Luego de la insensatez de la «política de un solo hijo», llega la insensatez de la «política de dos hijos». Y las niñas siguen siendo selectivamente abortadas.
Reggie Littlejohn
Este es el texto completo del discurso pronunciado por su autora, presidenta de Women’s Rights Without Frontiers, durante el Mitin Conmemorativo de la Masacre de la Plaza de Tiananmén, celebrado el 4 de junio en el West Lawn del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C. El evento fue organizado por la Victims of Communism Memorial Foundation (Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo). Bitter Winter estuvo presente como uno de sus muchos anfitriones y al mismo asistieron numerosos oradores pertenecientes a diferentes creencias religiosas e inclinaciones políticas, representando a más de 20 organizaciones defensoras de los derechos humanos. Algunos políticos estadounidenses también se dirigieron a la multitud y la Sra. Nancy Pelosi (D-CA), Presidenta de la Cámara de Representantes, acudió al evento sin haber sido programada.
Hoy hace treinta años, el Partido Comunista Chino (PCCh) masacró a inocentes estudiantes mientras adoptaban una postura valiente a favor de la democracia de su país, aplastando cualquier esperanza de libertad política en su tierra y dejando al resto del mundo horrorizado por la brutalidad implementada contra jóvenes inocentes.
Hoy, 30 años después, vemos que los derechos humanos en China en lugar de haber mejorado, se han deteriorado.
En el año 1994, cuando el presidente Clinton decidió desvincular el estatus de Nación Más Favorecida de los derechos humanos, la idea era que, si incrementábamos nuestras relaciones económicas y comerciales con China, los mismos naturalmente abrazarían nuestros valores y mejorarían los derechos humanos. Esa política ha demostrado ser un fracaso épico.
Hoy en día, la masacre de la Plaza de Tiananmén nunca podría haber ocurrido, ya que en China no existe la libertad de reunión. La gente no puede reunirse en una plaza. Si solo dos personas se reunieran en una plaza y sostuvieran un cartel, serían inmediatamente detenidos.
Sería imposible reunir a tanta gente procedente de tantas regiones del país en la Plaza, ya que China se ha convertido en un Estado de vigilancia. El PCCh utiliza la tecnología como herramienta de represión: millones de cámaras de vigilancia para reconocimiento facial y millones más en Internet le permiten a la policía espiar a sus ciudadanos. Se emiten puntajes de crédito social, y si tu puntaje es bajo, no te permiten viajar. Obligan a las personas a estudiar el «Pensamiento de Xi Jinping», cuyo adoctrinamiento impregna las escuelas, las vallas publicitarias y los teléfonos inteligentes.
Leer el informe de la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China sobre los derechos humanos en China es como leer una acusación. A medida que la economía de China fue creciendo, también creció su notoria falta de respeto por los derechos humanos:
- Más de 1 millón de uigures y otras minorías étnicas musulmanas se encuentran actualmente confinados en campos de concentración de «reeducación política».
- Los expertos creen que los presos de conciencia y los creyentes religiosos están siendo ejecutados para sustraerles sus órganos a fin de utilizarlos en trasplantes.
- China ejerce un total control y censura de los medios de comunicación, encarcelando a los periodistas que se atreven a contar la verdad.
- Xi Jinping ha ido consolidando su poder personal. Básicamente se declaró a sí mismo Rey, aboliendo los límites de mandato para continuar siendo el Presidente de China de por vida.
- Aproximadamente 150 tibetanos han recurrido a la autoinmolación para protestar por la represión del Tíbet llevada a cabo por Pekín.
- Los cristianos clandestinos, tanto católicos como protestantes, han padecido una tremenda persecución, con iglesias demolidas, cruces derribadas, y pastores y sacerdotes encarcelados. En abril de 2016, en la provincia de Henán, la esposa de un pastor, tratando de proteger a su iglesia de ser demolida, fue enterrada viva por una excavadora. La misma se ha convertido en un símbolo de persecución en China.
- La aplicación coercitiva de las políticas de control de la población forma parte de una guerra propiciada por China contra las mujeres. El PCCh ha funcionado como «policía de vientre», declarando la vida o la muerte sobre cada embarazo existente en su territorio. Esta coerción, iniciada en el marco de la Política de Un Solo Hijo, ha continuado bajo la Política de Dos Hijos.
Se calcula que 65 millones de personas murieron como resultado de la creación de una China «socialista» por parte de Mao Zedong. Esta cifra lo convierte en el mayor asesino en masa del siglo XX. Sin embargo, incluso esa cifra se ve eclipsada por los 400 millones de vidas que se vieron impedidas de nacer a causa del control coercitivo de la población. Agregaría 400 millones a los 65 millones para llegar a un total de 465 millones de vidas exterminadas por el PCCh.
Este es el sello distintivo de los regímenes comunistas: el asesinato de sus propios ciudadanos en tiempos de paz.
La política de dos hijos no ha detenido esta masacre. La nueva regla es que a cada pareja se le permite tener dos hijos. Por lo tanto, todavía es ilegal que las mujeres solteras tengan bebés en China, y los terceros hijos siguen siendo ilegales.
Las niñas aún son abortadas selectivamente. Y el suicidio de personas mayores se ha disparado 500 por ciento en los últimos 20 años, debido a que la Política de Un Solo Hijo ha destruido la estructura familiar en China. Las viudas ancianas son abandonadas, se vuelven indigentes y corren riesgo de suicidarse.
El desequilibrio de género exacerbado por la Política de Un Solo Hijo está impulsando el tráfico de personas y la esclavitud sexual. En su Informe sobre Trata de Personas de junio de 2018, el Departamento de Estado ha catalogado a China como una nación de «tercer nivel», uno de los peores delincuentes del mundo. ¿Se niega el PCCh a acabar con el tráfico de mujeres porque hacerlo podría provocar una insurrección de los 37 millones de hombres que nunca hallarán esposas?
¿Qué debemos hacer?
Women’s Rights Without Frontiers es la única organización en el mundo que actúa como soldado en tierra enemiga a fin de salvar a los bebés del aborto selectivo por sexo a través de nuestra campaña «Salvemos a una niña». También estamos salvando a viudas desfavorecidas y abandonadas a través de nuestra campaña «Salvemos una viuda».
Deberíamos utilizar la Ley Global Magnitsky, la cual autoriza al Gobierno de Estados Unidos a sancionar a los infractores de los derechos humanos, congelar sus activos y prohibirles el ingreso a Estados Unidos. Propongo esto no solo para los funcionarios de planificación familiar, sino para todos los infractores de los derechos humanos, quienes deberían rendir cuentas públicamente. Que todo lo que ha estado oculto en la oscuridad salga a la luz
Con una población compuesta por 1.400 millones de personas, China alberga casi a una quinta parte de la población mundial. Una de cada cinco personas sufre bajo el hostigamiento de este brutal y totalitario régimen. El mundo no será libre hasta que el pueblo chino sea libre.