El informe anual sobre derechos humanos elaborado por Estados Unidos destaca a China como el peor infractor y denuncia torturas contra el pueblo uigur, Falun Gong y la Iglesia de Dios Todopoderoso.
por Massimo Introvigne
China reaccionó en “términos inusualmente fuertes” luego de que el Departamento de Estado de Estados Unidos diera a conocer el 13 de marzo su informe anual sobre derechos humanos, el cual abarca el año 2018. Al presentar el informe, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, había denunciado a China como el peor país del mundo en lo que respecta a derechos humanos. Aunque también se mencionaron otros países, Pompeo insistió en que China se encuentra en «otro nivel cuando se trata de violaciones contra los derechos humanos». «No han visto cosas como estas desde la década de 1930», afirmó Michael Kozak, el director de la agencia de derechos humanos y democracia del Departamento de Estado, durante la presentación del informe. La referencia a la década de 1930 implica que las violaciones llevadas a cabo contra los derechos humanos en la China de Xi Jinping pueden compararse con las de la Alemania nazi y la Unión Soviética estalinista.
Como de costumbre, China reaccionó afirmando que, en Estados Unidos también existen violaciones contra los derechos humanos, citando racismo, insultos a periodistas por parte de políticos y noticias falsas. Esta es una respuesta rutinaria proporcionada por el PCCh que se repite todos los años, pero esta vez la reacción rayó en el insulto. 24 horas después de presentado el documento elaborado por el Departamento de Estado, China publicó su propio informe sobre presuntas violaciones de derechos humanos en los Estados Unidos.
No obstante, esta no fue la única reacción de China. Shohrat Zakir, presidente del Gobierno de Sinkiang, habló sobre los “campamentos de transformación por medio de educación” para uigures y otros musulmanes, emplazados en su región autónoma, con periodistas que asistieron a la reunión parlamentaria anual de China. Zakir afirmó que, «en conjunto, la cantidad de personas en los centros educativos debería ser cada vez menor y, si un día la sociedad ya no los necesitara, estos centros educativos podrían ir desapareciendo de manera gradual». Zakir también afirmó que el objetivo de los campamentos es reformar el pensamiento de los reclusos. En lugar de perseguir objetivos «extremistas» en sus vidas, allí aprenden el nuevo ideal chino, «hacerse ricos».
Las declaraciones de Zakir en las que afirmó que los campamentos son «temporales» también se producen en la víspera de nuevos debates sobre el Examen Periódico Universal de China llevados a cabo en las Naciones Unidas, en Ginebra.
El Informe sobre Derechos Humanos elaborado por el Departamento de Estado excluye explícitamente la libertad religiosa de su ámbito de aplicación, ya que el Departamento publica anualmente un informe aparte sobre libertad religiosa. En breve se espera el informe perteneciente al año 2018.
La conclusión de que China es el peor infractor a nivel internacional en lo que respecta a derechos humanos está respaldada por un análisis en el que se habla sobre secuestros y asesinatos arbitrarios o ilegales de periodistas, abogados, escritores, blogueros, disidentes, peticionarios y otros, así como también de sus familiares; censura y bloqueo de sitios; “política coercitiva de limitación de nacimientos que en algunos casos incluyó esterilización o abortos”; “severas restricciones a los derechos laborales, incluida la prohibición de que los trabajadores organicen o se afilien a sus propios sindicatos”; e implementación generalizada de detenciones arbitrarias y torturas.
El informe señaló que “la represión oficial de las libertades de expresión, religión, movimiento, asociación y reunión de tibetanos en la Región Autónoma del Tíbet (RAT) y en otras áreas tibetanas, y de uigures y de otras minorías étnicas y religiosas en Sinkiang empeoró y fue más severa que en otras áreas del país».
Aunque no trata directamente el tema de la religión, el informe señaló que la religión es una de las principales razones por las cuales los ciudadanos chinos están siendo sometidos a los peores abusos contra los derechos humanos y a torturas, mencionando a los tres principales grupos a los que ataca el PCCh: el pueblo uigur, Falun Gong y la Iglesia de Dios Todopoderoso.
«Los miembros del grupo étnico minoritario uigur, afirmó el Departamento de Estado, denunciaron torturas sistemáticas y otros tratos degradantes llevados a cabo por oficiales de policía y funcionarios que trabajan en el sistema penal y en los campos de confinamiento. Los sobrevivientes declararon que las autoridades sometían a las personas detenidas a electrocuciones, ahogamientos simulados, golpizas, permanecer en posiciones que demandan esfuerzo, inyecciones de sustancias desconocidas y confinamiento en frías celdas. Practicantes del prohibido movimiento espiritual Falun Gong y miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso también denunciaron haber sido sometidos a torturas de manera sistemática mientras se encontraban detenidos».
El informe también señala que «algunos activistas y organizaciones continúan acusando al Gobierno de sustracción involuntaria de órganos de presos de conciencia, especialmente de miembros de Falun Gong», a pesar de que «el Gobierno [chino] negó las declaraciones», insistiendo en que la práctica de sustracción de órganos fue «oficialmente finalizada» en el año 2015.