Los soldados comparten los recuerdos de servir a su país que desean olvidar: la caza de uigures, la matanza de monjes tibetanos y el rescate «selectivo» de las víctimas de un terremoto.
por An Xin
Reprimir a los musulmanes
«En el verano del 2013 ejecutamos a más de 100 personas en una zona montañosa», afirmó un veterano del ejército mientras comenzaba a relatar su historia. El mismo aceptó hablar con Bitter Winter bajo condición de permanecer en el anonimato, al igual que las otras personas mencionadas en este texto. El soldado también se negó a revelar la ubicación específica de la operación de matanza, temiendo que el hecho de proporcionar más detalles lo pusiera en peligro.
“Parecían uigures; algunos eran niños pequeños”, continuó. “Se trataba de una orden de nuestros superiores, quienes afirmaron que era por el mantenimiento de la estabilidad. Con la ayuda de un dron, pudimos ver hacia dónde corrían los uigures, estaban desarmados, pero les disparamos con QBZ-95 [rifles de asalto fabricados en China]. Estaban condenados a morir”.
La misión era de alto secreto, añadió el veterano. Se les dijo que sería un ejercicio militar, pero resultó ser una operación de matanza, la cual llama «una pesadilla que quiero olvidar».
Un veterano procedente de la provincia suroriental de Fujian recordó cómo hace unos años, su capitán fue enviado en una misión a una aldea de Sinkiang. «El capitán nos dijo que, durante el día, soldados vestidos de civil iban a los hogares de los chinos de etnia han y les decían que cubrieran sus ventanas con periódicos y cerraran sus puertas antes de acostarse», afirmó el veterano. «También se les indicaba que no salieran de noche y que ni siquiera miraran por la ventana o encendieran la luz, sin importar lo que escucharan afuera».
«Hubo muchos disparos durante la noche, y todos los uigures habían desaparecido por la mañana, nos dijo el capitán», continuó el veterano. «Él piensa que todos fueron asesinados».
Disturbios en el Tíbet: la matanza de monjes era recompensada con premios
En el año 2011, un veterano procedente de la provincia oriental de Shandong fue enviado a la región autónoma del Tíbet para reprimir a los monjes. «Nuestros superiores nos dijeron que los monjes tibetanos se estaban rebelando y nos ordenaron sofocar los disturbios», recordó el veterano. “No estábamos seguros de que fuera cierto, pero nos amenazaron con ser castigados si nos rehusábamos a ir. Nos dijeron que los tibetanos son personas religiosas, pero que la religión no está permitida en China”.
“Mientras nos dirigíamos al lugar, todos nuestros camiones estaban completamente cubiertos y sin ningún tipo de iluminación”, continuó el soldado. “Se nos ordenó rodear el área donde se escondían los monjes y no dejar que ninguno se marchara. Matamos a todos los que intentaron protestar. Matamos a mucha gente. Los que mataron a la mayor cantidad de monjes fueron premiados. Cuantos menos monjes matábamos, menos valiosos eran los premios”.
Un veterano procedente de la zona nororiental de China le contó a Bitter Winter la historia de su compañero de armas, quien murió durante una misión en Lhasa, la capital de la región autónoma del Tíbet. «En el año 2008, ambos fuimos enviados a una misión para sofocar un ‘disturbio’ en Lhasa», afirmó el veterano, añadiendo que se les dio órdenes explícitas de matar a los tibetanos y se les dijo que el que se negara a hacerlo sería ejecutado.
«Para defenderse, los manifestantes les arrojaron cócteles molotov a los soldados, muchos de los cuales resultaron heridos, mi camarada entre ellos, quien murió luego de que se abandonaran los intentos de salvarlo», continuó. “Algunos soldados tenían quemado el 90% de la superficie corporal. Se necesitaba una enorme cantidad de dinero para cuidarlos, por lo que el Gobierno los abandonó y les notificó a sus familias que debían llevar sus cenizas a sus hogares tras la cremación”.
«El hospital no los trató adecuadamente», continuó el soldado. “Estaba hablando con mi compañero de armas, quien estaba acostado en la cama y consciente. Pero luego de que un médico inyectara algo en su vía intravenosa, comenzó a perder la voz gradualmente”.
El terremoto de Sichuan del 2008: «No rescatar menores ni ancianos»
«Nuestro capitán me impidió salvar a un niño que tenía unos cinco o seis años», afirmó un veterano procedente de la provincia de Shandong, mientras recordaba una operación de rescate llevada a cabo en medio del terremoto de Sichuan del 2008 en el condado de Wenchuan. «Me dijo que no podíamos rescatar menores ni personas mayores porque serían una carga para el Gobierno. Solo las personas de entre 18 y 40 años debían ser rescatadas. Ni siquiera verificamos si las personas que yacían en el suelo aún estaban vivas o muertas, simplemente las amontonamos en camiones. Incluso los que estaban vivos dejaron de respirar bajo el peso de tantos cuerpos. Los informes televisivos afirmaban que todas las personas que habían sido sacadas de las ruinas fueron colocadas en camillas e inmediatamente llevadas a recibir tratamientos de emergencia. Muchos de esos informes eran falsos».
«El Partido Comunista es un gran mentiroso: lo que dice siempre es contrario a lo que hace», continuó el soldado. “Los que están en el poder en nuestro país no pueden ser llamados seres humanos. Si te niegas a ir a lugares que pongan en peligro tu vida, serás asesinado a tiros y nadie lo sabrá. Luego le dirán a tu familia que has muerto en un accidente y les proporcionarán algo de dinero para silenciarlos. Siempre quise convertirme en un soldado y luchar por el país, pero este sueño ha muerto. Tras la operación de rescate de Sichuan, dejé de ver las noticias. No es más que propaganda cantando alabanzas sobre el Partido Comunista Chino y la ‘gran prosperidad de la patria’. Es todo mentira”.
A Hong Kong solo se enviaron soldados veteranos
“Durante el punto álgido de las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, en julio y agosto del 2019, el Gobierno envió a las destacadas fuerzas armadas de Sinkiang, el Tibet y Shandong a la Región Militar de Cantón para que efectuaran simulacros secretos. Más tarde fueron enviadas a Hong Kong”, le dijo a Bitter Winter un militar procedente de la provincia sureña de Cantón.
El mismo explicó que, por regla general, las fuerzas regulares se turnaban con los nuevos reclutas para permanecer estacionados en Hong Kong. No obstante, durante los meses de julio y agosto, solo se enviaron soldados experimentados a Hong Kong, pero los mismos fueron registrados como reclutas del 2019. A todos se les ordenó firmar acuerdos de confidencialidad para evitar que se filtrara información sobre este encubrimiento y se los amenazó con ser sancionados si revelaban dicho accionar.
«El Gobierno quería asegurarse de que allí hubiera soldados bien entrenados para reprimir las protestas», añadió el soldado.