Basándose en las experiencias de Sinkiang, el PCCh intensifica sus políticas represivas contra el islam en otras regiones «autónomas» habitadas por musulmanes étnicos.
por Ma Xiagu
La Región Autónoma Hui de Ningxia y otras localidades pobladas por musulmanes étnicos se han convertido en las nuevas áreas objetivo de la brutal represión del islam por parte del Partido Comunista Chino (PCCh). Según consta, Zhang Yunsheng, miembro del comité permanente del PCCh y secretario del Partido a cargo de los asuntos políticos y legales en Ningxia, comentó que la región «debería sacar provecho de las buenas prácticas y medidas implementadas en Sinkiang» para frenar el denominado «extremismo y terrorismo religioso». A fin de «desextremizar» a los musulmanes de etnia hui, en el noroeste de China se han puesto en marcha represiones al estilo de las implementadas en Sinkiang: se están eliminando los símbolos y signos islámicos y se intensifica el control sobre los imanes en un intento de erosionar la fe musulmana y reemplazarla con la ideología del PCCh.
Los imanes son obligados a someterse a transformación ideológica
Los imanes desempeñan un importante papel en lo que respecta a la transmisión de las tradiciones del islam entre los musulmanes. Debido a ello, el PCCh busca disminuir la influencia de la fe islámica mediante la transformación ideológica de los mismos.
Un imán que solicitó permanecer en el anonimato le reveló a Bitter Winter que la Academia de Ciencias Sociales de Ningxia situada en la ciudad de Yinchuan ahora funciona como un centro de capacitación para adoctrinar a imanes y a otros líderes religiosos que sirven en mezquitas sancionadas por el Estado en la región con la ideología, políticas y reglamentos del PCCh.
«Todos los días del año, líderes religiosos islámicos son ‘educados’ allí, nuevos grupos van y vienen constantemente», afirmó el imán. «Algunas de las clases duran de tres a cinco días y otras de siete a diez días».
Mientras tanto, los imanes que residen en otras zonas de Ningxia también están obligados a asistir a «clases» sobre políticas nacionales y economía, tecnología y temas similares organizadas por las agencias de asuntos religiosos locales.
Según el imán, dichas «clases» no son diferentes del adoctrinamiento. «El Gobierno busca que promovamos estas cosas entre los musulmanes en su nombre luego de ser adoctrinados, para así lograr el objetivo de diluir la conciencia religiosa de los musulmanes», explicó el imán.
Los imanes también enfrentan restricciones en lo que respecta a lo que pueden predicar. «El régimen no nos permite predicar de acuerdo con las enseñanzas del Corán y nos exige que hablemos sobre las políticas estatales antes de hablar sobre las Sagradas Escrituras», le dijo a Bitter Winter un imán procedente de Yinchuan. El mismo añadió que cada vez que se les pide que les lean a sus congregaciones un documento gubernamental, deben ser fotografiados sosteniéndolo cerca del pecho. Su predicación también debe ser grabada. El mismo explicó que las fotos y los videos deben ser enviados a la Agencia de Asuntos Religiosos local, o de lo contrario, serán sancionados.
El imán se lamentó afirmando que cada vez es más difícil seguir el camino elegido. Sus palabras parecen reflejar las arduas condiciones en las que los musulmanes en China están luchando por sobrevivir.
El Estado invierte dinero para crear mezquitas «sinizadas»
La Prefectura Autónoma Hui de Linxia en Gansu, una provincia vecina de Ningxia, es frecuentemente denominada la «pequeña Meca de China» debido a su significativa población de musulmanes hui. Los mismos también han sido fuertemente reprimidos por el régimen.
Numerosas mezquitas emplazadas en Linxia han sido rectificadas para que parezcan «más chinas», sus tradicionales elementos de estilo islámico fueron removidos y reemplazados por otros que reflejan la arquitectura tradicional china. La prefectura que alguna vez estuvo impregnada de la cultura y las costumbres del pueblo hui ha perdido sus características étnicas y religiosas.
Una mezquita emplazada en la aldea de Tuanju, en Linxia, había concluido su renovación en el año 2018, pero este año, el Gobierno local desmanteló su cúpula a un costo de 980 000 yuanes (alrededor de 140 000 dólares). Los musulmanes locales no pudieron opinar al respecto, ya que funcionarios los habían amenazado con arrasar la mezquita hasta los cimientos si expresaban descontento.
De manera similar, la Gran Mezquita de Mochuan, situada en el poblado de Hanji del condado de Linxia, con capacidad para unas 6000 personas, fue renovada el año pasado. Pero en el mes de junio, fue sometida a una remodelación forzada, el Gobierno gastó 3 millones de yuanes (alrededor de 430 000 dólares) en la misma. También se ordenó la demolición de su exquisita cúpula y de sus cuatro minaretes. La mezquita había sido construida con dinero donado por los creyentes, totalizando más de 100 millones de yuanes (alrededor de 14,3 millones de dólares).
En el mes de abril, el Gobierno gastó alrededor de 500 000 yuanes (alrededor de 71 400 dólares) para «sinizar» una mezquita situada en la calle Beibinhe Oeste de la ciudad de Linxia.