En la China comunista, donde la ley es utilizada para abusar del poder, los que tienen las conexiones adecuadas pueden quedar impunes de un asesinato cometido a plena luz del día.
por Li Guang
Un anciano adivino fue asesinado a golpes
Zheng Baoju, procedente de la aldea de Zhenggou, administrada por la ciudad de Gongyi, en la provincia central de Henán, solía leer la fortuna en un puesto callejero. El 30 de abril, el anciano discapacitado de 71 años fue asesinado a golpes por un oficial de gestión urbana.
Un testigo presencial le proporcionó a Bitter Winter un relato del incidente. A aproximadamente las 10 de la mañana de ese día, Zheng Baoju instaló su puesto en el distrito de Shangjie de Zhengzhou. Dos oficiales de gestión urbana pronto se le acercaron, y uno de ellos regañó al Sr. Zheng por haber instalado el puesto y confiscó su letrero. Cuando éste trató de recuperarlo, el oficial le propinó un fuerte golpe, derribándolo al piso. Un adivino que trabajaba en la zona se acercó a los oficiales y los reprendió por haber herido al anciano, pero los mismos se marcharon rápidamente.
El Sr. Zheng yacía inmóvil en el suelo, por lo cual las personas presentes en el lugar decidieron llamar a una ambulancia, pero para cuando ésta arribó, el hombre ya estaba muerto.
Cuatro oficiales de la estación de policía local se presentaron en el lugar para investigar el incidente. Tres testigos presenciales les confirmaron que un oficial de gestión urbana había golpeado a Zheng Baoju. Los oficiales llevaron a uno de ellos, también adivino, hasta la estación para poder grabar su declaración. Pero cuando el mismo se marchó del lugar, modificó totalmente su relato: dejó de afirmar que la golpiza del oficial había sido la causante de la muerte del Sr. Zheng e incluso se negó a decirle la verdad al hijo del difunto.
Video: Mientras Zheng Baoju yace muerto en el suelo, varios oficiales de policía llevan a cabo una investigación.
«En China, si te atreves a decir la verdad, los funcionarios gubernamentales te causarán problemas y presentarán una acusación falsa en tu contra por denunciar al orden público», comentó un espectador. «Definitivamente te meterás en problemas. ¿Quién se atrevería a decir la verdad?”.
No hay justicia para un defensor de los derechos humanos asesinado
Desde el otoño de 2017, la Compañía Minera de Tiansheng ha estado efectuando perforaciones en las afueras de la aldea de Shichang, en el distrito de Lishu de Jixi, una ciudad de la provincia nororiental de Heilongjiang. La compañía utilizaba explosivos para cavar más profundamente en el suelo y las explosiones reverberaban por toda la aldea día tras día. Algunas casas comenzaron a agrietarse, y los aldeanos comenzaron a temer por la seguridad de sus propiedades. No solo eso, sino que también estaban preocupados por el estado de su salud mental debido a las constantes vibraciones y fuertes sonidos.
Los residentes de la aldea informaron la situación al Gobierno local, pero los funcionarios les dijeron que la compañía poseía todas las licencias de explotación minera exigidas por la ley y les advirtieron que no perturbasen sus operaciones.
Al no contar con el apoyo del Estado, los aldeanos decidieron defender sus derechos por sí mismos. El 29 de marzo de 2018, un gran grupo de residentes se dirigió a la Compañía Minera de Tiansheng y bloqueó algunos de sus camiones. La gerencia de la compañía ignoró a los aldeanos, por lo que los mismos decidieron permanecer en el lugar hasta que alguien se dignara a escuchar sus quejas.
A las 6 de la mañana del 1 de abril, mientras los aldeanos acampaban frente a la compañía por tercer día consecutivo, un conductor se subió a uno de los camiones y comenzó a conducir. Sun Zongchun, un residente de la aldea, de 38 años, y otros dos aldeanos corrieron hacia el vehículo en un intento de detenerlo. Para horror de todos, el conductor no se detuvo, sino que continuó conduciendo directamente hacia los tres manifestantes. El Sr. Sun no tuvo tiempo de evadir el impacto y fue golpeado y atropellado por el camión de 50 toneladas.
«El cuerpo de Sun Zongchun quedó gravemente mutilado. Su cerebro estaba esparcido por todo el suelo, y sus ojos y su corazón habían sido arrojados a más de 3 metros de distancia», le dijo a Bitter Winter un aldeano que había presenciado el incidente, aún traumatizado por la experiencia. El mismo añadió que el conductor se bajó del camión y encendió tranquilamente un cigarrillo. Luego efectuó una llamada desde su teléfono móvil y le dijo a alguien: «Atropellé a una persona». El conductor colgó y dijo en voz alta, a nadie en particular, que el año pasado había atropellado a una persona, pero que no había sido castigado porque su hermano era un funcionario perteneciente a la Agencia de Seguridad Pública. Tras decir estas palabras, subió al camión y se marchó, como si nada hubiera pasado.
Según una fuente, tres días después del incidente, el jefe del distrito de Lishu se presentó en la aldea, acompañado por agentes de policía y miembros del personal de una funeraria, prometiendo justicia para el difunto. Pero tan pronto como el cuerpo del Sr. Sun fue retirado del lugar, el funcionario comenzó a regañar a los aldeanos, afirmando que ellos habían sido los que habían infringido la ley al bloquear los camiones de la compañía. Uno de los oficiales agarró a un aldeano por el cuello de la camisa y amenazó con golpearlo si desobedecía.
Temerosos de las inminentes consecuencias, los aldeanos tuvieron que renunciar a defender sus derechos.