El PCCh está presionando a los objetores de conciencia católicos para que se unan a la Iglesia Patriótica, utilizando las directrices pastorales del Vaticano como excusa.
por Ye Ling
A pesar de que las directrices pastorales del Vaticano del 28 de junio les exigen a las autoridades chinas que respeten a quienes se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC), el Partido Comunista Chino (PCCh) continúa afirmando erróneamente que la Santa Sede les ha pedido a todos los sacerdotes y obispos que se unan a la Iglesia Patriótica.
La Diócesis de Mindong emplazada en la provincia suroriental de Fujian ha estado en el ojo de la tormenta desde que su obispo auxiliar, Mons. Guo Xijin, firmó una solicitud para unirse a la APCC luego de que las autoridades acordaran modificar su texto, pero retiró su firma el 24 de mayo. El obispo Guo ratificó su disposición a unirse a otros objetores de conciencia para oponerse al Gobierno. El PCCh interpretó su accionar como un intento por sabotear su plan de «unidad y armonía».
Represalias contra el obispo Guo
Según un sacerdote de la diócesis que deseaba permanecer en el anonimato, tras retirar su firma de la solicitud de la APCC, las actividades religiosas del obispo Guo fueron restringidas y no se le permitió ejercer su autoridad episcopal. El 29 de junio, el Gobierno asignó personal para vigilar al obispo Guo y a todos los sacerdotes que no habían firmado la solicitud y les prohibió participar en la ceremonia de inauguración de la nueva catedral. El sacerdote explicó que esta medida tenía como objetivo evitar que los objetores de conciencia católicos hicieran comentarios desfavorables al Gobierno que pudieran ser expuestos por los medios de comunicación internacionales.
El sacerdote afirmó que, a mediados de agosto, el Gobierno local convocó al obispo Guo. Las autoridades enfatizaron que las directrices pastorales del Vaticano les permiten a los católicos unirse a la APCC e intentaron obligarlo a firmar la solicitud para volver a unirse a la misma, pero el obispo se negó.
La negativa del obispo Guo enfureció a los funcionarios, quienes amenazaron con catalogarlo como «obispo ilegal», lo que significa que el Gobierno podría castigarlo en cualquier momento.
«No es una decisión fácil firmar o no la solicitud», explicó el sacerdote. “Incluso si la firmara, el Gobierno no confiaría en él y simplemente se aprovecharía de él para obligar a otros sacerdotes a firmar con sus nombres bajo la bandera de ‘unidad y armonía’. Si no la firma, el Gobierno lo reprimirá y lo castigará brutalmente. Numerosos sacerdotes clandestinos han desaparecido silenciosamente sin dejar rastros».
El sacerdote añadió preocupado que la continua negativa del obispo Guo a unirse a la APCC ha ofendido la autoridad e intereses del PCCh. Como consecuencia de ello, el PCCh lo considera una «espina en su costado» que debe ser eliminada. El PCCh definitivamente lo reprimirá y tomará represalias contra él, e «incluso podría hacerlo desaparecer».
Incluso los sacerdotes enfermos y ancianos son reprimidos
Según un feligrés de la diócesis, desde que las directrices pastorales fueran emitidas, las autoridades las han estado utilizando para obligar a los sacerdotes de Mindong a unirse a la APCC, y menos de 20 sacerdotes de los 57 existentes continúan resistiéndose.
A mediados de agosto, funcionarios locales le ordenaron a uno de los sacerdotes que firmara una solicitud, afirmando que obligar a los católicos a unirse a la APCC era una política nacional. Le dijeron que si se negaba, su licencia sería revocada, lo que lo convertiría en un «sacerdote ilegal», y si celebraba misa, sería detenido.
El sacerdote les dijo a los funcionarios que le habían diagnosticado cáncer, mostrando sus registros médicos como prueba. «Soy un hombre moribundo. Todo lo que quiero es tranquilidad. No me obliguen a firmar, déjenme morir pacíficamente», les suplicó el sacerdote a los funcionarios, pero los mismos continuaron intimidándolo para que firmara la solicitud. El sacerdote se negó a hacerlo.
Casi al mismo tiempo, nueve sacerdotes de la diócesis que se negaron a unirse a la APCC le presentaron cartas de renuncia a Vincent Zhan Silu, obispo de la diócesis de Mindong, quien asumió el cargo anteriormente ocupado por Mons. Guo Xijin tras la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China del 2018; el mismo es miembro de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), así como también vicepresidente de la APCC. Ninguna de sus renuncias fue aprobada.
Según uno de los sacerdotes, la razón principal por la cual el Gobierno se niega a aceptar sus dimisiones es que teme que inciten a los creyentes a realizar actividades religiosas clandestinas.
«El Gobierno incluso obligó a algunos ancianos sacerdotes jubilados a firmar», afirmó el sacerdote. «El PCCh tiene como objetivo hacer que todo el clero clandestino acepte el liderazgo y control del Partido».
Los objetores de conciencia se encuentran en una situación desesperada
Las directrices pastorales establecen que la Santa Sede continuará negociando con el PCCh con respecto al registro civil de obispos y sacerdotes. El obispo Guo Xijin comentó que algunos funcionarios del Vaticano son muy expresivos en cuanto a alentar a los sacerdotes chinos a unirse a la APCC, pero han sido muy reservados, e incluso vagos, en cuanto a apoyar a los sacerdotes clandestinos para que mantengan su fe y sus principios, hasta el punto de que los feligreses son incapaces de descifrar sus palabras. Esto ha permitido que el PCCh utilice audazmente el Acuerdo firmado entre el Vaticano y China y las directrices pastorales para presionar a los sacerdotes a unirse a la APCC, colocando a los objetores de conciencia católicos en una posición sumamente difícil.
«Si antes de firmar el acuerdo hubiéramos sido intrépidos y hubiéramos mantenido nuestra fe sin importar cuánto fuéramos coaccionados, la Santa Sede también nos habría apoyado», afirmó el obispo. «Pero ahora, estamos realmente indefensos. Para ser sincero, quien persista sufrirá una mayor represión y persecución por parte del PCCh”. El mismo añadió que, el camino de la persecución aún es muy largo y que los católicos deben utilizarlo para fortalecer su fe.