Una conferencia organizada juntamente con Bitter Winter denunció una campaña global por parte del PCCh cuyo objetivo es impedir que a los refugiados chinos de grupos religiosos perseguidos se les otorgue asilo en el extranjero.
Marco Respinti
La persecución va en aumento
China está tratando de arrasar sistemáticamente con todas las religiones que no están controladas por el Partido Comunista Chino (PCCh), dijeron refugiados y expertos en derechos humanos a una audiencia distinguida en la conferencia “El largo brazo del dragón: la persecución de china hacia los creyentes tanto en su país como en el extranjero”, organizada en Seúl el 20 de junio conjuntamente por la ONG coreana Advocates for Public Interest Law (Defensores a Favor de la Ley de Interés Público, APIL), Human Rights Without Frontiers (Derechos Humanos sin Fronteras, HRWF) y Bitter Winter. Los expertos explicaron cómo el PCCh persigue hostilmente a los creyentes religiosos que dejan el país y ejerce presión para impedir que los gobiernos extranjeros les otorguen la condición de refugiados. La conferencia marcó el Día Mundial de los Refugiados de las Naciones Unidas e incluyó una exhibición de fotografías acerca de la persecución religiosa en China, la mayoría de las cuales fueron tomadas por Bitter Winter.
La más extensa persecución se da en contra de la mayoría musulmana en la región autónoma uigur de Sinkiang. “Más de tres millones de detenidos uigures están retenidos de forma ilegal en campos de concentración y hay más que se encuentran retenidos en centros de detención y prisiones”, dijo Nurgul Sawut, una activista uigur. “Lo que está ocurriendo es un genocidio sistemático”. La señorita Sawut, que radica en Australia, dijo que al menos doce miembros de su familia en China se encontraban en los campos o fueron detenidos sin explicación.
“A las personas les resulta difícil reconocer la magnitud de la represión en China”, dijo Lee Il, un abogado de derechos de los refugiados que colabora con APIL en Seúl. “Eso se debe, en parte, a que la situación de los uigures y de otras víctimas no es bien conocida. Sin embargo, también se debe a que no encaja con la imagen de una China moderna, civilizada, secular y de alta tecnología”.
“No obstante, los hechos son muy claros. Dada la enorme magnitud, la represión ahora constituye la más grande amenaza a los derechos humanos en este siglo. Una consecuencia es que los países democráticos están teniendo que desarrollar una respuesta frente a los refugiados, que provienen no sólo de países pobres y azotados por la guerra, sino de un socio comercial importante”, dijo.
La represión incluye a muchas otras religiones, desde el budismo tibetano hasta las nuevas religiones como Falun Gong y la Iglesia de Dios Todopoderoso, dijo Massimo Introvigne, editor en jefe y fundador de Bitter Winter. “El Partido Comunista Chino ha promovido una campaña masiva de noticias falsas que tiene como objetivo justificar su persecución frente a las audiencias internacionales”, dijo. “Por ejemplo, ellos niegan la cosecha de órganos de prisioneros de conciencia, principalmente de miembros de Falun Gong. Han difundido falsas acusaciones en contra de la Iglesia de Dios Todopoderoso, incluyendo que sus miembros fueron responsables del asesinato de una mujer en un restaurante McDonald’s en 2014, un crimen que, de hecho, cometió un movimiento religioso diferente”.
“China también afirma que el Artículo 300 de su Código Penal –que castiga a quienes están activos en un grupo religioso prohibido con penalizaciones de cárcel que van de tres a siete años o más– sólo se aplica en contra de quienes cometen delitos graves”, añadió Introvigne. “Sin embargo, esto no es más que propaganda. Cientos de decisiones en contra de los practicantes de Falun Gong, miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso, los Gritones (Shouters), la Iglesia de Todos los Rangos y otras iglesias cristianas, y un caso reciente que involucra a los testigos de Jehová, prueban que el Artículo 300 se utiliza en contra de cualquier persona que difunda las creencias o la literatura de un grupo religioso que está prohibido en China”.
Se pide justicia para los refugiados
Unos 1000 miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso están buscando asilo en Corea. Dos de ellos describieron sus experiencias personales de tortura en el seminario. Utilizando el seudónimo Xiao Rui, una mujer dijo que durante su brutal tortura cuando fue colgada y golpeada durante 12 horas, un oficial de policía admitió que las órdenes oficiales les permitían asesinar a las víctimas. “‘Golpearlos a muerte no es nada’: esto se ha vuelto un lema [del PCCh] para perseguir a los cristianos”, dijo.
Otra mujer, “Zhao Lin”, también reportó que fue arrestada y torturada en China. Después de que huyó a Corea del Sur, dijo, el PCCh coaccionó a su hermano, y también a familiares de otros refugiados, para que vinieran a Seúl y participaran en “manifestaciones falsas”, donde le piden que “regrese a casa”. Pero, de hecho, insistió, esos refugiados que han regresado a China han sido arrestados y sentenciados ahí, lo cual significa que regresar a China no es “ir a casa”, sino, más bien, ir a la cárcel.
De acuerdo con cifras de la Iglesia de Dios Todopoderoso, 20 miembros murieron en 2018 durante la tortura o el maltrato infligido por los oficiales de policía.
Los expertos instaron a los gobiernos de todo el mundo a aceptar que los creyentes religiosos se enfrentan a arrestos y tortura si regresan a China. Como las autoridades de Pekín están utilizando cámaras de reconocimiento facial y pruebas de ADN para reunir datos sobre los creyentes y sus familias, es difícil estos se escondan en su país natal.
“Las minorías religiosas en China corren un gran riesgo de ser sujetas a arrestos y tortura si permanecen en China o si son deportadas de vuelta a China”, dijo Lea Perekrests, subdirectora de Derechos Humanos sin Fronteras. “China excede, por mucho, a todos los demás países en el número de prisioneros por libertad de religión o de creencia que actualmente están detenidos”, dijo.
Entre los métodos utilizados en contra de los prisioneros religiosos, dijo, se encuentran “la vigilancia constante, la administración forzada de medicamentos, la interrogación violenta, los golpes severos, la privación del sueño y el uso del ‘potro’”. “La investigación es clara y las expectativas legales de China y de los gobiernos que atienden casos de asilo son claras”, dijo Perekrests. “Los estados necesitan cumplir con las leyes internacionales de no devolución y detener la extradición de solicitantes de asilo chinos provenientes de minorías religiosas, ya que están en grave riesgo de sufrir torturas y tratos inhumanos si vuelven a entrar a China”.
La audiencia también pudo ver dos películas producidas por Bitter Winter, la primera sobre Tiananmén y la persecución religiosa en China y la segunda sobre cómo el PCCh acosa a los refugiados extranjeros que escaparon de la persecución religiosa.