Las autoridades de toda China adoptan estrictas medidas mediante las cuales prohíben que los miembros del Partido tengan cualquier tipo de afiliación con la religión o las tradicionales prácticas espirituales chinas.
por Hu Ke
En mayo del año pasado, en Anshan, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia nororiental de Liaoning, los miembros del Partido Comunista Chino (PCCh) recibieron «diez prohibiciones relacionadas con las creencias religiosas». Las mismas no solo impiden que los miembros del Partido posean creencias religiosas, sino que también proporcionan estrictas pautas para su vida cotidiana. Por ejemplo, se les prohíbe usar o exhibir cualquier cosa que posea símbolos religiosos en sus hogares y en el trabajo o ingresar a lugares de culto con fines no laborales, incluso durante sus viajes relacionados con el trabajo y vacaciones o cuando visitan sitios históricos o escénicos. También tienen prohibido reunirse con personal religioso sin permiso.
La persecución de los miembros religiosos del PCCh se intensificó a lo largo de todo el país luego de que, en agosto de 2018, las autoridades del Partido incorporaran prohibiciones sobre la práctica de la fe en los recientemente revisados Reglamentos disciplinarios del Partido Comunista Chino.
«Estos rigurosos reglamentos exigen que los miembros del PCCh rompan con las religiones y conserven ideologías puras», explicó un infiltrado en el Gobierno.
Las restricciones para los miembros del Partido en la Región Autónoma del Tíbet son aún más estrictas. El Departamento de Organización (la división de recursos humanos del PCCh) de Chamdo, la tercera ciudad más grande de la región, emitió «dieciséis restricciones» también el pasado mes de mayo. Según ellas, los miembros del Partido tienen prohibido tener creencias religiosas y asistir a actividades religiosas. También se les prohíbe «mantener conversaciones privadas y difundir intencionalmente opiniones personales» sobre políticas étnicas y religiosas y temas relacionados. Compartir «comentarios sensibles» sobre creencias religiosas en las redes sociales también está prohibido.
Los miembros del Partido no pueden «renunciar a apostar, fumar, beber, matar y comer carne y pescado en nombre de deidades ni de Buda». Si se oponen a los planes del Gobierno de construir instalaciones públicas en montañas, lagos y otras áreas budistas sagradas serán castigados. El PCCh define dichos actos como «utilizar la religión como pretexto para interferir en los proyectos sociales públicos».
Los miembros del PCCh también están obligados a informarle al Gobierno sobre cualquier familiar que forme parte del clero y viva en el extranjero al que le envíen dinero.
Estas restricciones son ampliamente utilizadas para castigar a los miembros del PCCh o a sus familias por tener creencias religiosas y practicar su fe. Incluso por algo que sucedió hace años.
En octubre del año pasado, en una de las aldeas de Liaoning, una miembro del Partido fue castigada repetidas veces a causa de su fe. Funcionarios del Gobierno del poblado que administra la aldea no solo le exigieron que escribiera una declaración de autocrítica y quitara las imágenes religiosas de su hogar, sino que también amenazaron con clausurar la iglesia estatal a la que pertenecía. Además de eso, obtuvieron la lista de personas de fe en la aldea y eliminaron los símbolos religiosos de sus hogares.
Ese mismo mes, un miembro del PCCh procedente de la ciudad de Liaocheng de la provincia oriental de Shandong fue denunciado ante las autoridades por haber practicado feng shui —una tradicional práctica espiritual china que utiliza las fuerzas de la energía para armonizar a las personas con su entorno circundante— hace cuatro años. El comité del Partido en su lugar de trabajo lo investigó y lo degradó.
Un miembro del Partido procedente de Liaocheng se quejó ante Bitter Winter de que la situación había cambiado drásticamente: las prácticas de feng shui nunca antes habían atraído la atención del Gobierno, pero su persecución ahora es «una cuestión de principios». «De ahora en adelante, cualquier acción casual o comentario puede ser sancionado», añadió el hombre.
Según un miembro del PCCh procedente de la ciudad de Kaifeng, en la provincia central de Henán, en septiembre pasado, seis funcionarios de su aldea fueron obligados a escribir declaraciones de autocrítica porque habían sido descubiertos donando dinero para construir un templo. Otro miembro del Partido tuvo que escribir una declaración similar porque su hijo es budista y tenía banderas budistas en su hogar.