Más de doscientos niños musulmanes uigures, de siete a diecisiete años, terminaron en el sistema de bienestar social de la ciudad de Bole, en Sinkiang, debido a que sus padres y parientes fueron arrestados y enviados a los llamados «campos de reeducación». Treinta maestros son responsables del cuidado de los niños.
Según una fuente interna, todos los niños pertenecen a la minoría étnica uigur de Bole, cuyos familiares han sido musulmanes durante generaciones. Sus padres, abuelos, tías y tíos han sido detenidos por el gobierno del Partido Comunista de China (PCCh); algunos han recibido sentencias de cinco años o más, y otros han sido enviados a centros de reeducación y conversión para ser sometidos a un adoctrinamiento intensivo forzoso.
«Hay muchos más niños como estos, pero el centro de bienestar no tiene espacio para ellos. No pueden ocuparse de más», según la fuente interna, «los niños sufren inestabilidad emocional y algunos muestran tendencias inquietantes, como tratar de tragar huesos de pescado o beber detergente para suicidarse. Algunos niños han preguntado si la institución de asistencia social era una prisión. Este centro de bienestar fue construido en marzo, y de inmediato los niños comenzaron a ser enviados allí.”
El gobierno del PCCh ha estado llevando a cabo la devastadora persecución étnica y religiosa en Sinkiang y otras regiones con el objetivo de «sinicizar» las religiones: adaptarlas a las necesidades socialistas. Según algunas estimaciones, alrededor de un millón de musulmanes han sido arrestados o enviados a campos. Los expertos consideran a los campos de reeducación de Sinkiang como una gran violación de los derechos humanos que causa preocupaciones crecientes.
Información de Li Zaili