El culto a la personalidad de Xi Jinping está alcanzando cotas inigualables, ya que sus retratos sustituyen a los símbolos religiosos no solo en los lugares de culto sino también en los hogares de los creyentes.
por Wang Yong
En su esfuerzo por erradicar las religiones, el régimen totalitario de China demuele de manera implacable lugares de culto y convierte templos, mezquitas e iglesias en centros administrados por el Gobierno, donde los símbolos religiosos son reemplazados con retratos del presidente del país y materiales de propaganda.
Mientras pierden sus lugares de culto, a los religiosos no se les permite practicar su fe ni siquiera en la privacidad de sus hogares: los oficiales allanan sus residencias para eliminar cruces e imágenes de santos y deidades, ordenando su sustitución por la única divinidad a la que se puede adorar en China: el Presidente Xi Jinping.
Además, las personas son amenazadas con la revocación de sus subsidios gubernamentales si las órdenes no son implementadas. Inicialmente introducido como un medio para ayudar a los desfavorecidos a mantener un ingreso anual básico, el Partido Comunista Chino (PCCh) ahora utiliza el subsidio de subsistencia para hogares empobrecidos como una herramienta para obligar a los creyentes a renunciar a su fe. Las personas se encuentran en una situación sumamente difícil: continuar practicando su religión o perder la única fuente de ingresos para mantener su sustento.
«Recibimos órdenes de los altos mandos de eliminar cruces y dísticos religiosos en los hogares de los creyentes, de lo contrario, les revocaremos su asignación para hogares empobrecidos y otros subsidios», afirmó un funcionario local mientras intimidaba a una creyente de aproximadamente sesenta años en su hogar emplazado en Jiujiang, una ciudad en la provincia suroriental de Jiangxi, en el mes de agosto. La mujer no tuvo más remedio que despojarse de un cartel con una imagen de la cruz.
«Dos días después, el secretario de la aldea se presentó en mi hogar para colgar un retrato de Xi Jinping», recordó la creyente.
Del mismo modo, otra cristiana que reside en el área tuvo que quitar un cartel religioso y reemplazarlo con un retrato de Xi Jinping, pintado al estilo de la era Mao Zedong. El incidente le causó un gran estrés a la mujer de aproximadamente setenta años, y a causa de ello tuvo que ser hospitalizada.
Según una creyente del condado de Hengfeng, administrado por la ciudad de Shangrao, en Jiangxi, en el mes de junio, le pidieron que colgara en su hogar un retrato de Xi Jinping junto a un cartel con la imagen de la cruz. Durante una inspección posterior realizada por funcionarios del Gobierno local, la creyente fue reprendida: “El presidente Xi es lo primero. ¡Quita el cartel de la cruz!”.
De agosto a octubre, funcionarios gubernamentales visitaron numerosos hogares de creyentes emplazados en áreas rurales de la provincia de Jiangxi, fingiendo efectuar inspecciones relacionadas con la campaña nacional de alivio de la pobreza. En su lugar, eliminaron carteles y símbolos religiosos y los sustituyeron con retratos de Xi Jinping.
“Como estás recibiendo el apoyo de Xi Jinping, debes colgar su retrato. Él es el número uno en China. ¡Debes hacer lo que se te ordene!”, afirmaban los funcionarios mientras intimidaban a los creyentes durante las visitas.
“La cruz representa nuestra fe. La misma es un símbolo de salvación y sacrificio”, le dijo sumamente angustiado un cristiano local a Bitter Winter. “Los creyentes somos obligados a colocar retratos de Xi Jinping para reemplazar al Señor, el cual mora en nuestros corazones, con él. No queremos hacerlo, pero no nos atrevemos a desobedecer por temor a que el Gobierno lo descubra y nos metamos en problemas».
Una creyente que depende del subsidio de subsistencia para mantener su sustento afirmó que no había asistido a su iglesia por más de un mes. “El secretario de la aldea nos amenaza con revocar nuestro subsidio de subsistencia si continuamos reuniéndonos, exigiéndonos que acatemos las órdenes del Partido. Esto está sucediendo en todo el condado; numerosos creyentes están experimentando la misma situación que nosotros».