El PCCh aplica estrictas medidas para prohibir que las personas se despidan de sus devotos familiares fallecidos de acuerdo con las tradiciones y costumbres religiosas.
por Wang Yichi
En el mes de junio, la Oficina del Comité de Asuntos Étnicos y Religiosos de la provincia nororiental de Liaoning emitió una Notificación sobre la prohibición de celebrar ceremonias funerarias religiosas en los lugares funerarios. En el documento se les ordena a todos los departamentos de asuntos étnicos y religiosos locales que no aprueben la celebración de funerales religiosos en cementerios, funerarias y otros lugares similares. Todos estos sitios tienen prohibido celebrar ceremonias religiosas en homenaje a los difuntos, incluyendo la predicación de sermones, la lectura de las Escrituras, y la distribución de artículos religiosos.
La orden está siendo implementada a lo largo de todo Liaoning. El Comité de Asuntos Étnicos y Religiosos de la ciudad de Dandong emitió una orden mediante la cual prohíbe «celebrar actividades religiosas privadas fuera de los lugares religiosos». En el documento se prevén inspecciones en las funerarias y se les ordena a los lugares religiosos que implementen medidas de autoinspección para eliminar tales actividades.
«En el mes de julio, la Agencia de Asuntos Religiosos convocó a los directores de las iglesias para informarles que a las congregaciones no se les permitía celebrar servicios para los difuntos y que los predicadores tenían prohibido celebrar bodas y funerales», afirmó un predicador perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de la ciudad a nivel de condado de Xinmin, administrada por la ciudad de Shenyang. «Todo miembro del clero que celebre dichos servicios o ceremonias será despedido y sancionado».
La prohibición de celebrar ceremonias funerarias religiosas también está siendo implementada en otras provincias: las personas son hostigadas en las funerarias e incluso en sus hogares.
En el mes de abril, luego de que una miembro de la Iglesia de la Gran Alabanza falleciera en el poblado de Yanji, administrado por la ciudad de Shangqiu, en la provincia central de Henán, sus familiares planearon instalar un cobertizo funerario, popular entre los cristianos chinos, pero fueron detenidos por funcionarios gubernamentales. Los mismos reprendieron a la familia, alegando que en los hogares de las personas no están permitidos los símbolos religiosos, por lo que no había forma de que pudieran construir un cobertizo funerario.
Ese mismo mes, un predicador perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de la ciudad de Yongcheng, en Henán, se vio obligado a interrumpir una ceremonia fúnebre religiosa que estaba celebrando para un familiar fallecido. “Si celebrara ceremonias religiosas, mi iglesia podría verse implicada, e incluso podría ser clausurada para siempre”, explicó el predicador.
Una creyente procedente de la ciudad de Ningbo, en la provincia oriental de Zhejiang, le dijo a Bitter Winter que, en los meses de abril y junio, varios miembros de su iglesia fueron en dos oportunidades al crematorio local para cantar himnos en homenaje a los creyentes fallecidos, pero los guardias de seguridad les ordenaron marcharse. Cuando pidieron una explicación, los guardias les dijeron que «no se pueden cantar himnos religiosos porque China es un país ateo».
En septiembre del año pasado, luego de que una miembro de una iglesia católica no registrada falleciera en un poblado bajo la jurisdicción de la ciudad de Wenzhou, en Zhejiang, tres funcionarios gubernamentales se presentaron en su hogar para advertirles a los familiares de la mujer que los funerales religiosos habían sido prohibidos. Los mismos les explicaron que «la extravagancia y el derroche de dinero no están permitidos» y les exigieron quitar las cruces y otros símbolos religiosos.
Cuando un creyente intentó encender velas en forma de cruz en una funeraria, un empleado de la misma le ordenó que se detuviera de inmediato, amenazando con no cremar el cuerpo del difunto si el creyente desobedecía. Durante los siguientes dos días, funcionarios gubernamentales monitorearon el lugar, dispersando a los creyentes que cantaban himnos y retirando los artículos religiosos.