El PCCh continúa implementando su campaña tendiente a destruir las estatuas budistas situadas al aire libre a lo largo de China, alegando innumerables razones falsas para demolerlas u ocultarlas.
por Lin Yijiang
Bodhisattvas en cautiverio
En las afueras del Templo de Baimiaozi emplazado en el poblado de Qingyi, bajo la jurisdicción de la ciudad de Mianyang, en la provincia suroccidental de Sichuan, hay una estatua de Kwan Yin de las mil manos de aproximadamente 10 metros de altura. En el mes de julio, el Gobierno local le ordenó a la persona encargada del templo que ocultara la estatua porque «era una monstruosidad debido a su altura», amenazando con demolerla si no acataba las órdenes. El trabajo terminó costándole al templo más de 120 000 yuanes (alrededor de 17 000 dólares).
En el mes de agosto, en la provincia suroriental de Jiangxi, una estatua de Kwan Yin de 12 metros de altura, situada en las afueras del Templo de Yunfeng emplazado en la ciudad de Pingxiang, fue encerrada en un pabellón especialmente construido para tal fin por orden del equipo de inspección provincial. El costo de la construcción del pabellón fue más alto que el de la propia estatua: más de 700 000 yuanes (alrededor de 98 000 dólares).
508 estatuas de arhats fueron destrozadas en pedazos
En el mes de noviembre se ordenó la demolición de 508 estatuas de arhats que se hallaban situadas en el Área Escénica del Reino Budista de Longshan, en la ciudad de Dongyang de la provincia oriental de Zhejiang. Creadas e instaladas gracias a la financiación de un donante individual, las estatuas fueron convertidas en escombros debido a que las autoridades decidieron que «no tenían ningún significado educativo»; siendo la misma una nueva adición a la extensa lista de ridículas razones que el Gobierno chino utiliza durante su guerra contra íconos budistas situados al aire libre, además de «obstruir la visión de los pilotos» o «ser demasiado altos«.
Una fuente reveló que durante la demolición, la cual duró una semana, el lugar escénico fue acordonado con cinta por orden de funcionarios locales, prohibiendo así el ingreso de visitantes al lugar.
Video: Más de 500 estatuas de arhats han sido destruidas por no tener «significado educativo».
Un antiguo templo pierde más de 50 estatuas
Durante el mes de mayo, en la ciudad de Xinzhou de la provincia norteña de Shanxi, funcionarios del Gobierno local ordenaron demoler más de 50 estatuas que rodeaban un templo budista construido durante la dinastía Tang (618-907), tras alegar que «el Estado no permite la existencia de estatuas budistas situadas al aire libre”.
Según una fuente interna, los íconos no medían más de 5 metros de altura, y la mayor parte de los mismos estaban encerrados en pabellones, por lo que técnicamente, no podían ser considerados estatuas al aire libre. No obstante, la orden debió cumplirse ya que los funcionarios locales temían ser reprendidos por sus superiores o incluso perder sus puestos.
Varias estatuas de Kwan Yin fueron eliminadas
A principios de junio, en la ciudad de Datong de Shanxi, la persona a cargo de un templo budista fue presionada por funcionarios locales para que destruyera una estatua de Kwan Yin, de 13 metros de altura, que se encontraba situada junto al lugar de culto, o de lo contrario, todo el templo sería destruido.
En el mes de agosto, una estatua budista de menos de 10 metros de altura que se encontraba situada en las afueras del Templo de Fuquan, emplazado en la ciudad de Wuan, en la provincia norteña de Hebei, fue demolida por la fuerza luego de que el funcionario local a cargo fuera amenazado con ser despedido si la estatua no era destruida.
“Fui atormentado hasta el borde del colapso mental durante esos días. Al no tener otra opción, tuve que obedecer al Partido y demoler la estatua”, afirmó con impotencia el funcionario.
En el mes de agosto, Bitter Winter informó sobre la estatua de Kwan Yin situada en el Templo de Puzhao del condado de Shan, en la provincia oriental de Shandong, que tuvo que ser cubierta para no ser demolida. No obstante, un mes después, el ícono desapareció luego de que el Gobierno local enviara una grúa para derribarlo.
“Nadie pudo detener la demolición. Había una gran cantidad de funcionarios, incluso algunos pertenecientes a la Agencia de Asuntos Religiosos del condado, además de oficiales de policía. El que intentara razonar con ellos corría el riesgo de ser arrestado”, recordó con ira un budista de aproximadamente ochenta años.