A fin de promover la política de «sinización» religiosa del PCCh, se ponen en marcha campañas represivas tendientes a confiscar los materiales relacionados con la fe que no estén aprobados por el Estado.
por Wang Anyang
En el mes de abril, la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos de una localidad de la provincia nororiental de Liaoning emitió un documento en el que exigía investigar de qué manera se publican y venden las publicaciones religiosas «ilegales», es decir, no aprobadas por el Estado. El edicto prevé un castigo para los editores que se comprometan a imprimir dichos materiales y formas de bloquear el ingreso de publicaciones religiosas y productos impresos procedentes del extranjero. El mismo también exige frenar la venta y difusión de textos religiosos para jóvenes y niños.
Los materiales impresos existentes en lugares donde se llevan a cabo actividades religiosas reciben una particular atención. Todas las publicaciones no aprobadas por el Estado, entre las que se incluyen, la Biblia y el Corán, deberán ser inmediatamente confiscadas luego de que se hayan llevado a cabo las investigaciones pertinentes. El documento estipula que los lugares religiosos no pueden almacenar ni distribuir calendarios religiosos, libros, productos audiovisuales e incluso, publicaciones y periódicos internos. El decreto establece que las confiscaciones deben llevarse a cabo «organizando investigaciones de tipo red en cada rincón» y «manteniendo la seguridad ideológica».
Un infiltrado en el Gobierno local le explicó a Bitter Winter que la nueva orden había sido emitida para complementar los «cuatro requisitos» —una campaña nacional puesta en marcha en el año 2018 para promover la «sinización» religiosa—, los cuales se enfocan principalmente en los aspectos nacionalistas, socialistas y culturales, pero omiten los materiales religiosos. Debido a ello, el Gobierno está intensificando los esfuerzos para eliminar todas las publicaciones no aprobadas, y así acelerar la «sinización».
Desde el año pasado, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado confiscando publicaciones religiosas no aprobadas, entre las que se incluyen himnarios populares y materiales impresos en el extranjero, bajo el estandarte de la campaña nacional tendiente a «erradicar la pornografía y las publicaciones ilegales«.
En octubre del año pasado, cuatro funcionarios de la Agencia de Radiodifusión Cultural del condado de Hukou de la ciudad de Jiujiang, en la provincia suroriental de Jiangxi, fueron a inspeccionar una iglesia de las Tres Autonomías local y confiscaron biblias, himnarios, manuales de evangelización y otros libros religiosos porque «no habían sido producidos por editores aprobados».
«El Estado controla todas las iglesias de las Tres Autonomías y no podemos hacer nada al respecto», afirmó con impotencia un predicador de la iglesia. «El Partido Comunista no permite las creencias religiosas y nos persigue por temor a que no sigamos su ideología».
A principios de junio de 2018, más de 30 funcionarios de la División de Seguridad Nacional, de la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos y de otras instituciones gubernamentales locales allanaron la fraternidad «Hogar de Cristo» situada en la Universidad de Shantou emplazada en la provincia sureña de Cantón. Los mismos confiscaron más de 5000 libros, entre los que se incluían 200 biblias, por valor de más de cien mil yuanes, e interrogaron al director de la fraternidad.
Según un miembro de la fraternidad, el «Hogar de Cristo» había contratado a un abogado para que intentara negociar con el Gobierno para recuperar los libros. En respuesta, las autoridades les dijeron que las publicaciones eran ilegales y que serían incineradas si la fraternidad insistía en recuperarlas.
Desde hace mucho tiempo, el PCCh ha estado imponiendo prohibiciones a los libros religiosos procedentes del extranjero. En noviembre del año pasado, la policía local convocó a un presbítero de una iglesia doméstica procedente de la provincia central de Henán porque dos años atrás había comprado un libro religioso publicado por A Kernel of Wheat Christian Ministries de Estados Unidos. La policía confiscó dicho libro, advirtiendo que, en China, era ilegal comprar libros espirituales procedentes del extranjero.
«Se trata de una cuestión ideológica», cree el presbítero. “Las investigaciones ahora están dirigidas a todos los libros religiosos publicados sin permiso del Gobierno. El mismo ha prohibido la venta de biblias que no aprueba y planea publicar su propia versión basada en el socialismo chino. Esto está alterando la teología cristiana de manera encubierta”.
En noviembre del año pasado, el Gobierno del distrito de Baqiao de Xi’an, la capital de la provincia noroccidental de Shaanxi, confiscó más de 100 libros budistas del Templo del Loto por considerarlos «publicaciones ilegales». Un budista local afirmó que los libros, donados por budistas laicos, habían sido publicados en Hong Kong, Taiwán, Tailandia y otros países.
«Es fácil hacer leña del árbol caído», el budista utilizó un refrán para describir las políticas religiosas del PCCh. «El pueblo chino nunca podrá ganar una discusión con el Gobierno ni modificar sus políticas».