Por temor a la propagación religiosa, en los espacios públicos se han prohibido incluso los bailes y ejercicios aeróbicos para personas mayores al son de la tradicional música budista.
por Li Guang
En el mes de abril, un condado bajo la jurisdicción de la ciudad de Xingtai, en la provincia norteña de Hebei, celebró una «reunión de capacitación sobre reforma religiosa», con el objetivo de intensificar la represión y supresión del catolicismo, el protestantismo y el budismo. Entre otras medidas discutidas en la reunión, funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido provincial prohibieron escuchar música budista o bailar al son de la misma en lugares públicos. Además, se les ordenó a los funcionarios de la aldea que organizaran actividades culturales para mantener a los aldeanos alejados de la religión, restringiendo y eliminando todas las actividades de carácter religioso.
A fines de marzo, el secretario de un comité barrial les prohibió a docenas de ancianos bailar al son de la música budista en la plaza de un distrito residencial de la ciudad a nivel de condado de Dingzhou, bajo la jurisdicción de la ciudad de Baoding, en la provincia de Hebei. La razón esgrimida fue que las letras contenían términos religiosos que no se ajustaban a las políticas del Gobierno central.
Medidas similares han sido implementadas en otras provincias y regiones de China. En la provincia central de Henán, el 10 de mayo, aproximadamente 120 personas estaban haciendo ejercicios aeróbicos con canciones budistas en la Plaza del Siglo del distrito de Yicheng de la ciudad de Zhumadian, cuando dos policías uniformados les ordenaron que se detuvieran.
Los oficiales declararon que, de acuerdo a las regulaciones gubernamentales, está prohibido escuchar música religiosa en áreas públicas. Las personas que se hallaban en el lugar explicaron que solo estaban haciendo ejercicios físicos y que no estaban llevando a cabo ningún tipo de actividad religiosa, pero los oficiales los reprendieron, advirtiéndoles que serían arrestados si volvían a escuchar música budista. Sintiéndose impotentes, no tuvieron más remedio que dispersarse.
«Ni siquiera se nos permite escuchar música budista mientras bailamos. ¿Dónde están nuestros derechos humanos y nuestra libertad?», afirmó con enfado una mujer que participaba en la danza. En respuesta, un funcionario del comité vecinal local afirmó: «La ley establece la libertad de creencia, pero eso es sólo a ojos de los extranjeros. Libertad es ‘libertad’ dentro del ámbito especificado por el Gobierno, la misma no puede exceder dicho ámbito».
Un budista local comentó que las canciones budistas no están permitidas en los espacios públicos porque el Gobierno teme que, si las personas escuchan música religiosa, comenzarán a creer en el budismo, socavando al Gobierno y su autoridad.
En lugar de música y danza budistas, las autoridades están promoviendo enérgicamente canciones «rojas» revolucionarias y que glorifican al Partido Comunista Chino (PCCh), incluso en los templos. Un monje budista del condado de Hongtong, bajo la jurisdicción de la ciudad de Linfen, en la provincia norteña de Shanxi, le dijo a Bitter Winter que el pasado mes de septiembre la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos del condado exigió que su templo izara la bandera nacional y cantara el himno nacional. Desde entonces, durante los festivales budistas, ya no se pueden escuchar en el interior del templo los tradicionales cantos y el sonido de los tambores. En lugar de ello, los mismos han sido reemplazados por canciones «rojas», tales como “El socialismo es bueno” y “Navegar los mares depende del timonel”.
Mientras tanto, en un templo budista emplazado en la ciudad de Zouping, en la provincia oriental de Shandong, se pueden escuchar cánticos inusuales durante las ceremonias: los creyentes son obligados a cantar canciones que demuestren su lealtad al PCCh y a sus líderes, tales como «Sé el monje de Mao Zedong», «Sé un patriarca de Deng Xiaoping», «Sé el instructor de Hu Jintao», «Cumple el sueño chino del Presidente Xi».
Bajo el actual régimen, la represión de todo lo relacionado con la religión se ha convertido en algo cotidiano. «En China, la intensa persecución llevada a cabo por el Gobierno contra numerosas religiones –practicantes de Falun Gong, cristianos y budistas tibetanos entre ellos– es la norma. Desde su fundación, el PCCh ha demostrado una hostilidad extrema hacia todas las religiones. “El Partido exige que sólo a él se lo llame dios», afirmó el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en un discurso dedicado a la publicación del Informe sobre Libertad Religiosa Internacional del año 2019, emitido el 21 de junio por el Departamento de Estado.