Bajo el régimen del PCCh, cualquier forma de religión se encuentra prohibida; incluso el culto a los antepasados o a los antiguos sabios.
por Lin Yijiang
Las salas ancestrales, una parte integral de las religiones populares de China y estrechamente relacionadas con la filosofía confuciana de la piedad filial, han sido utilizadas a través de generaciones para celebrar reuniones en honor a los antepasados de los clanes familiares. Los familiares se reúnen allí para recordar, rendir culto y ofrecer sacrificios, o para celebrar bodas y funerales.
Cada primavera, innumerables visitantes llegaban a la aldea de Taohua, situada en el condado de Shicheng de Ganzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Jiangxi, para ver los capullos en flor, literalmente traducidos como flores de melocotón. En el año 2017, los aldeanos gastaron más de un millón de yuanes (alrededor de 140 000 dólares) en la construcción de una sala ancestral para el clan Luo, la cual fue demolida menos de tres años después.
A las 3 de la madrugada del 1 de mayo, más de 1300 oficiales de policía en decenas de vehículos fueron enviados a la aldea de Taohua. Los mismos acordonaron dos carreteras que conducían a la sala, impidiendo así que alguien pudiera acercarse para evitar las demoliciones, y bloquearon las señales de comunicación en la aldea. En unas pocas horas, el edificio fue arrasado hasta los cimientos.
«El Gobierno bloqueó nuestros teléfonos por temor a que hiciéramos público su malvado accionar», comentó un residente de la aldea enfadado. El mismo añadió que, tres días antes de la demolición, estacionaron un automóvil policial en medio de la carretera que conducía a la aldea, y más de una docena de oficiales se encargaron de interrogar a todos los que ingresaban a la misma.
Una gran cantidad de salas ancestrales emplazadas en otras regiones han sido convertidas en bases de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh). El año pasado, la sala perteneciente al clan Cai emplazada en el distrito de Yinzhou de la ciudad de Ningbo, en la provincia oriental de Zhejiang, construida en el año 1588, fue convertida en un centro de propaganda, a pesar de su importancia histórica. La misma fue la primera sala ancestral de la provincia que permitió el ingreso de mujeres —un ejemplo de puntos de vista relativamente progresistas sobre el género por parte de algunos sabios en medio de la percepción feudal de las mujeres en dicha época—. La antigua sala ahora se encuentra colmada de carteles propagandísticos con la imagen del presidente Xi Jinping. Una exposición muestra una mochila escolar militar con una imagen de Mao Zedong y otros artículos similares, mientras que la tablilla ancestral —la característica central de estas salas— desapareció sin dejar rastro.
Una persona que trabaja en la sala le dijo a Bitter Winter que, durante cada día festivo, los estudiantes acuden a la misma para visitarla, estudiar y ver películas. «El centro tiene como objetivo hacer que los niños recuerden la historia revolucionaria del Partido Comunista desde una edad temprana y cultiven pensamientos de amor hacia el Partido», añadió el trabajador.
Una sala ancestral emplazada en Yantai, una ciudad costera a nivel de prefectura de la provincia oriental de Shandong, ha sido convertida en un centro de propaganda para promover el pensamiento de Xi Jinping. «El Gobierno exigió convertir la sala ancestral en un centro de exhibición para promover al Partido Comunista, de lo contrario, la misma sería clausurada», explicó una persona que vive cerca de la sala. «Este solía ser un lugar para recordar a los ancestros, pero el Gobierno les ordenó a los miembros del Partido de las aldeas e instituciones aledañas que estudiaran allí. Esto se hace para controlar el pensamiento del pueblo».