La represión de tradiciones religiosas y étnicas está destruyendo la relación entre los chinos de etnias hui y han, forjada a lo largo de mucho tiempo.
Li Wensheng
El imán de la provincia norcentral de Gansu accedió a hablar con Bitter Winter con la condición de permanecer en el anonimato. La mezquita a la que pertenece cuenta con autorización por parte del Gobierno y la mayoría de los feligreses que asisten a la mezquita son musulmanes hui. Desde el año pasado, a la mezquita se le ordenó izar la bandera nacional y exhibir letreros de propaganda política del Partido.
“Con las políticas actuales, la cohabitación pacífica entre los musulmanes y otros residentes del país, que se ha construido con gran dificultad, desapareció de la noche a la mañana. Eso nunca podrá repararse. Eso es lo que siento en mi corazón”, dijo el imán con emoción, con los ojos llenos de lágrimas.
“De hecho, el Gobierno quiere que las personas declaren repetidamente su lealtad y confirmen su disposición a aceptar su liderazgo. No tienes otra opción si estás en China. Así son las cosas”, dijo el imán.
Las clases de árabe han sido prohibidas
El imán explicó que los mulás, los musulmanes doctos en teología islámica y ley sagrada, son preparados desde la niñez, lo cual les permite estudiar el idioma árabe y el Corán. “Sin embargo, desde el año pasado el Gobierno comenzó a prohibir vigorosamente las clases de lengua y no permite a las personas estudiar o escribir en árabe”, dijo.
“Al principio, los creyentes estaban totalmente en contra de la suspensión de las clases de árabe. Esperaban que sus hijos pudieran estudiar el Corán y la lengua árabe. Tuve que tranquilizar sus emociones en cada servicio de adoración. Como se enteraron de que se habían suspendido clases similares a lo largo de Gansu, en ciudades como Pingliang y Linxia, aceptaron la realidad. Todo el mundo sabe que los débiles no pueden derrotar a los fuertes”, explicó el imán. “Ya que la clase fue cerrada, personal de la oficina gubernamental subdistrital, de la estación de policía, del Departamento del Trabajo del Frente Unido y del Departamento de Asuntos Religiosos acuden dos veces al mes para realizar inspecciones”.
El número de mulás disminuye drásticamente
Debido a que se han puesto fuertes restricciones en lo referente a que los menores de edad estudien el Corán y a que se ha impuesto un control estricto por parte del Departamento de Asuntos Religiosos, el número de mulás ha disminuido significativamente. Tomando el ejemplo de su mezquita, el imán dijo que solían preparar a más de 60 mulás, y ahora sólo hay siete u ocho.
“Ahora, los mulás deben completar nueve años de educación nacional obligatoria antes de que se les permita estudiar el Corán. A partir de 2015, el Departamento de Asuntos Religiosos de Gansu emitió un documento donde exigía que todos los mulás estudiaran en el Instituto de Islamismo de Lanzhou. Aun después de que se gradúan, su certificado de formación debe ser revisado una vez cada cinco años. Además de ser expertos en el Corán, el Gobierno requiere que los mulás demuestren claramente su postura política y apoyen al Partido Comunista; si alguien expresa desacuerdo con las políticas del Gobierno, el mulá debe salir a la defensa en el momento crítico y detener la discrepancia”.
A los musulmanes les preocupa que su fe sea completamente proscrita
El imán dijo que, desde el año pasado, la represión en la Región Autónoma Hui de Ningxia ha sido severa. “Los techos con domos y los símbolos de luna creciente han sido quitados de muchas mezquitas. El Estado ha lastimado enormemente los sentimientos del pueblo musulmán. Ahora, el sentimiento generalizado es que, si continúa esta tendencia, el Gobierno ya no nos permitirá creer, porque China tiene una historia de reprimir las creencias religiosas y de cerrar los sitios religiosos. La situación en Sinkiang es todavía más desesperada”.
El imán no ahondó más en la represión de los musulmanes en Sinkiang ya que oficiales de la policía local le habían advertido que no hablara al respecto. “No nos interesa en absoluto la política o el poder político; sólo nos interesa la fe”, enfatizó el imán.
Hace unos años, el Gobierno ordenó que la mezquita del imán se reubicara, pero sólo proporcionaron una pequeña cuota de reubicación. Los creyentes estaban insatisfechos, pero eligieron autofinanciar la construcción de una nueva mezquita.
“El marxismo considera que la religión es el lastre de la sociedad y que no necesita existir para nada. De acuerdo con la teoría comunista, al final toda creencia religiosa debe ser eliminada. Son dos grupos de valores. Sin embargo, el camino que el Gobierno tomará finalmente no es algo que nosotros, la gente común, podamos predecir claramente”, concluyó el imán.