Los funcionarios locales son presionados para que repriman a las religiones, y se los amenaza con ser expulsados del PCCh y despedidos de sus cargos públicos si desobedecen.
por Lu An
El 9 de mayo, seis instituciones gubernamentales unieron fuerzas para demoler el templo de Chezhou, un templo perteneciente a la religión popular situado en la intersección de la ciudad de Qianshan y el condado de Huaining, ambos administrados por Anqing, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Anhui.
Más de 100 personas se presentaron en el templo esa tarde. Oficiales de policía sosteniendo bastones eléctricos bloquearon todas las intersecciones que conducían al templo para evitar que alguien se acercara al mismo. El templo, el cual había sido construido a un costo de más de 1,5 millones de yuanes (alrededor de 214 000 dólares), fue arrasado hasta los cimientos en menos de dos horas.
Según un infiltrado, el Gobierno provincial había emitido un decreto en el que le exigía al municipio de Qianshan que demoliera el templo antes del 10 de mayo, de lo contrario, su alcalde y otros funcionarios gubernamentales y cuadros del Partido Comunista Chino (PCCh) serían despedidos.
Los lugares pertenecientes a la religión popular están siendo severamente reprimidos en todo el país. Desde abril hasta principios de junio, al menos 100 lugares fueron reprimidos en las provincias de Hebei, Henán y Zhejiang.
En el mes de febrero, el Gobierno del condado de Zanhuang, bajo la jurisdicción de la ciudad de Shijiazhuang de Hebei, envió a más de 40 oficiales de policía para que demolieran por la fuerza el templo de Chanlü, situado en un área escénica local, para dar paso a la construcción de una zona ecológica.
Un residente le dijo a Bitter Winter que miembros del personal gubernamental irrumpieron en el templo el día de la demolición y destrozaron todas las cosas que se encontraban en su interior, mientras la policía vigilaba el lugar.
Según otra fuente local, los miembros de más de 100 hogares de la aldea, además de los que no estaban en sus casas en ese momento, se dirigieron al templo para detener la demolición. Se arrodillaron frente a los funcionarios y les suplicaron que no destruyeran el templo. Uno de ellos les gritó a los residentes que si no destruía el templo iba a ser despedido. «¡Quién se atreve a desafiar las órdenes de los superiores!» añadió.
«El PCCh demuele los templos por temor a que las religiones se desarrollen rápidamente y que los creyentes unidos puedan amenazar su poder político», le dijo un budista local a Bitter Winter. «Su objetivo es controlar las religiones. Incluso los templos registrados que poseen toda la documentación adecuada están destinados a ser demolidos».
En el mes de mayo, el Gobierno de Guqiao, un poblado administrado por la ciudad a nivel de condado de Changge, en la provincia central de Henán, emitió un aviso en el que exigía que todos los comités de las aldeas demolieran los templos. El edicto también amenazaba con suspender los salarios de los funcionarios de la aldea y los miembros del Partido durante un año si desobedecían. Siguiendo la orden, los templos emplazados en Gangli y en otras tres aldeas bajo la jurisdicción de la ciudad fueron demolidos de manera sucesiva.
El 22 de marzo, el Gobierno del condado de Wei en la ciudad de Xingtai de Hebei emitió un aviso dirigido a los comités del PCCh de todos los poblados y municipios, ordenando tomar todos los lugares pertenecientes a la religión popular bajo su control. Todos los viernes, los comités deben presentar informes sobre cuántos templos han sido destruidos. Con la esperanza de preservar sus puestos, los funcionarios pusieron en marcha campañas de demolición.