En la Reunión para el Avance de la Libertad Religiosa organizada en Washington DC por el Departamento de Estado de EE. UU., a las empresas de alta tecnología que suministran componentes a los sistemas de vigilancia chinos se les dijo que lo que hacen es inmoral —y que también debería ser considerado ilegal.
por Massimo Introvigne
El evento sobre libertad religiosa más grande del mundo
La Reunión para el Avance de la Libertad Religiosa, actualmente en su segunda edición, es la reunión sobre libertad religiosa más grande del mundo. Aproximadamente 100 Gobiernos y 500 ONG y organizaciones religiosas respondieron al llamado del Secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, y del Embajador Plenipotenciario de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, Sam Brownback, a fin de trabajar conjuntamente a favor de la libertad religiosa. La Reunión incluye un programa a puerta cerrada para delegados y varios eventos paralelos.
Dos emotivos eventos paralelos inauguraron la semana ministerial del 15 de julio en Washington DC. La Coalición para Promover la Libertad Religiosa en China, la cual reúne, bajo la égida del Embajador Brownback, a grupos que padecen persecución en China, organizó un seminario sobre “Silicon Valley y China: el incremento de la opresión religiosa a través de la tecnología”, presidido por Greg Mitchell, copresidente de la Mesa Redonda Internacional para la Libertad Religiosa; y varias ONG especializadas coorganizaron un evento sobre “Los últimos acontecimientos relacionados con el asesinato a pedido de presos de conciencia en China para la sustracción de sus órganos”.
La tecnología apoya la persecución
Todos sabemos que los uigures y que miembros de otras minorías musulmanas, iglesias domésticas cristianas, practicantes de Falun Gong, miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso, objetores de conciencia católicos que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica, budistas tibetanos y otros son cazados como bestias, detenidos, arrestados durante años, torturados y, en algunos casos, asesinados. Lo que no conocemos del todo es el papel que desempeña la tecnología en lo que respecta a permitir que estos delitos ocurran.
Arrestar a disidentes religiosos y de otro tipo y mantenerlos en campamentos de transformación por medio de educación de alta seguridad se ve facilitado por un sistema orwelliano global de seguimiento y vigilancia. El Partido Comunista Chino (PCCh) no podría implementar este sistema sin los componentes vendidos a China por empresas norteamericanas, europeas, japonesas y surcoreanas, las cuales ganan mucho dinero y no preguntan cómo son utilizados sus productos.
Esto debería detenerse, afirmó la Coalición ante una abarrotada sala del edificio Dirksen del Senado de Estados Unidos. La Coalición planea escribirles a los CEO de las principales empresas de alta tecnología que hacen negocios con China. Si esto no fuera suficiente, pedirá una intervención gubernamental decisiva. Es totalmente inaceptable que empresas del mundo libre ganen dinero a costa de la sangre de los perseguidos.
Testigos de la tortura
La sala escuchó terribles historias de tortura relatadas por Mihrigui Tursun, una mujer de etnia uigur de 30 años, cuyo hijo pequeño, Mohamed, murió por falta de curaciones adecuadas en un hospital de Sinkiang mientras ella se encontraba detenida por el delito de haber pasado tiempo fuera de China. La hermana Zou Demei, cuya historia es bien conocida por los lectores de Bitter Winter, explicó cómo los sistemas de localización y rastreo satelital y por teléfono móvil construidos con componentes occidentales fueron utilizados para “cazarla” durante 14 años, identificar, arrestar y torturar sin piedad a otra miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso a la que confundieron con ella debido a que utilizaba el mismo nombre religioso, y hallar y arrestar a sus ancianos padres mientras su caso recibía publicidad internacional —su madre murió tras cinco días de detención y tortura. La hermana Zou agradeció a la Mesa Redonda Internacional para la Libertad Religiosa y a Bitter Winter por apoyarla y evitar su deportación a China.
Las palabras de la hermana Zou fueron repetidas por Ma Yongtian, empresaria y una de las principales peticionarias que viajó a Pekín desde provincias remotas para presentar peticiones contra la corrupción, sólo para ser castigada y perseguida. También se leyó una declaración escrita por un practicante de Falun Gong, quien ofreció más detalles sobre cómo la tecnología es utilizada para localizar y arrestar a disidentes religiosos, quienes posteriormente son torturados.
Activistas se unen contra la opresión de alta tecnología y la sustracción de órganos
En la segunda parte del evento, activistas procedentes de diferentes países unieron sus voces para exigir que se detenga el flujo de tecnología de vigilancia hacia el PCCh. «Si no puedes hacer el bien», afirmó Bob Fu, fundador y presidente de ChinaAid, «al menos no debes hacer el mal». Luisa Greve, directora de asuntos exteriores del Uyghur Human Rights Project (Proyecto de Derechos Humanos para el Pueblo Uigur), resumió los esfuerzos realizados para introducir legislación que haga ilegal en Estados Unidos esta asistencia tecnológica a los torturadores. La abogada taiwanés, Tung Wen-Hsun, denunció la continua y terrible práctica de sustracción de órganos.
Esta práctica fue el foco central de un segundo evento paralelo, organizado por el Centro de Investigación de Sustracción Forzada de Órganos en China (COHRC, por sus siglas en inglés), la Coalición Internacional para Poner Fin al Abuso de Trasplantes en China (ETAC, por sus siglas en inglés), la Human Rights Law Foundation (HRLF), e Iniciativas de Poder Ciudadanas para China (CPIC, por sus siglas en inglés) en el Club Nacional de Prensa, presidido por Luisa Greve, y en el que participaron expertos internacionales. El Centro de Investigación de Sustracción Forzada de Órganos en China presentó su Informe del 2019 y la película Genocidio médico.
Mientras que el PCCh gasta grandes sumas de dinero para producir trabajos «académicos» de intelectuales y otros adeptos que niegan que la sustracción de órganos sigue centrándose en los presos de conciencia de Falun Gong, la minoría uigur y otros grupos perseguidos, entre los que se incluye la Iglesia de Dios Todopoderoso, los hallazgos del Tribunal de China y otras investigaciones internacionales independientes, desmintieron tales intentos de negación. No obstante, la Dra. Ann F. Corson señaló que una red de medios adeptos al PCCh se niega obstinadamente a brindar información sobre tales investigaciones y simplemente repite las noticias falsas procedentes de China, argumentando que la práctica ha sido detenida.
Desafortunadamente, la sustracción de órganos goza de buena salud en China. Los que no están vivos son los presos de conciencia, quienes son asesinados cuando sus órganos son necesarios para el más vergonzoso de todos los tráficos.
Discurso de la hermana Zou Demei
Discurso de la Sra. Mihrigul Tursun