A fin de asegurarse de que se respeten las prohibiciones en el envío de artículos considerados perjudiciales para el régimen, el Gobierno realiza investigaciones encubiertas y sanciona severamente a empresas y empleados.
por Sun Kairui
Además de los habituales artículos cuyo envío está prohibido en países de todo el mundo, tales como materiales inflamables y explosivos o armas de fuego y municiones, China también ha prohibido el envío de libros y publicaciones periódicas considerados perjudiciales para los intereses del Estado. Por lo tanto, cualquier escrito que critique las políticas gubernamentales o su liderazgo, las Biblias y cualquier otro tipo de literatura religiosa, y los textos sobre movimientos religiosos, tales como la Iglesia de Dios Todopoderoso y Falun Gong o los pertenecientes a grupos cristianos surcoreanos, están prohibidos.
El envío de literatura relacionada con el Tíbet y Sinkiang, región que los uigures prefieren llamar Turquestán Oriental, también está prohibido. Las empresas de servicios postales y de reparto reciben estrictas órdenes de inspeccionar los paquetes, y los empleados que no impidan el envío de artículos prohibidos serán castigados: desde multas y despidos hasta encarcelamiento.
El control sobre las empresas de reparto está aumentando drásticamente, y los medios utilizados por el régimen para controlar lo que los ciudadanos se envían entre sí son cada vez más sofisticados.
En octubre del año pasado, la sucursal de SF Express (Grupo) Co., Ltd. de Zhejiang, una empresa de servicios de reparto con sede en la ciudad de Shenzhen, en la provincia china sureña de Cantón, fue multada con 100 000 yuanes (alrededor de 14 000 dólares) por no haber verificado artículos que poseían el símbolo de Turquestán Oriental, ocultos entre otras cosas, en un paquete enviado por un empleado estatal como parte de una investigación encubierta. Se le exigió a la sucursal que suspendiera sus actividades durante nueve días y el empleado que aceptó el paquete fue despedido.
Empleados de empresas postales y de reparto de la provincia china oriental de Zhejiang le confirmaron a Bitter Winter que agentes de policía a menudo simulan ser clientes para poder atraparlos enviando objetos con contenido político, tales como camisetas con consignas que apoyan las protestas llevadas a cabo en Hong Kong. Los empleados de estas empresas que no descubrieron dichos artículos prohibidos o que no se negaron a enviarlos recibieron advertencias.
Una fuente procedente de Zhejiang que trabaja en el negocio de reparto reveló que, a fines de septiembre, uno de sus clientes fue identificado como «sospechoso de terrorismo» por intentar enviar una camiseta con un mensaje a favor de Hong Kong.
«El control gubernamental sobre las empresas de reparto se ha intensificado durante los últimos dos años y los funcionarios llevan a cabo investigaciones abiertas y secretas», explicó la fuente. “En los casos menores, algunas sucursales de empresas debieron suspender sus actividades durante algún tiempo. En los casos más graves, se impusieron multas de 200 000 yuanes (aproximadamente 28 000 dólares) a la sucursal en cuestión, y de 1000 a 50 000 yuanes (aproximadamente 140 a 7000 dólares) a los empleados implicados; los mismos incluso podrían haber sido sentenciados a penas de prisión si los artículos enviados hubieran incluido libros sobre temas delicados o contenido símbolos religiosos”.
La fuente añadió que, durante los últimos dos años, el Gobierno ha exigido asegurarse en todo momento que cada remitente y destinatario tenga registrado su nombre legal y que todos los paquetes sean abiertos para ser inspeccionados; los que no acatan dichas órdenes son severamente sancionados.
Un internauta comentó en Douban, un sitio de redes sociales chino, que tales métodos de vigilancia e investigación son sumamente habituales en China. «Nuestro Gobierno monitorea públicamente a todos los ciudadanos», escribió el internauta. «No nos preocupa que se filtre nuestra información privada ya que no tenemos privacidad en absoluto».
En la víspera del Día Nacional, celebrado el 1 de octubre, en un sitio web chino se publicó una lista de empresas de reparto sancionadas. Entre otros «infractores», Haishu Zijie Express Co., Ltd. de la ciudad de Ningbo, en Zhejiang, fue multada con 102 000 yuanes (alrededor de 14 000 dólares) por no inspeccionar los paquetes. Una empresa del condado de Xianju bajo la jurisdicción de la ciudad de Taizhou, en la provincia de Zhejiang, recibió una multa de 200 000 yuanes (alrededor de 28 000 dólares) por no haber verificado ni registrado la información de identificación de un cliente.
Además de las investigaciones secretas, las autoridades también están reforzando el control periódico de los servicios postales y de reparto.
En el mes de marzo, en la ciudad Hangzhou de Zhejiang, estaciones de policía locales instalaron equipos de vigilancia de alta definición en varias empresas de envío rápido de la zona.
“Las cámaras de vigilancia permiten que la policía escuche claramente las conversaciones dentro de la empresa. Todo lo que decimos y hacemos queda grabado”, afirmó un mensajero que trabaja en una de las empresas.
Un mes después de la instalación de las cámaras y luego de que una estación de policía local lo descubriera a través de vigilancia remota, uno de los mensajeros recibió una multa de 1000 yuanes (alrededor de 140 dólares) por no haber abierto un paquete para inspeccionarlo.
«El mensajero no abrió el paquete de un cliente para verificar su contenido y la policía llamó de inmediato», le dijo a Bitter Winter un colega de dicho empleado. El mismo añadió que la vigilancia diaria y las quejas de los clientes generadas por la inspección de paquetes lo habían puesto bajo un constante estado de tensión.
El sentimiento es compartido por muchos empleados de empresas postales y de reparto de todo el país. La vigilancia se intensificó en medio de las protestas llevadas a cabo en Hong Kong y de las celebraciones del 70 aniversario de la China comunista en el mes de octubre, así como también durante la celebración de otros eventos internacionales o de gran escala organizados por el Estado.
“No solo los artículos enviados a Pekín y Hong Kong deben ser verificados. A mediados de octubre, el envío de paquetes a Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, también estuvo restringido a causa de los Juegos Militares Mundiales”, le dijo a Bitter Winter un empleado de una de las empresas de mensajería. “A fines de octubre, los artículos enviados a la ciudad de Jiaxing, en Zhejiang, fueron estrictamente inspeccionados debido a la Conferencia Mundial de Internet. En la actualidad, los paquetes a ser enviados a las ciudades de todo el país donde se organizan conferencias son estrictamente controlados o incluso prohibidos».