un negocio. «¡Estamos frente a la represión de la religión!».
Grandes y exquisitas estatuas budistas situadas en la entrada de la empresa Linqu Huayi Sculptural Arts Co., Ltd. emplazada en Weifang, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Shandong, solían darles la bienvenida a los visitantes. Debido a las medidas represivas contra las empresas que fabrican estatuas religiosas, la productividad de la empresa ha disminuido drásticamente. En diciembre de 2018 se retiraron de la fábrica todos los íconos religiosos, y una estatua de Mao Zedong reemplazó a las deidades budistas que se encontraban situadas en la entrada.
«En el año 2018, la empresa sufrió una pérdida de cinco millones de yuanes [alrededor de 710 000 dólares] debido a las políticas gubernamentales, y los trabajadores no recibieron sus salarios regulares durante meses», explicó un empleado de la empresa.
«En China, quien vaya en contra de las políticas del Gobierno sufrirá», añadió el gerente de otra empresa. «Un simple comentario puede llegar a generarte grandes problemas con las autoridades».
El Sr. Li procedente de la ciudad de Baoji, en la provincia noroccidental de Shaanxi, solía construir templos. Debido a que las campañas de represión religiosa del PCCh comenzaron a afectar su negocio, ahora realiza trabajos esporádicos para poder ganarse la vida. El año pasado tuvo que detener la construcción de dos templos porque sus clientes temían que los lugares de culto pudieran ser demolidos en base a las nuevas regulaciones gubernamentales. «Decidieron esperar y ver antes de tomar cualquier tipo de decisión», afirmó el hombre, mostrando con orgullo las fotos de su trabajo en su teléfono móvil.