Las nuevas regulaciones prohíben la venta de libros religiosos, incluida la Biblia, y las Iglesias y los templos son amenazados con la quema de libros religiosos.
por Feng Gang
El nuevo Reglamento Sobre Asuntos Religiosos que entró en vigor en febrero de 2018 está destinado a restringir la difusión de las creencias religiosas desde sus propias fuentes, incluyendo libros, folletos y escrituras. Según el reglamento, las autoridades han designado a la Biblia y a otros clásicos religiosos como «productos religiosos impresos privados» y están tratando de eliminar todas las copias de estos.
Ya en marzo de este año, la Biblia fue eliminada de los estantes de las principales librerías en línea de toda China. Poco después, a las librerías físicas emplazadas a lo largo de China también se les prohibió vender libros religiosos.
Como consecuencia de ello, las Biblias son cada vez más difíciles de hallar. El propietario de una librería emplazada en el distrito de Fangshan, en Pekín, le dijo a nuestro reportero que no se puede hallar una sola copia de la Biblia (la versión de la Unión China) en ninguna librería del distrito. A fines de marzo, el Departamento de Prensa y Publicaciones del distrito le ordenó que retirara todas las copias de la Biblia de su librería. Desde entonces, inspectores han realizado visitas semanales no programadas a su tienda para verificar si sigue vendiendo Biblias en contra de lo que estipula el reglamento.
El empleado de otra librería afirmó con suma impotencia: “Actualmente, está prohibido vender Biblias. Oficiales de policía y funcionarios del Departamento de Cultura vienen frecuentemente a inspeccionarnos. Tenemos miedo de venderlas».
El Gobierno no solo ha prohibido las ventas públicas de libros, sino que también ha intervenido en la distribución de Biblias realizada por las Iglesias. En la actualidad, incluso las Iglesias Protestantes de las Tres Autonomías controladas por el Gobierno no se atreven a entregarles Biblias a los creyentes. El miembro de una Iglesia afirma que funcionarios del Departamento de Asuntos Religiosos y oficiales de policía visitan su iglesia con frecuencia para comprobar si ahí hay Biblias. Todos los libros religiosos, exceptuando los materiales publicados por el Estado, están siendo incautados.
Los canales de distribución también están siendo atacados como parte de las iniciativas implementadas para suprimir las publicaciones religiosas. Las empresas de distribución tienen prohibido entregar libros religiosos. El gerente de una empresa de mensajería le dijo al reportero: “No podemos entregar nada que esté relacionado con la fe religiosa. Si dichos materiales fueran descubiertos serían confiscados, y ambas partes (el comprador y el mensajero) deberían responsabilizarse por dicho accionar”.
La prohibición de vender Biblias sigue el antiguo patrón de persecución del cristianismo implementado por el Partido Comunista Chino (PCCh), al considerarlo una influencia extranjera. Pero en la actualidad, incluso los libros existentes en los templos budistas están siendo declarados ilegales.
El mes pasado, cinco funcionarios, encabezados por el director del Departamento de Asuntos Religiosos de la ciudad de Jiujiang, en la provincia china central de Jiangxi, exigieron que el abad del templo local de Wanfa quemara todos los libros de escrituras budistas del templo. El abad se negó a hacerlo. El director del Departamento de Asuntos Religiosos lo amenazó diciendo: «Si no los quema, nombraremos a otra persona para que dirija el templo. Usted será expulsado». Posteriormente, otro funcionario declaró: «Estas escrituras budistas no son libros legítimos. Deben ser quemados».
Luego, los funcionarios estatales retiraron por la fuerza tres cajas que contenían escrituras budistas, totalizando aproximadamente 170 libros y más de 60 discos compactos budistas. Los materiales fueron colocados en el quemador de incienso situado frente a la sala principal y fueron incinerados.
Posteriormente, el abad afirmó con suma tristeza: «Para nosotros, al ser budistas, estas escrituras y CD son tesoros».
Como Bitter Winter informó anteriormente, a principios de este año, el PCCh propuso lanzar una compilación revisada de la Biblia, como parte de su política de «sinificación». La misma incluiría las escrituras del confucianismo, el budismo y el taoísmo, así como también la implementación de iniciativas tendientes a reflejar los valores fundamentales del socialismo.