Recompensas para informantes, registro de creyentes, propaganda y más: la provincia de Jiangxi no escatima esfuerzos para erradicar a las iglesias que aún no están controladas por el PCCh.
por Tang Zhe
En toda China, los gobiernos provinciales y municipales están tomando medidas muy enérgicas sobre los grupos religiosos que no están bajo el control directo del Gobierno, como parte de la campaña nacional para “aniquilar el crimen de pandillas y eliminar el mal”. Tal y como Bitter Winter informó previamente, Shanxi, Mongolia Interior, Fujian y otras provincias y regiones han estado implementando esta campaña, dirigiéndose, principalmente, a las iglesias domésticas protestantes, el clero y los creyentes que se niegan a unirse a la Iglesia Católica Patriótica y a los movimientos religiosos que se encuentran en la lista de las xie jiao.
La provincia suroriental de Jiangxi no es la excepción. De acuerdo con informes de los medios de comunicación oficiales del Partido Comunista Chino (PCCh), el 1 de abril el Décimo Quinto Grupo Central de Supervisión para Aniquilar el Crimen de Pandillas y Eliminar el Mal llevó a cabo una reunión de movilización en Nanchang, la capital de Jiangxi. Inmediatamente después de la reunión, el Gobierno lanzó una campaña propagandística omnipresente donde se alentaba a las personas a reportar a las “fuerzas oscuras y malignas” –es decir, a las personas de fe– a cambio de una recompensa.
Como ocurre en otras partes de China, las medidas enérgicas que se aplican sobre los religiosos “desobedientes” en Jiangxi están acompañadas por la misma cantaleta de los funcionarios: los chinos únicamente deben creer en el Partido Comunista.
Si mantienes tu fe, pierdes tus beneficios sociales
Inmediatamente después de la reunión del 1 de abril, el Gobierno de Fuzhou, una ciudad de nivel prefectura en la parte nororiental en Jiangxi, lanzó una serie de operaciones para reprimir a la religión. Uno de los objetivos principales era investigar el estatus religioso de los empleados de instituciones operadas por el Estado y de miembros del PCCh. Del mismo modo, se ordenó que los sitios eclesiásticos fueran visitados con regularidad y que se interrogara y registrara a los creyentes.
De acuerdo con un informante gubernamental local que habló con la condición de permanecer en el anonimato, las autoridades están utilizando la información recopilada sobre los creyentes para forzarlos a abandonar su fe y los amenazan con revocar su elegibilidad para recibir un subsidio mínimo de vida o con expulsar a las personas religiosas del Partido.
De acuerdo con varios creyentes en Fuzhou, las amenazas de perder los beneficios sociales u otras técnicas de intimidación a menudo se emplean para manipular a las personas religiosas para que firmen declaraciones por escrito donde refutan su fe. Un miembro de la Iglesia de las Tres Autonomías controlada por el Gobierno, de unos setenta y tantos años de edad, dijo que fue forzado a escribir una “declaración de arrepentimiento” bajo la amenaza de que su nieto perdería su empleo. “Xi Jinping es un dictador igual que Mao Zedong. Quiere atacar a todos los que le son desfavorables. Si no los ataca, piensa que su poder disminuirá”, dijo enfadado el creyente.
El informante del Gobierno de Fuzhou también reveló que la información de los creyentes registrados se mantiene archivada, lo cual ayuda a las autoridades a reunir mayores datos sobre la distribución de cada grupo religioso en la jurisdicción y se utiliza para tomar medidas enérgicas para cerrar lugares de adoración.
O se dispersan o serán arrestados
En abril, tan solo en el condado de Yihuang de Fuzhou, once sitios de reunión de iglesias domésticas fueron clausurados; cuatro de ellos eran lugares de adoración de Sola Fide.
El mismo mes, un director de seguridad comunitaria en el distrito de Dongxiang en Fuzhou irrumpió en un sitio de reunión de una iglesia doméstica cuya congregación tiene más de 400 miembros y ordenó que todo el mundo se dispersara. Amenazó con multar a la persona que estaba a cargo con 100 000 yuanes (aproximadamente 15 000 dólares) y con encarcelarlo por diez años si desobedecía. El funcionario utilizó pintura blanca para manchar símbolos religiosos y versículos bíblicos que estaban en las paredes. Presionada e intimidada, la congregación sacó todo de la iglesia y el sitio de reunión dejó de existir. La persona a cargo sigue bajo estricta vigilancia por parte del PCCh.
Un miembro de la congregación dijo a Bitter Winter que su Iglesia solía tener 16 sitios de reunión en el distrito de Dongxiang, pero la mayoría de ellos han sido recientemente cerrados. Al no tener ninguna otra forma de practicar su fe, los creyentes están ahora llevando a cabo reuniones secretas de tres a cuatro personas.
“Sobreviví a la Revolución Cultural y fui personalmente testigo del trágico sufrimiento de las personas que vivieron en esa época”, se lamentó con impotencia un predicador de la Iglesia de edad avanzada. “Algunas personas dicen que las cosas estarán bien después de que termine este periodo de turbulencia, pero, desde mi punto de vista, la situación actual no va a mejorar; sólo empeorará”.
Numerosos sitios de reunión de iglesias domésticas también fueron cerrados en abril en otras localidades de Jiangxi, como el poblado de Sanyang, bajo la jurisdicción del distrito de Yuanzhou de la ciudad de Yichun, y el condado de Anyuan de la ciudad de Ganzhou.
Funcionarios de la ciudad de Jiujiang incursionaron en un sitio de reunión del “Hogar de Cristo” y prohibieron a su congregación llevar a cabo reuniones debido a que su lugar de adoración no contaba con autorización. El letrero de la iglesia fue destruido, y la cruz, el equipo de audio y otros objetos fueron quitados del sitio, que fue cerrado definitivamente.
“¿Por qué les decimos que soliciten una licencia? Porque de ese modo podríamos controlar el alcance de sus actividades. De otra forma, ustedes irían de puerta en puerta, predicando por todas partes. Deben cambiar su forma de pensar. Deben seguir el pensamiento de Xi Jinping”, dijo un funcionario gubernamental cuando clausuró el sitio de reunión.