Las directrices recientemente emitidas en China exigen intensificar las medidas represivas contra la «infiltración religiosa extranjera», centrándose principalmente en los lugares de culto afiliados a Estados Unidos.
por Wang Anyang
En el mes de abril, la Agencia de Educación de una localidad situada en el noreste de China puso en marcha una campaña especial de represión tendiente a reprimir la «infiltración religiosa extranjera» en las instituciones educativas. En medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la campaña está explícitamente dirigida a los grupos religiosos con sede en EE. UU. activos en la zona, tales como la Misión Bautista del Sur de Estados Unidos y otras organizaciones.
De acuerdo con un plan emitido por la Agencia, la campaña tiene como objetivo implementar las «importantes instrucciones del presidente Xi Jinping de no permitir la infiltración en el país a través de la religión, no permitir que fuerzas religiosas extranjeras desarrollen un sistema en el país, ni permitir la formación de fuerzas contra el Partido y el Gobierno en los campos religiosos».
El documento subraya repetidamente la amenaza impuesta por las religiones contra el régimen del Partido Comunista Chino (PCCh). Exige mejorar las capacidades para controlar la religión, «consolidar los fundamentos del Gobierno del PCCh», mejorar la conciencia de los docentes y estudiantes en lo que respecta a la oposición a las religiones y al mantenimiento de la unidad nacional y la estabilidad social, asegurar su estabilidad ideológica y «consolidar la posición socialista de los establecimientos educativos». Las instituciones educativas recibieron instrucciones de llevar a cabo una amplia propaganda antirreligiosa tridimensional mediante transmisiones en los establecimientos educativos, paneles de visualización LED y redes sociales, tales como las plataformas WeChat y QQ.
Poco después de que se emitiera la orden, se llevaron a cabo investigaciones para conocer el estado religioso de docentes y estudiantes.
Bitter Winter también obtuvo otros documentos confidenciales en los que se exigía la implementación de medidas represivas contra iglesias relacionadas con el extranjero, emitidos en otras provincias también en el mes de abril. Estos documentos enumeran como objetivos clave a las iglesias estadounidenses y surcoreanas activas en China, tales como la Iglesia de Bethel y la Iglesia Presbiteriana Reformada. Algunos decretos mencionan la necesidad de emplear a los agentes de inteligencia chinos en el extranjero para obtener información relevante sobre dichas iglesias.
Las organizaciones no religiosas extranjeras también son especificadas como objetivos de la represión. Uno de los documentos exige vigilar a los docentes extranjeros y fortalecer la supervisión y gestión de los estudiantes extranjeros. El mismo exige intensificar las investigaciones sobre organizaciones relacionadas con el extranjero, intercambio académico y otras actividades relacionadas y, al mismo tiempo, intensificar las campañas represivas especiales contra las organizaciones cristianas no gubernamentales. Los lugares de actividad cristiana administrados por el Estado también deben ser investigados para determinar si utilizan fondos u otros recursos provenientes del extranjero.
«Luego del brote de coronavirus, las relaciones de China con el mundo occidental se deterioraron aún más, dando como resultado la implementación de medidas represivas más severas contra el cristianismo existente en el país», afirmó un miembro de una iglesia doméstica mientras comentaba la situación de los grupos cristianos en China. «Para el PCCh, la aceptación de las ideas occidentales significa una amenaza para su régimen».
En el mes de marzo, el Comité del PCCh de la provincia nororiental de Liaoning convocó una conferencia para hablar sobre el «mantenimiento de la estabilidad religiosa» —una de las tareas prioritarias para el año 2020— la cual debe ser llevada a cabo «desde el punto de vista de la seguridad política».