Los nuevos detalles relacionados con la detención de uigures en China exponen a un Estado despiadado que utiliza métodos inhumanos —entre los que se incluye la tortura— para erradicar una cultura.
Bitter Winter informó ayer que los uigures étnicos detenidos fueron trasladados a cárceles emplazadas en provincias más allá de Sinkiang. Nuevos detalles que se desprenden de nuestras coberturas periodísticas continuas exponen los esfuerzos que llevará a cabo el Estado chino para detener y «reeducar» a esta población, la utilización de métodos de tortura para contribuir a su reeducación y la determinación de mantener todas estas iniciativas en secreto.
La operación de reeducación de uigures está siendo expuesta como un enorme desafío logístico. Como informamos ayer, el Estado ha tenido que hallar nuevas instalaciones penitenciarias para al menos 500 000 uigures que anteriormente se encontraban detenidos en la provincia de Sinkiang, situada al oeste de China, y luego organizar el transporte para poder trasladar a todos estos prisioneros a sus nuevos alojamientos, a veces situados a cientos de millas de distancia. No obstante, hoy podemos informar que la preparación y la ejecución de este plan implicó más trabajo del que se conocía anteriormente.
Según un guardia penitenciario perteneciente a una instalación destinada a recibir a prisioneros uigures, en primer lugar, se les ordenó a los directores que buscaran nuevos sitios para alojar a los prisioneros existentes, con el fin de hacer espacio para albergar a los uigures. Una vez que las cárceles estuvieron vacías, comenzó el proceso de renovación. La seguridad tuvo que ser mejorada, todos los vidrios comunes que se hallaban en las celdas de la prisión fueron reemplazados por «vidrios antidisturbios», y las barreras físicas fueron reforzadas. El guardia afirma que se debe pasar por cuatro o cinco puertas, incluidas una puerta de hierro eléctrica y una reja de hierro, para poder ingresar al edificio.
Un obrero de la construcción le dijo a Bitter Winter: “Todo el edificio de la prisión ha sido renovado. Además de las mejoras físicas, el hermetismo ha sido reforzado. Estos prisioneros están completamente aislados del mundo exterior, y es imposible que la gente común se entere de lo que está sucediendo en el interior de la prisión. Si todos los que se encuentran dentro de la misma murieran, nadie se enteraría”.
Los preparativos para alojar a los presos fueron más allá de la cadena de logística e incluso involucraron a recursos humanos. Según múltiples fuentes, los guardias de prisión han sido enviados a Sinkiang para aprender cómo tratar a los reclusos de etnia uigur. La capacitación de los guardias incluía visitas a los campamentos de “transformación por medio de educación” en los que los uigures habían permanecido detenidos previamente. En los campamentos, los guardias están entrenados para «rehacer» o «arreglar» a los uigures, a fin de que los mismos se adapten a la sociedad china. En total, decenas de miles de miembros del personal penitenciario estudiaron las tácticas de control de la policía de Sinkiang.
Según un oficial de policía que estudió estas técnicas, algunos de los métodos equivalen a tortura. El oficial describe, por ejemplo, el uso de descargas eléctricas para castigar a quienes se niegan a admitir que son chinos. El oficial recuerda, “[A los presos] se les aplican fuertes descargas eléctricas. Algunos de los bastones eléctricos están gastados, por lo que los guardias usan guantes eléctricos para torturarlos. El dolor causado por dichos guantes es peor que el causado por los bastones eléctricos. Los bastones aplican una descarga sobre la piel, pero los guantes eléctricos lo hacen directamente a los nervios. La tortura no se detiene hasta que los prisioneros admiten que son chinos. Además, existe un tipo de vestimenta que denominamos «chalecos de erizo». Esta prenda produce descargas eléctricas lo suficientemente fuertes como para matar a alguien. Mediante el condicionamiento diario a descargas eléctricas, los presos se ven obligados a decir cosas como ‘Soy chino. Amo a mi país’ y ‘El Partido Comunista es bueno’. Algunos prisioneros tienen más de 70 años. Si desobedecen, serán golpeados. Se ven obligados a gritar consignas y a cantar el himno nacional y canciones comunistas».
Las autoridades han intensificado los esfuerzos para vigilar a los prisioneros y para mantener sus actividades en secreto. Según guardias de prisión, los prisioneros uigures se ven obligados a permanecer sentados en sus celdas rodeados de cámaras de vigilancia. Deben usar esposas y grilletes en las piernas las 24 horas del día. Tal y como señala un oficial: «Incluso cuando se bañan, luego de quitarse la ropa, los prisioneros deben seguir usando esposas y grilletes».
Un guardia de otra prisión le dijo a nuestro reportero: “Los prisioneros deben usar esposas y grilletes incluso cuando duermen. Sus manos siempre deben estar visibles para evitar que las muevan y puedan orar mientras están en la cama. No se les permite hablar el idioma uigur y deben estudiar mandarín. Si no aprenden a hablar mandarín, serán golpeados, insultados y se les aplicarán descargas mediante el uso de bastones eléctricos».
El guardia le dijo a nuestro reportero que a los presos se les ordena permanecer inmóviles y que se envían oficiales para vigilarlos y asegurarse de que no se muevan. El reportero le preguntó al guardia en cuestión: “¿Se les exige permanecer completamente inmóviles?”. El guardia de prisión respondió: “Sí. Esa también es una forma de castigo. Incluso si les salieran úlceras en sus glúteos, deberían permanecer sentados».
La combinación de tratamiento severo y hermetismo extremo fue lo que más preocupó a algunas de nuestras fuentes. Un guardia de prisión dijo espontáneamente: «Parece que el Partido Comunista quiere eliminar a este grupo [étnico]». Otra fuente se lamentó afirmando: «Dados los actuales métodos de detención y las medidas de hermetismo, todos estos prisioneros podrían ser ejecutados y nadie se enteraría. Esto es incluso peor que los campos de concentración emplazados en Sinkiang. Tal vez el Partido simplemente quiera ‘liberarse’ de esta generación de uigures y luego ‘transformar’ a la siguiente. No me atrevo a imaginarlo”.
Información de Gu Qi and Li Zaili