El Gobierno chino continúa adoctrinando a los estudiantes con ideología socialista y obliga a los ciudadanos a estudiar el pensamiento de Xi Jinping.
por Li Mingxuan
El brote de coronavirus ha alterado la vida cotidiana de todos los habitantes de China, ya que numerosas ciudades, poblados y aldeas han sido cerrados de emergencia. Las instituciones educativas de todo el país pospusieron el inicio del nuevo período educativo o comenzaron a impartir clases en línea.
El 13 de febrero, una escuela primaria emplazada en el distrito de Wendeng de Weihai, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia oriental de Shandong, impartió su primera clase ideológica y política en línea, mostrándoles a los estudiantes en sus hogares un video de propaganda titulado Confianza, responsabilidad y misión. Luego de ello, los estudiantes tuvieron que escribir un ensayo sobre lo que habían visto.
El video, destinado a fortalecer el amor de los estudiantes por el Partido Comunista, describe principalmente el «excelente liderazgo y Gobierno» del presidente Xi Jinping durante la epidemia. La misión de los 90 millones de miembros del Partido Comunista Chino (PCCh), tal y como se afirma en el video, es servir, en primer lugar, a las personas comunes, haciendo de su salud la máxima prioridad.
Bitter Winter había informado anteriormente que, mientras la gente moría a causa de la COVID-19, la máquina de propaganda del PCCh trabajaba arduamente para alabar al presidente Xi, al socialismo con características chinas y al «espíritu revolucionario» por haber vencido al mortal virus. Al mismo tiempo, ignoraba por completo el hecho de que al ocultar información vital y silenciar a los denunciantes, el régimen ha permitido que el virus se propague por todo el mundo.
Un estudiante universitario procedente de la ciudad de Taiyuan, en la provincia norteña de Shanxi, le dijo a Bitter Winter que el Gobierno les había ordenado a las universidades impartir dos clases ideológicas y políticas en línea por semana, centrándose en el marxismo-leninismo y en el maoísmo.
«Durante cada clase, lo primero que muestra la pantalla de mi computadora es la bandera nacional siendo izada al son del himno nacional», explicó el estudiante. “Tengo que filmarme viendo esto y enviarle las imágenes a mi profesor. ¡Es sumamente molesto! Pero si no lo hago no obtendré ningún punto y también podría dificultar mis perspectivas de hallar trabajo después de graduarme”.
La aplicación Xuexi Qiangguo (Estudio de Xi, Nación Fuerte), lanzada en enero de 2019, también se ha convertido en obligatoria para los estudiantes. Una universidad emplazada en la ciudad de Jinzhong de Shanxi les exigió a los estudiantes acumular 300 puntos en la aplicación por semana y enviar una captura de pantalla con los mismos al secretario de clase de la Liga de la Juventud Comunista. Los puntos acumulados son utilizados para determinar una «clase excelente» y un «excelente secretario de la rama de la Liga», y aquellos que obtengan los puntajes más altos también serán elogiados. La administración de la universidad convoca a los directores y secretarios de clase de la Liga Juvenil que no cumplan con el estándar establecido.
Las clases en línea ya son estresantes, se quejaron los estudiantes, por lo que trabajar en la aplicación Xuexi Qiangguo le añade más presión a su rutina diaria. «¿Se puede obligar a alguien a amar al país y al Partido?» preguntó uno de los estudiantes. «¡Solo un Gobierno que está perdiendo el apoyo del pueblo presionaría para que lo amen!».
El brote de coronavirus no redujo la presión ejercida sobre los millones de miembros del PCCh y los funcionarios públicos, entre los que se incluye a los maestros y profesores, para que acumulen puntos en la aplicación Xuexi Qiangguo. En el mes de febrero, el Gobierno de un condado de Yuncheng, una ciudad a nivel de prefectura de Shanxi, les exigió a todos sus empleados y profesores que se suscribieran a la aplicación y obtuvieran no menos de 30 puntos diarios. En lo que respecta a los miembros y funcionarios del PCCh, por lo menos debían obtener 50.
«Todos los días tenemos varias clases en línea y debemos preparar las lecciones en nuestras computadoras», afirmó con impotencia un profesor. “Nuestra vista se ha deteriorado por tener que mirar la computadora y el teléfono móvil durante todo el día. No tenemos tiempo ni energía para obtener los puntos de Xuexi Qiangguo”.
A fin de asegurarse de que ninguna palabra del presidente pase desapercibida, a todas las librerías de China se les exige vender los libros con los discursos de Xi Jinping.
«Cada vez que Xi Jinping da un discurso, el Gobierno lo publica y nos lo distribuye», se quejó el empleado de una librería de la ciudad de Yichun, en la provincia suroriental de Jiangxi. “Tenemos que venderles estos libros a todas las instituciones gubernamentales que conocemos. Nadie quiere leerlos y estas organizaciones solo los compran para demostrar lealtad”. El mismo añadió que si no vende la cantidad de libros estipulada, se le deducirá de su salario la cantidad de dinero faltante. Si las instituciones gubernamentales no pagan los libros a tiempo, él también deberá compensarlos.
Un infiltrado en el Gobierno procedente de Yichun le dijo a Bitter Winter que el otoño pasado, un funcionario gubernamental de un municipio local compró cientos de libros con los discursos de Xi Jinping antes de una inspección del Gobierno provincial para evitar las críticas por no estudiar el pensamiento de Xi Jinping de forma suficientemente activa.