La conferencia de tres días concluye con declaraciones que exponen la cruel represión llevada a cabo contra uigures y movimientos catalogados como xie jiao a manos del PCCh. Bitter Winter estuvo allí.
Marco Respinti
El 1 de junio de 2019, el vicepresidente de Taiwán, el Sr. Chen Chien-jen, concluyó el Foro Internacional sobre Libertad Religiosa de Taiwán, un evento de tres días organizado por ChinaAid, la Fundación Heritage, la Iglesia Presbiteriana de Taiwán y la Asociación Taiwanesa por los Derechos Humanos en China en el Colegio Bíblico Presbiteriano de Hsinchu, en Taiwán. La conferencia fue inaugurada el 30 de mayo con un discurso de la Presidenta de Taiwán, la Sra. Tsai Ing-wen.
El vicepresidente Chen presentó dos declaraciones preparadas por el Foro. La primera expuso «el cuerpo sustancial, creíble y creciente de evidencia no refutada de que el Partido Comunista Chino ha autorizado y sancionado —y continúa llevando a cabo— un programa sistemático de ‘sustracción de órganos’ con una horrible y cruel pérdida de vidas humanas». El mismo les pidió a todos los países civilizados que no «reciban ni acepten, directa o indirectamente, ningún órgano para trasplante procedente de China». Durante la conferencia se reveló que no solo los practicantes de Falun Gong son objetivo de la sustracción de órganos. Miembros de otros grupos incluidos en la lista de xie jiao, entre los que se incluye la Iglesia de Dios Todopoderoso y los musulmanes uigures, también son víctimas de la inhumana práctica.
La segunda declaración presentó la terrible situación de los campamentos de transformación por medio de educación emplazados en Sinkiang y concluyó que «el silencio frente a las atrocidades masivas constituye una luz verde para que los delitos se sigan cometiendo, y la inacción no es una postura neutral». Los oradores en la conferencia señalaron que, a pesar de que originalmente la cantidad de uigures, kazajos étnicos y otros musulmanes confinados en los campamentos se estimaba en un millón, la cifra sigue creciendo, y algunas fuentes gubernamentales estadounidenses creen que hoy en día está más cerca de los tres millones.
A la conferencia asistieron líderes religiosos y de diversas ONG, además de miembros de los parlamentos de varios países de Asia, Europa, Estados Unidos y África. En la misma se habló sobre los problemas relacionados con la libertad religiosa en varios países, incluidos Pakistán, Nigeria y Birmania, pero numerosos discursos se centraron en China, y además se leyó un mensaje del dalái lama expresando su apoyo a la iniciativa.
La conferencia a puertas cerradas se llevó a cabo con el entendimiento de que los comentarios allí brindados no deberían ser atribuidos a oradores específicos sin su autorización. No obstante, algunos de los participantes hablaron con los medios de comunicación y denunciaron la represión llevada a cabo contra todas las religiones en China, entre los mismos estaba incluida Nadine Maenza, una de las comisionadas de la Comisión Estadounidense sobre Libertad Religiosa Internacional, y el Dr. Bob Fu perteneciente a ChinaAid. El profesor Massimo Introvigne, editor en jefe de Bitter Winter, pronunció una conferencia en la que ofreció una visión general de la persecución religiosa en China. Insistió en el hecho de que todas las religiones son perseguidas en la China de Xi Jinping, incluidas las cinco religiones aprobadas, cuyos lugares de culto actualmente son frecuentemente demolidos o clausurados bajo varios pretextos. No obstante, las religiones no autorizadas, incluidas las iglesias domésticas, sufren una persecución más severa. Y la peor persecución de todas afecta a los grupos que el Partido Comunista Chino (PCCh) incluyó en su lista de xie jiao, como, por ejemplo, Falun Gong y la Iglesia de Dios Todopoderoso, cuyos miembros habitualmente son torturados, asesinados extrajudicialmente y se les sustraen sus órganos. «Obviamente, declaró Introvigne, los individuos que cometen delitos comunes deben ser castigados, y no pueden protegerse a sí mismos utilizando pretextos de libertad religiosa. Sin embargo, las listas de xie jiao son inherentemente represivas y no tendrían lugar en ningún país democrático. No le corresponde al Estado determinar qué enseñanzas son ortodoxas, e incluso las creencias religiosas consideradas no ortodoxas o heréticas por las principales religiones e iglesias deberían tener derecho a la libertad religiosa».