El caso de la señora He Chengrong de la Iglesia de Dios Todopoderoso
El 21 de diciembre de 2012, una mujer de 44 años de edad, perteneciente a la Iglesia de Dios Todopoderoso y de nombre He Chengrong, fue detenida de manera clandestina por la policía del PCCh por ser líder de su Iglesia, y murió bajo custodia policial. Se había incorporado a la Iglesia a finales de 2004.
La señora He Chengrong (alias Xiaoran) vivía en el Centro Forestal Experimental Shengyuan de Aksu (Sinkiang).
Objeto de escuchas telefónicas, detenida y muerta a consecuencia de torturas
El 21 de diciembre de 2012, alrededor de la una de la tarde, He Chengrong fue rastreada y localizada por la policía por medio de sus llamadas telefónicas. La detuvieron de camino a la iglesia y la llevaron ante la Brigada de Seguridad Nacional de la Oficina de Seguridad Pública de Aksu. La policía incautó 700 yuanes en efectivo (unos 90 euros), materiales evangélicos y todos sus efectos personales.
Tras su detención, su marido trató de «recomprársela» a los agentes de policía. Se fijó un importe superior a los 30 000 yuanes (unos 3900 euros) y la policía accedió a soltarla cuatro o cinco días más tarde.
El 9 de enero de 2013, en torno a las 12 del mediodía, tres policías de la Brigada de Seguridad Nacional de la Oficina de Seguridad Pública de Aksu visitaron por sorpresa a la familia de He Chengrong. Les informaron de que, a causa de un infarto de miocardio, la habían enviado urgentemente al Hospital Popular de la Primera División Agrícola de Aksu el 8 de enero por la noche, y que había muerto tras un infructuoso intento por salvarla. Controlando la indignación, pero con profundo dolor, preguntaron a los policías: «¿Por qué no nos informaron cuando la estaban atendiendo los médicos de urgencias?», pero los policías los engañaron con la excusa de que «no habían tenido tiempo suficiente».
La familia de He Chengrong tuvo acceso a sus restos mortales al día siguiente a la visita de la policía. Les impresionó su pésimo aspecto. Su cuerpo presentaba gran número de magulladuras, entre las que se encontraban un cardenal de unos 2 cm de ancho detrás de las orejas y unas manchas verticales de la anchura de un dedo a ambos lados del cuello. Tenía unos arañazos que le habían magullado toda la espalda y los brazos. Costaba encontrar un pedazo de piel de la anchura de la palma de una mano que tuviera un color normal. Tenía la parte inferior del cuerpo tan hinchada que sus piernas, el doble de anchas que de costumbre, parecían dos barras de pan. Presionada por las preguntas de la familia sobre las evidentes señales de tortura, la policía respondió que no eran más que el livor mortis.
Testimonio de testigos: He Chengrong fue torturada hasta la muerte
Al abrigo del anonimato, una cristiana que estaba detenida en la celda contigua a la de He Chengrong le contó a la familia que los policías le dieron una paliza hasta que se desmayó y que luego la despertaron con agua fría. La noche en que He Chengrong murió, la testigo la oyó agonizar con fuertes gemidos toda la noche. Era evidente que estaba sufriendo un gran dolor y tratando de gritar, pero no podía. En la madrugada siguiente, oyó que alguien gritaba en la celda de He Chengrong: «¡No se va a salvar! ¡Se muere!».
Otra prisionera, de apellido Wang (45 años) y ex empleada de banca, compartía celda con He Chengrong y también dio su testimonio a la familia. Wang explicó que los policías de la Brigada de Seguridad Nacional daban puñetazos, patadas y bofetadas a He Chengrong para sacarle información sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso y sus miembros. Impedían que durmiera de día y de noche y le daban a beber agua de guindilla por la fuerza. Tras cada sesión de interrogatorio, la devolvían a la celda en camilla.
En su último interrogatorio, de nuevo obligaron a He Chengrong a tragar agua de guindilla, lo que le provocó dolor de estómago e irritación intestinal. No podía tragar nada más. La señora Yue’er Nisha, una guardia uigur del centro de detención, aseveró que se trataba de un ayuno voluntario… (¡!), pero puso grilletes en los pies de He Chengrong para que no pudiera ir al aseo. También ordenó a otros prisioneros que la ataran a una cama ancha y le introdujeran por la fuerza un tubo en el esófago para darle alimentos calientes.
Sobre las 8 de la tarde del 7 de enero, He Chengrong sufrió incontinencia, contrajo altas fiebres y se quedó inconsciente, al borde de la muerte. A pesar de que la guardia tuvo constancia en varias ocasiones de la desesperada situación de He, hizo oídos sordos y dijo que se estaba haciendo la enferma. No enviaron a He Chengrong al hospital hasta el 8 de enero antes del amanecer, y murió después de un infructuoso intento por salvarla.
Una autopsia sospechosa
El 10 de enero, la familia de He Chengrong fue al hospital tras recibir de la policía el aviso de su fallecimiento. Sacaron fotos y grabaron vídeos de sus restos mortales in situ. La policía tenía miedo de que la familia de He Chengrong reuniera pruebas de sus malas actuaciones y fotografió a todos los familiares allí presentes para intimidarlos. La policía engañó a la familia de He Chengrong diciéndoles: «Se les dará una solución satisfactoria». Salvo a un cuñado de He Chengrong, al que dejaron quedarse, la policía obligó a marcharse a los demás familiares.
En torno a las 6 de aquella misma tarde, la policía de Sinkiang envió a un forense a la morgue. Sin el consentimiento de la familia, abrió la tapa de los sesos de He Chengrong para extraer el cerebro y le abrió el abdomen para sacarle trozos del corazón, de los pulmones, del estómago, del hígado y de los intestinos, con la presunta finalidad de analizar la causa de la muerte.
Según el cuñado de He Chengrong, aquella autopsia fue una escena verdaderamente insoportable. Presenciaron la escena Zhao Youpeng, de 54 años de edad, subdirector de la Oficina de Seguridad Pública de Aksu; el Secretario de dicha Oficina; el subdirector de la comisaría de Nancheng y el subdirector de la Brigada de Seguridad Nacional.
La policía no dejó que la familia de He Chengrong volviera a ver sus restos mortales.
La policía trata de eludir su responsabilidad
Zhao Youpeng, subdirector de la Oficina de Seguridad Pública de Aksu, supervisó la situación posterior a la muerte de He Chengrong. Reunió a la familia de He Chengrong con el forense y algunas personas del Tribunal de Aksu, de la Fiscalía de Aksu y de la Brigada de Seguridad Nacional.
Zhao Youpeng le manifestó a la familia de He Chengrong que su fe en la Iglesia de Dios Todopoderoso iba contra la doctrina del Partido Comunista y la sociedad. Bajo su punto de vista, era una delincuente política, pues sus creencias guardaban relación con la política. También aseguró que los policías no tuvieron ninguna responsabilidad en la muerte de He Chengrong, ya que falleció de un infarto de miocardio.
La familia de He Chengrong declaró que ella jamás había padecido ninguna cardiopatía ni infartos de miocardio, únicamente afecciones estomacales, y exigió justicia para ella.
La policía no daba su brazo a torcer, negaba toda relación con la muerte de He Chengrong y trataba de restar importancia a la gravedad del fatal suceso. Llevaron a su marido a la comisaría y Zhao Youpeng lo amenazó diciéndole: «Esto no ha sido más que la muerte de una delincuente política, ¿a que sí? ¡Sé inteligente! ¡Esto es Sinkiang!». A continuación, Zhao intentó obligar al marido de He Chengrong a firmar el informe de una prueba de laboratorio en que se precisaba que había fallecido de infarto pulmonar, pero él se negó.
El 5 de febrero de 2013, la policía de Aksu ordenó la incineración forzosa de los restos mortales de He Chengrong en el Crematorio de Xidaqiao. Ya han desaparecido todas las pruebas entre el humo y las cenizas.
Normas nacionales sobre las condiciones de detención
La Constitución de la República Popular China protege los derechos básicos y la libertad de todos.
Artículo 37: «La libertad personal de los ciudadanos de la República Popular China es inviolable. Ningún ciudadano puede ser detenido sin la autorización o decisión de una fiscalía popular o la decisión de un tribunal popular, y la detención no puede ser ejecutada sino por los organismos de seguridad pública. Se prohíbe practicar ilegalmente el arresto de cualquier ciudadano o privarle por otros medios ilegales de su libertad personal o restringir la misma. Se prohíbe realizar sin autorización registros personales a cualquier ciudadano».
Artículo 38: «La dignidad personal de los ciudadanos de la República Popular China es inviolable. Se prohíbe ofenderlos, denigrarlos o lanzarles acusaciones infundadas e imputaciones insidiosas por cualquier medio».
Código Penal
Artículo 247: «Todo funcionario judicial que obtenga la confesión de un investigado o un acusado mediante tortura o que extorsione violentamente a un testigo para que declare será condenado a una pena de prisión fijada en hasta tres años o a detención criminal. Si provoca lesiones, incapacidad o la muerte a la víctima, se le condenará a una pena más severa con arreglo a lo dispuesto en los artículos 234 o 232 de este Código».
Artículo 248: «Todo policía o funcionario de un establecimiento de reclusión, como cárceles, centros de detención o centros de vigilancia, que golpee a un preso o lo maltrate sometiéndolo a castigo corporal será condenado a una pena de prisión fijada en hasta tres años o a detención criminal si las circunstancias son graves; si estas son especialmente graves, se le condenará a una pena de prisión fijada en un intervalo de entre tres y diez años. Si provoca lesiones, incapacidad o la muerte a la víctima, se le condenará a una pena más severa con arreglo a lo dispuesto en los artículos 234 o 232 de este Código».
Ley de Procedimiento Penal
Artículo 50: «De conformidad con el procedimiento legalmente establecido, los jueces, fiscales e inspectores deben recopilar diversos tipos de pruebas que puedan demostrar la culpabilidad o la inocencia del investigado o el acusado, así como la gravedad del delito. Estará terminantemente prohibido obtener confesiones mediante tortura y recopilar pruebas a través de amenaza, incitación, engaño u otros medios ilícitos. A todos aquellos ciudadanos implicados en un caso o que tengan información de los pormenores de un caso se les deben garantizar las condiciones para que puedan aportar pruebas de manera objetiva y completa, y, salvo en circunstancias especiales, se les puede reclamar que ayuden en la investigación». La Ley de Policía, la Ley de Jueces, la Ley de la Fiscalía, la Ley de Seguridad Nacional y la Ley Penitenciaria cuentan con disposiciones especiales acerca de la prohibición de la tortura, con el fin de salvaguardar los derechos humanos de todos los ciudadanos. Por ejemplo, en su artículo 22 (4), la Ley de Policía precisa que: «La Policía Popular no puede cometer ninguno de los siguientes actos: obtener una confesión mediante tortura y someter a los delincuentes a castigos corporales o maltrato».
Posición de Human Rights Without Frontiers
Human Rights Without Frontiers insta a las autoridades chinas correspondientes a que
• abran una investigación exhaustiva sobre la muerte de He Chengrong bajo custodia y sobre cualquier otra muerte en el transcurso de cualesquiera otras modalidades de detención;
• den audiencia a las autoridades de la cárcel, al forense encargado de la autopsia, a los familiares y compañeros de prisión de la víctima;
• analicen los materiales de imagen y vídeo de la familia;
• procesen a cualquier funcionario de quien se sepa haya infringido los artículos 37 o 38 de la Constitución de la República Popular China, los artículos 247 o 248 del Código Penal, el artículo 43 de la Ley de Procedimiento Penal o cualquier otra ley;
• rechacen toda forma de impunidad.
Willy Fautré
Director de Human Rights Without Frontiers