La historia de un sacerdote alemán que se volvió una figura clave en las misiones católicas a Shandong antes de ser asesinado en 1945.
por Johannes Fleckner and Helmut Moll
La formación de un misionero
Friedrich Hüttermann nació el 30 de marzo de 1888. Fue hijo de un operador de torno que se retiró prematuramente del Gute-Hoffnungs-Hütte en Sterkrade cerca de Oberhausen (Renania). Ya cuando era monaguillo había expresado la voluntad de convertirse en sacerdote. En 1902 fue a la casa de los Misioneros del Verbo Divino (verbitas) en Steyl, Países Bajos, aprobó en 1907 su “Hausabitur” (el examen ordinario del instituto religioso) y se mudó al noviciado de San Gabriel en Mödling, cerca de Viena, donde comenzó su formación el 12 de septiembre de 1910. Después del noviciado comenzó a estudiar filosofía y teología en el mismo instituto. El 28 de septiembre de 1913 fue ordenado sacerdote. Después de un último año de estudios, decidió convertirse en misionero en la lejana China.
El estallido de la Primera Guerra Mundial impidió que se mudara a Asia. Al haber recibido formación como paramédico, en 1915 Hüttermann sirvió primero como capellán de un hospital militar para los granaderos y, luego, como capellán de campo. Era alto, delgado y con una gran disposición para servir. Recibió la Cruz de Hierro por sus logros durante la guerra. En 1919 aprobó el examen estatal conocido como “Abitur”. Posteriormente, se convirtió en asistente de los padres Karl Friedrich en Steyl y Alois Kaufhold, ambos, maestros de novicios, en Sankt Augustin en la Renania durante dos años. Contrario a todos sus deseos, tuvo que estudiar teología católica en la Universidad Friedrich-Wilhelms de Bonn de 1921 a 1925. Durante esta época, terminó su tesis “Untersuchungen zur Geschichte der altlateinischen Evangeliumsübersetzung (der br-Text des Jo.)” [“Investigaciones acerca de la historia de la traducción del Evangelio del latín antiguo (el Texto de Juan)”] cuyo enfoque metódico, certeza de propósito y ejecución precisa fueron calificados con el más grande reconocimiento académico, “magna cum laude”. Su solemne promoción se llevó a cabo el 8 de julio de 1925.
Los primeros años en China
A pesar de su formación teológica especial, Hüttermann exhortó a los altos mandos de su orden religiosa a que lo enviaran a China, de acuerdo con su propósito original. Su deseo fue concedido. El 21 de noviembre de 1925 llegó a Tsingtao en el bote “Saarbrücken”. Junto con otros cinco nuevos misioneros tuvo que esperar casi dos meses antes de comenzar el viaje que tenía por delante. A mediados de enero de 1926 llegaron a Yenchowfu, el centro de la Misión del Verbo Divino en la parte sur de Shandong.
Después de una muy breve introducción al idioma, la historia y la cultura de China, el misionero de Steyl y obispo Augustinus Henninghaus (1862-1939), vicario apostólico de Yenchowfu desde 1904, llamó a Hüttermann –como su nuevo misionero con la mejor formación teológica– para que fungiera como orador en dogmática y ciencia bíblica en su seminario. En aquel momento, al seminario de Yenchowfu asistían 24 estudiantes de teología, entre los cuales se encontraban cuatro hermanos chinos que acababan de entrar en la Sociedad del Verbo Divino. Un resultado destacado de estos años tiene que ver con las obras clásicas en las que Hüttermann instruyó a sus estudiantes. Las cartas de San Ignacio de Antioquía († 107), el martirio de las santas Felícitas y Perpetua († 202/203), el protocolo de los mártires escilitanos († 180) y la vida de San Malco († 260) fueron traducidas al chino y fueron competentemente explicadas para beneficio de los lectores chinos.
Sin duda, Hüttermann habría obtenido un excelente conocimiento del idioma chino y habilidades superiores de escritura del mismo con toda su energía inagotable, aunque se distraía de sus cursos ya que también se le solicitaba que impartiera charlas sobre religión y latín en el seminario menor, si no hubieran ocurrido otros eventos. Hüttermann también ayudó a publicar la nueva edición de la gramática china que escribió el padre Theo Mittler y añadió los “tonos” apropiados a la reproducción del sonido de los caracteres chinos. Finalmente, Hüttermann escribió doce reflexiones sobre el viacrucis, cada una con 14 estaciones, que fueron publicadas como apuntes de conferencias por la editorial del seminario de Yenchowfu.
El llamado al liderazgo
Para profundizar sus conocimientos acerca de la obra misionera en una misión más grande y para obtener un mayor conocimiento del entorno de sus estudiantes de teología, Hüttermann pasó el año escolar 1928-1929 en Shanhsia, Zhejiang, como capellán del padre Franz Hoowaarts, mientras no tuvo conferencias que impartir. Su valentía, espíritu de sacrificio y su pronunciado celo por la misión le ganaron la simpatía de todos los misioneros. Cuando el padre Theodor Schu (1892-1965) fue nombrado obispo de Yenchowfu en 1936, los misioneros eligieron a Hüttermann como su sucesor y como su líder regional.
Nombrada en honor al lugar donde se ubicaba la sede central de la orden del Verbo Divino, esta área recibió, simplemente, el nombre de región de Taikiachwang. Incluía las misiones de Yenchowfu, Tsaochowfu y Yangku. Además, los padres y hermanos de la Universidad de Pekín y de la Procuraduría de la Misión en Shanghái estuvieron sujetos a derechos especiales de visita por parte de la administración regional de la Sociedad del Verbo Divino de Taikiachwang. Llegar a conocer la personalidad y las tareas de todos los colaboradores misioneros en un área tan grande y ayudarlos en la mayor medida posible requería mucha consideración, paciencia, empatía y firmeza, aunque la responsabilidad de la evangelización estaba totalmente en las manos de los respectivos obispos.
Guerra y revolución
El periodo de Hüttermann en el cargo resultó ser extremadamente difícil. Medio año después de su elección, los ejércitos invasores japoneses entraron a China y penetraron hasta el sur de Shandong. El terror, las pandillas, la inseguridad y la inflación deprimieron a la apacible población. Muy pronto se habló de que el Ejército Rojo y el Partido Comunista Chino (PCCh) estaban empezando a construir un Estado dentro del Estado aprovechando sus posiciones en erizo.
Cada año, Hüttermann visitaba a cada uno de los misioneros de su jurisdicción. Con los centros misioneros de Yenchowfu, Tsaochowfu y Yangku había alrededor de 43 estaciones y 174 misioneros. Invariablemente, lloviera o tronara, viajaba en bicicleta. El hermano Malaquías o un asistente chino lo acompañaban; en general, Hüttermann nunca viajaba solo, aunque no tenía miedo. A menudo tuvo que soportar vergonzosos interrogatorios, revisiones corporales y acoso. En una ocasión, fue encarcelado con el hermano Malaquías acusado de espionaje. “Moriré como muere un soldado”, decía ocasionalmente.
Hüttermann dedicó gran atención a los retiros comunes, las conferencias pastorales y los debates. Estimuló el celo apostólico y permitió que los problemas del momento se discutieran abiertamente, pero estaba en contra de las opiniones y conductas indisciplinadas, sin importar dónde las observara. De vez en cuando, Hüttermann utilizaba palabras desconsideradas e incluso hirientes y se volvió impopular con ciertas personas con el paso del tiempo.
Sin embargo, Hüttermann merece respeto por el hecho de que, viendo por los intereses de la misión y los misioneros, promovió una sólida disciplina religiosa. El noviciado de los novicios chinos y, desde 1938, también el seminario episcopal, se localizaron en Taikiachwang. Esta casa religiosa fue la primera estación de todos los nuevos misioneros de la misión china de la Sociedad del Verbo Divino. Cuando, por ejemplo, a finales de otoño de 1940 la última clase de 21 miembros se unió a la penúltima clase preexistente, que tenía 32 nuevos misioneros, la población de Taikiachwang estaba compuesta por 65 padres, 16 hermanos y 28 seminaristas. A pesar del considerable número de personas más jóvenes y más viejas viviendo bajo el mismo techo, el orden reinaba. Hüttermann insistía en esto, algunas veces, con severidad.
La época de los mártires
Tuvieron que aceptarse dolorosos sacrificios. El 17 de mayo de 1938, el joven padre Alfons Gärtner (1908-1938) fue asesinado de un tiro y sepultado. El 23 de abril de 1941, los partisanos sospecharon que el padre Joseph Bayerle (1899-1941) era un espía y lo asesinaron. En el verano de 1940, las guerrillas comunistas secuestraron al padre Paul Heyer y al padre Wilhelm Sermon, ambos misioneros, y los liberaron solo después de varias semanas agotadoras. Heinrich Werner corrió la misma suerte. Finalmente, en marzo de 1943, los japoneses internaron al padre holandés Johann van Schie en el campamento de Weihsien (Shandong Oriental). Aunque el país estaba cada vez más turbulento y los caminos eran menos seguros, Hüttermann se resistió al desánimo y la retirada táctica. En su gaceta oficial, buscó alentar y presentar las dificultades abiertamente.
Después de la caída de las fuerzas alemanas en la Segunda Guerra Mundial en mayo de 1945, los partidarios comunistas trataron de intimidar y extorsionar al misionero alemán y a los superiores religiosos supuestamente para confiscar su “arsenal”. Desafortunadamente, dos o tres días después de la rendición alemana el 8 de mayo de 1945, una división japonesa del poblado comercial cercano de Tsining llegó a la sede central del Verbo Divino de Taikiachwang y comenzó a inventariar todas sus pertenencias, departamentos, escuelas y establos por varias horas. Esto se supo de inmediato y los partisanos decidieron anticiparse a los japoneses.
El 16 de mayo de 1945, ya entrada la noche, partisanos del PCCh abrieron fuego de una forma salvaje e invadieron la casa de la comunidad en Taikiachwang. También invadieron el convento cercano de las hermanas misioneras. De repente, la enorme campana sonó en el patio que estaba frente a la iglesia durante el agitado apresuramiento y saqueo, acompañado por el espantoso mugido de las vacas que estaban siendo llevadas. Fue Hüttermann quien había hecho sonar la alarma. Esto fue seguido por gritos tormentosos y un intercambio violento de palabras. Se emitieron dos disparos y Hüttermann cayó muerto. “Cuando oramos frente a su cadáver, el reloj de la torre marcó la medianoche”, reporta la crónica. Hüttermann fue asesinado el 17 de mayo de 1945 de acuerdo con el padre redentorista Eusebius Arnaiz y el misionero italiano en China Giancarlo Politi, una afirmación que está confirmada en la “Bibliotheca Missionum”.
Para una bibliografía, véase la versión en alemán de este artículo.