El PCCh reescribe la historia para justificar su represión contra la lengua y la cultura tibetanas.
Karma Tenzin
En marzo de 2019, coincidiendo con el 60 aniversario del Levantamiento Nacional del Tíbet, el Gobierno chino publicó el llamado Libro Blanco, un documento de autofelicitación titulado “Reforma democrática en el Tíbet: sesenta años después”. En el documento, el Gobierno chino comparó las condiciones socioeconómicas y políticas del Tíbet independiente y la situación actual bajo el régimen colonial chino.
Los libros blancos publicados por el Partido Comunista Chino (PCCh) tienen como objetivo atraer la atención internacional sobre las «obras de desarrollo» impuestas llevadas a cabo en el Tíbet por el Gobierno chino. Ni un solo país en este mundo hace lo que está haciendo el Gobierno chino, que consiste principalmente en buscar la aprobación de la comunidad internacional para su versión de desarrollo en el Tíbet. ¿Por qué el Gobierno chino constantemente alardea únicamente sobre el desarrollo en el Tíbet, si realmente lo considera como parte de su territorio, similar a cualquier otra región de China? Esto implica vívidamente la inseguridad del Gobierno chino cuando se trata de la cuestión de la legitimidad de su control político sobre el Tíbet ante los ojos del mundo. El último Libro Blanco sobre el Tíbet aborda numerosas cuestiones que buscan legitimar obstinadamente la ocupación china del Tíbet y la subsiguiente opresión llevada a cabo durante los últimos 60 años.
Uno de los capítulos, titulado “Desarrollo sólido en lo que respecta a la educación”, destaca los datos numéricos de las escuelas y los estudiantes en el Tíbet. No obstante, la realidad sobre este tema es bastante diferente de la supuesta propaganda del Gobierno chino sobre el estado de la educación en el Tíbet. Se desalienta la preservación y la promoción del idioma tibetano, y con frecuencia tales iniciativas culturales son criminalizadas sin evidencia al vincularlas con el activismo político.
En abril de 2019, las autoridades chinas detuvieron a un estudiante tibetano luego de que el mismo escribiera un ensayo para su examen de funcionario público en el que lamentaba la disminución del número de oportunidades de empleo para los tibetanos en el Tíbet. Según fuentes, esto se volvió viral en las redes sociales. La Agencia de Educación del Tíbet en China arrestó al estudiante en su escuela.
Sonam, el autor del ensayo, se centró en la disminución de oportunidades de empleo en los sectores gubernamentales para jóvenes graduados tibetanos. El mismo se formó en lengua tibetana (obtuvo una maestría) pero tuvo que escribir el ensayo de los exámenes de la administración pública en chino. Esta es una evidencia concreta de la negación de la libertad de uso del idioma tibetano y de la situación de las oportunidades de empleo para los graduados tibetanos en el marco del sistema educativo chino en el Tíbet.
En el año 2015, el defensor del idioma tibetano, Tashi Wangchuk, fue condenado a 5 años de prisión por hablar en contra de la negación del Gobierno chino de los llamados derechos a la lengua minoritaria (idioma tibetano) en virtud de la Constitución china. Muchos jóvenes tibetanos, entre ellos Wande Khar y Chagmo Kyi, se inmolaron en el Tíbet exigiendo sus derechos de preservar el idioma tibetano.
El último Libro Blanco, al comparar el Tíbet antes y después de la ocupación, no menciona la destrucción de miles de monasterios y otros centros de aprendizaje, que fueron los depositarios de invaluables textos clásicos tibetanos. El Tíbet se encontraba entre las regiones que publicaron la mayor cantidad de textos a nivel mundial, antes de que las fuerzas chinas los destruyeran durante la ocupación y la Revolución Cultural.
Lhasa, la capital del Tíbet, es el lugar donde se encuentran emplazados los tres monasterios más grandes del Tíbet. Estos monasterios produjeron cientos de miles de académicos. El monasterio de Sera contaba con 5500 monjes, el de Drepung con 7700 y el de Gaden con 3300. Hoy en día, estos grandes monasterios cuentan con solo unos pocos cientos de monjes. El Gobierno chino está imponiendo severas restricciones al reclutamiento de nuevos monjes en los monasterios esparcidos por todo el Tíbet.
El Libro Blanco menciona a ciegas que en el antiguo Tíbet, la educación era un privilegio de la aristocracia. Los monjes que estaban inscritos en los miles de monasterios existentes en el Tíbet eran laicos tibetanos, la mayoría de los cuales no procedían de familias aristocráticas. Según un tradicional refrán tibetano, «si el hijo de una madre tiene potencial, no hay posesión del trono de Gaden».
Pekín constantemente reitera la falta de escuelas modernas en el antiguo Tíbet. Tal declaración puede sonar cierta, dada la limitada cantidad de escuelas modernas en el antiguo Tíbet, pero la misma no es del todo precisa. De hecho, la Escuela de Inglés Gyantse fue establecida en el año 1924 (ver Shakabpa Wangchuk Deden Tsepon, One Hundred Thousand Moons: An Advanced Political History of Tibet (Cien mil lunas: una historia política avanzada del Tíbet), editada por Henk Blezer, Alex McKay y Charles Ramble, volumen 2, Leiden y Boston: Brill, 2010, p. 809). Una escuela de inglés similar también fue establecida en Lhasa en el año 1944 (ver L. Sergius Kuzmin, Hidden Tibet: History of Independence and Occupation (El Tíbet oculto: historia de su independencia y ocupación), editado por Andrey Terentyev y traducido del ruso por Dmitry Bennett, San Petersburgo: Narthang, 2010, p. 149). Antes de 1950 hubo varias escuelas modernas en Lhasa.
Por último, el Gobierno chino utilizó numerosas estrategias para legitimar su ocupación del Tíbet. La propaganda del desarrollo económico y la modernización de la sociedad tibetana son maniobras de este tipo, por mencionar solo algunas. Las políticas educativas chinas en el Tíbet están destinadas a sinizar gradualmente a los tibetanos. La protección del idioma tibetano y de su cultura no solo se limita a los tibetanos en el Tíbet. Un adecuado acceso a la rica y profunda filosofía y epistemología budista solo es posible a través del idioma tibetano. Si Pekín continúa adoptando la misma política hacia la cultura y el idioma tibetanos, solo exacerbará la resistencia tibetana contra el Gobierno chino y los líderes del PCCh. Antes de que sea demasiado tarde, el Gobierno chino debería pensar en proteger el idioma tibetano, uno de los idiomas y de las culturas más antiguos que el mundo puede atesorar en beneficio de millones de personas.