Como los templos fueron cerrados para evitar la propagación de la COVID-19, el PCCh intensificó su campaña para eliminar todas las estatuas budistas existentes en las provincias de Sichuan, Fujian y Shandong.
por Ye Jiajia
En la cima de una montaña cercana al Templo de Longyun emplazado en Zhangzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Fujian, se encontraba situada una estatua de Kwan Yin de 13 metros de altura. La misma había sido construida en el año 2010, a un costo de más de 4 millones de yuanes (alrededor de 570 000 dólares), los cuales habían sido donados por budistas procedentes de la ciudad de Xiamen. A fines de abril, por orden del Gobierno local, la estatua fue derribada por ser considerada «demasiado alta».
Un budista local le dijo a Bitter Winter que funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido y de otras instituciones gubernamentales se presentaron en el lugar para supervisar la demolición. «Los mismos amenazaron con arrestar al que intentara impedirla», afirmó el creyente. «Estos funcionarios a menudo regresaban al lugar para verificar si había personas practicando su fe, y expulsaban a todo el que hallaban allí».
«Durante estos años, el Gobierno ha estado controlando estrictamente todas las religiones», afirmó un monje del templo con voz triste. «Los funcionarios habían ordenado cubrir la estatua en cuatro oportunidades. Cuando decidieron destruirla, no nos atrevimos a entrometernos».
El 29 de abril, más de cien funcionarios gubernamentales bloquearon las intersecciones que conducían al Templo de Guanghan emplazado en Shehong, una ciudad a nivel de condado de la provincia suroccidental de Sichuan, mientras una gran excavadora era conducida hasta el lugar para destruir una estatua de Kwan Yin de 30 metros de altura.
«Si todos adoran al Bodhisattva, ¿quién adorará al Partido Comunista Chino (PCCh)?» preguntó sarcásticamente un creyente local. “El Comité Central ordenó destruir las estatuas de Buda, amenazando con degradar a los funcionarios de todos los niveles de la ciudad de Shehong si no acataban dicha orden. Nadie se atreve a desobedecer las políticas del Estado».
Casi al mismo tiempo, en el Templo de Jiuchong, emplazado en el municipio de Tuopai de la ciudad, se demolió una estatua de Kwan Yin de 6 metros de altura que se encontraba situada al aire libre, cuyo valor era de 100 000 yuanes (alrededor de 14 000 dólares), junto con 14 estatuas de Bodhisattva que se hallaban en su interior.
Una estatua de Kwan Yin de 8 metros de altura y 30 toneladas de peso que se encontraba situada en el Templo de Xin’an emplazado en Pingdu, una ciudad a nivel de condado de la provincia oriental de Shandong, fue derribada el 17 de mayo. El ícono, cuya construcción les costó a los creyentes 100 000 yuanes (alrededor de 14 000 dólares), fue demolido por orden del Gobierno municipal por ser considerado una «construcción ilegal». Pocos días después, funcionarios gubernamentales cementaron todas las puertas y ventanas del templo.
«Los funcionarios no querían que los aldeanos presenciaran la demolición, por lo que retiraron la estatua pasadas las 10 de la noche», afirmó un residente de la aldea con furia. «Al igual que durante la era de Mao Zedong, cuando el PCCh no permitía que las personas fueran religiosas. Solo puedes creer en el Partido Comunista».
El Gobierno de la ciudad de Fuzhou, en la provincia suroriental de Jiangxi, les ordenó a las aldeas bajo su jurisdicción que eliminaran todas las estatuas budistas. Un residente de la aldea de Lifang en el distrito de Linchuan de la ciudad le dijo a Bitter Winter que, a principios de marzo, las autoridades locales les ordenaron a los budistas que dejaran de practicar su fe y demolieran todas las estatuas religiosas. «A fin de proteger las estatuas, las escondimos y convertimos nuestro templo en un centro de actividades», explicó el hombre.
Otro aldeano añadió que la situación le recuerda a la Revolución Cultural cuando a las personas se las obligaba a deshacerse de los “cuatro viejos»: las viejas costumbres, la vieja cultura, los viejos hábitos y las viejas ideas.
Un residente de la aldea de Xiahuang administrada por Linchuan afirmó que, a principios de marzo, el Gobierno les exigió eliminar todas las estatuas existentes en su templo. «Si no las retiramos, el templo será demolido», afirmó el aldeano. «Las estatuas de 18 arhats miden de cinco a siete metros, y no podemos moverlas por nosotros mismos. Los funcionarios del Gobierno del municipio de vez en cuando vienen a inspeccionar para ver si las estatuas aún se encuentran en el templo. Simplemente sellamos las puertas y ventanas con paneles de yeso, los pintamos de rojo para bloquear la visión y colgamos un letrero que indica que el lugar ahora es un centro de actividades para ancianos».