El nuevo brote de COVID-19 arruina la celebración en homenaje al cumpleaños de Xi Jinping, quien debería haber celebrado su «victoria» sobre el virus. La propaganda reacciona culpando al norte de Europa.
por Massimo Introvigne
Todo estaba listo para la celebración del cumpleaños número 67 del presidente Xi Jinping, el 15 de junio. El mismo fue catalogado como el pensador marxista clave del siglo XXI. Su supuestamente exitoso manejo de la epidemia de SARS en Zhejiang, cuando se desempeñó como secretario del Partido Comunista Chino (PCCh) allí, fue presentado como una preparación para que más tarde pudiera derrotar a la COVID-19 a escala nacional e incluso internacional.
Las mejores fiestas a menudo se echan a perder, y en lugar de la «victoria» sobre el virus, el cumpleaños de Xi Jinping llegó con el anuncio de que, una tras otra, diversas secciones de Pekín iban a ser cerradas de emergencia luego de un nuevo brote de COVID-19, definido como «explosivo».
Lo que mayormente explotó en las manos del PCCh fue su propia propaganda. De repente, la narrativa de un virus «bajo control» y de China como modelo para el mundo gracias al eficaz liderazgo de Xi Jinping, colapsó. El 7 de junio, el PCCh había publicado un triunfalista «libro blanco», explicando que para derrotar al virus Xi presidió 14 reuniones del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh, por no mencionar otras reuniones cruciales. Los medios de comunicación internacionales rechazaron el «libro blanco» por considerarlo propaganda, reconociendo al mismo tiempo que China parecía haber erradicado el virus. Pekín demuestra que no fue así. El colapso de la narrativa de la «victoria» es un problema tan grave para el PCCh que, si llegara a admitir públicamente que la situación en Pekín es tan mala como la de Wuhan cuando comenzó la crisis, probablemente las cifras reales en la capital china sean mucho más altas que las que se han informado.
El control de daños ya ha comenzado. Dado que sería inconcebible que el PCCh admitiera que los planes de Xi Jinping fueron menos que perfectos, la propaganda ya está culpando a Occidente por el brote. Esta vez le toca el turno al norte de Europa. Pocas horas después de que las autoridades tuvieran que admitir que la situación en Pekín se estaba volviendo «explosiva», comenzaron a circular informes en los cuales se afirmaba que el virus había sido hallado en salmones europeos importados situados sobre una tabla de cortar en el mercado de Xinfadi de Pekín.
Un investigador del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades de Pekín, Yang Peng, apareció en la Televisión Central de China y afirmó que, «La secuenciación del genoma completo descubrió que el virus provenía de Europa, por lo que nuestra conclusión preliminar es que se trata de una infección importada». No obstante, más tarde, un funcionario de la comisión de salud de Pekín le dijo al medio de noticias financieras Caixin que las «suposiciones científicas de Yang eran las de un solo experto del CDC». El mismo Caixin señaló que era más probable que la tabla existente en el mercado de Pekín donde se cortó el salmón estuviera contaminada, en lugar de estarlo el salmón, y que era inaudito que el virus pudiera contaminar a un pez y viajar con el salmón empaquetado desde Europa a China. Probablemente, al no creer completamente en su propia propaganda, la cual culpa al norte de Europa por el virus, el PCCh sancionó a los burócratas responsables del mercado de Xinfadi.
Al mismo tiempo, el Global Times, portavoz de propaganda del PCCh, trató de persuadir al mundo de que la culpa era del salmón europeo y no de la mala gestión china del gran mercado de Xinfadi. No es sorprendente que la OMS, la cual generalmente se muestra favorable a China, se sintiera avergonzada, pero solo se limitó a decir que los orígenes del brote del virus en Pekín son «inciertos», aunque tuvo que admitir que no consideraba al salmón importado como la «hipótesis principal». La sospechosa historia del PCCh es claramente vista como un torpe intento de culpar a los extranjeros como de costumbre, y como una prueba más de que la propaganda oficial es incapaz de explicar de manera convincente las causas del nuevo brote.