Los musulmanes en China han sufrido ataques devastadores desde que el Partido Comunista de China (PCCh) intensificó su acción contra las libertades religiosas: los creyentes son encarcelados y las mezquitas son destruidas. En Bitter Winter ya se ha informado sobre los campamentos para musulmanes uigures, la supresión de la identidad cultural mediante la eliminación de signos musulmanes de lugares públicos y las prácticas de erradicación de la religión a través de ceremonias de juramento de lealtad en las escuelas. El objetivo de la purga religiosa al estilo de la practicada en la Revolución Cultural es el de materializar la aspiración del presidente Xi Jinping: la “sinización” las religiones, es decir, la integración de todas las denominaciones y grupos religiosos en el sistema del Partido para que sigan sus órdenes y directrices.
Uno de nuestros periodistas visitó hace poco el distrito de Yizhou en la ciudad de Hami, Sinkiang, y observó numerosas mezquitas destruidas. Un funcionario del Departamento de Trabajo del Frente Unido local le informó que en la región había más de 800 mezquitas, de las cuales unas 200 fueron demolidas en 2017 y se prevé que más de 500 sean demolidas en 2018. “En dos años, los musulmanes deberán jurar lealtad al Partido Comunista. Todos los creyentes de China tendrán que abandonar su fe y solo podrán creer en el Partido, tomar el camino del Partido”, explicó el funcionario.
Información de Li Zaili