Las autoridades chinas reprimen todo lo que esté relacionado con la religión, incluidos los lugares pertenecientes a las religiones autóctonas, los cuales durante años han sido una parte integral de la vida en las zonas rurales.
por Huang Tianyi
Los templos pertenecientes a la religión popular esparcidos a lo largo de las zonas rurales de China también son severamente reprimidos en medio de la campaña del Gobierno tendiente a clausurar y demoler los lugares de culto. La provincia suroccidental de Sichuan no es una excepción. Desde el pasado mes de octubre hasta mayo de este año, al menos 160 lugares pertenecientes a la religión popular fueron arrasados hasta los cimientos o clausurados en las ciudades de Suining, Mianyang, Nanchong y Meishan de Sichuan. La mitad de ellos fueron destruidos en medio del brote de coronavirus.
La mayoría de los templos reprimidos se encontraban emplazados en la ciudad de Suining, al este de Sichuan, siendo los mismos 116. El 30 de mayo, trabajadores contratados por el Gobierno destrozaron todas las estatuas existentes en el Templo de Jinhai emplazado en el poblado de Dayu, administrado por Suining. El templo fue arrasado hasta los cimientos al día siguiente. Un trabajador que participó en la demolición le dijo a Bitter Winter que no quería demoler el templo, pero que “las órdenes de implementar la política nacional provenían del Gobierno provincial” y no pudo hacer nada al respecto.
El Templo de la Montaña de Qinglong, el cual se encontraba emplazado en Dayu, fue demolido el 28 de mayo. Un residente del poblado relató que el director del templo fue convocado al comité de la aldea ese día, mientras se enviaban trabajadores para que arrasaran el templo hasta los cimientos. Todas las estatuas de deidades existentes en el lugar ya habían sido demolidas, las primeras el 17 de enero, y entre las mismas se encontraba una estatua de “Kwan Yin de las mil manos” de 6 metros de altura.
“Algunos trabajadores ataron una cuerda a la cabeza de la estatua y la derribaron, mientras que otros la golpeaban con martillos de hierro”, recordó otro residente de la aldea. «Los cuatro la destrozaron por completo en muy poco tiempo». El mismo añadió que el 2 de enero se destruyeron 24 estatuas existentes en un lugar taoísta emplazado en el poblado.
El 3 de mayo, el Gobierno del poblado de Heshan en Chengdu, la capital de Sichuan, ordenó demoler dos templos pertenecientes a la religión popular alegando que «su construcción era ilegal». Dado que los lugares no habían sido notificados antes de la demolición, todas sus pertenencias quedaron enterradas bajo las ruinas, y más de 50 estatuas que se encontraban situadas en su interior no pudieron ser preservadas.
Durante la segunda mitad del año pasado, funcionarios gubernamentales, acompañados por 12 agentes de policía, llevaron una excavadora para demoler el templo de Kwan Yin emplazado en el poblado de Guandi de Mianyang. La directora del lugar no había sido informada de antemano, por lo que, al enterarse, se dirigió presurosamente al lugar e intentó detener la demolición. Los agentes de policía amenazaron con matarla con porras eléctricas si intervenía. Según un testigo ocular, mientras observaba cómo el templo era arrasado hasta los cimientos, la anciana perdió el conocimiento durante aproximadamente 20 minutos. Estos actos violentos del Gobierno son especialmente duros para los administradores de los templos demolidos, ya que los mismos pasan la mayor parte de sus vidas construyéndolos y protegiéndolos.
El 26 de noviembre, aproximadamente 200 agentes de policía y numerosos funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos se presentaron en la Sala del Emperador de Jade emplazada en el distrito de Dongpo de Meishan. Los mismos bloquearon las carreteras que conducían al lugar y en solo tres horas volaron el templo con todas sus estatuas adentro.
“Están ocurriendo tantos desastres porque el Gobierno ha demolido una gran cantidad de templos y ha ofendido a los cielos”, comentó un budista laico local.