A pesar del acuerdo firmado entre el Vaticano y Pekín, las autoridades chinas continúan reprimiendo a las Iglesias.
La crisis a la que se enfrenta la Iglesia Católica Clandestina en China Continental está empeorando día tras día, ya que las autoridades, a pesar del acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, están allanando y clausurando lugares de reunión pertenecientes a la Iglesia Clandestina de manera ininterrumpida.
Lo que hace que todo sea aún más inestable son los nuevos requisitos establecidos por el nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos, el cual exige que todos los lugares de reunión que no se unan a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) sean considerados ilegales y colocados en la mira para ser clausurados. Bitter Winter ha informado en repetidas ocasiones que sacerdotes clandestinos han sido convocados por departamentos gubernamentales para ser interrogados y «transformados». El Partido Comunista Chino (PCCh) interpreta el acuerdo en el sentido de que los sacerdotes de la Iglesia Católica Clandestina simplemente deben unirse a la APCC.
A mediados de octubre de 2018, las autoridades allanaron la Iglesia de Machi, la iglesia católica clandestina más grande de la ciudad de Baotou, en la Región Autónoma de Mongolia Interior. El mismo día del allanamiento, el Departamento de Trabajo del Frente Unido del Municipio de Baotou, en coordinación con la Brigada de Seguridad Nacional local, envió a más de 300 policías especiales y policías armados para que rodearan la Iglesia de Machi y obligaran a sus miembros a aceptar como nuevo encargado a un sacerdote de la APCC del distrito de Qingshan, de la ciudad de Baotou, asignado por el Gobierno.
Al no estar dispuestos a ser afiliados a la APCC, los miembros de la Iglesia utilizaron un enorme candado para cerrar las puertas del templo, en un intento por mantener al sacerdote de la APCC fuera y sin poder tomar el control. El sacerdote legítimo encargado de esta iglesia católica clandestina fue detenido por la policía. A pesar de que más tarde fue liberado, se le prohibió ingresar a la iglesia para celebrar misas.
Para mantener fuerte la fe de los miembros de la Iglesia, el encargado de esta celebró una misa. Pero las autoridades rápidamente se enteraron de este hecho, e inmediatamente visitaron su hogar para advertirle que subir al estrado y celebrar una misa era ilegal para él, y si lo hacía nuevamente, sería arrestado. Las autoridades también amenazaron con revocar la licencia comercial de su familia.
Según creyentes, a principios de octubre, Paul Meng Qinglu, el obispo designado por el PCCh declaró que se haría cargo de la Iglesia de Machi para oficiar la Santa Misa, a pesar de que muchos creyentes se niegan a aceptar obispos nombrados por el Gobierno.
Creyentes reunidos fuera de la Iglesia de Machi, cantando himnos y custodiando la misma.
La provincia china norteña de Hebei, es la provincia con el mayor número de católicos en el país. El control y la represión que las autoridades despliegan contra las iglesias católicas clandestinas de la región nunca ha cesado. El 22 de octubre, funcionarios del Departamento de Asuntos Religiosos del condado de Ningjin, bajo la jurisdicción de la ciudad de Xingtai, en la provincia de Hebei, irrumpieron en una iglesia católica clandestina local. Afirmando que la misma no poseía una licencia y que el sacerdote no había sido reconocido por el Gobierno, los funcionarios obligaron a los creyentes a retirar las imágenes del viacrucis —una serie de imágenes que representan a Jesucristo el día de su crucifixión junto a las oraciones que las acompañan— que se hallaban colgadas en los muros, así como todos los demás símbolos religiosos. Posteriormente, sellaron la iglesia con cinta de barricada.
Una semana antes, una iglesia católica clandestina emplazada en el distrito de Qiaoxi de la ciudad de Xingtai, también fue sellada por las autoridades, quienes utilizaron el pretexto de que no se habían completado los procedimientos pertinentes. Según fuentes, en la actualidad, las autoridades han contratado personal para vigilar al sacerdote de esta iglesia. Cuando el sacerdote ingrese a la misma, será arrestado inmediatamente.
Casi al mismo tiempo, varios lugares de reunión pertenecientes a la Iglesia Clandestina emplazados en la ciudad de Dingzhou, en Hebei, también fueron clausurados forzadamente por las autoridades. El encargado de una iglesia local afirmó que les exigieron que un sacerdote asignado por el Gobierno fuera el encargado de dar los sermones, y que el que no estuviera dispuesto a escucharlo sería arrestado.
«No escucharemos los sermones del sacerdote enviado por el Gobierno», afirmó un creyente. «El sacerdote enviado por el Gobierno tiene esposa e hijos, y es un farsante».
Para poder cumplir con su fe, los creyentes se vieron obligados a dividirse y a celebrar reuniones más pequeñas por separado.
“En la actualidad, la Iglesia se enfrenta a una calamidad. No importa cuánto nos persiga el Gobierno, debemos orar fervientemente a Dios y respetar nuestra fe», afirmó un miembro de la Iglesia de edad avanzada.
Información de Gu Qi