A medida que el Gobierno chino avanza en su campaña de demolición de templos, muchos de los budistas que han sido expulsados de los mismos viven ahora en la miseria.
Tao Huilan (seudónimo), una budista de 70 años que vivió durante 16 años en el Templo Zushi, ubicado en la ciudad de Huangshi, en la provincia central china de Hubei, se quedó sin hogar de la noche a la mañana.
El 24 de septiembre de 2018, funcionarios municipales y de la Oficina de Asuntos Religiosos se presentaron en el templo para hacer una inspección y, a pesar de que se les mostró toda la documentación necesaria, es decir, de ordenación, conversión y registro del lugar como centro de actividades religiosas, emitido por la Oficina de Asuntos Étnicos y Religiosos del condado, los funcionarios echaron a Tao Huilan del templo. Le dijeron que sus documentos no servían de nada y que el equipo de inspección del Gobierno central iba a ingresar al templo.
No les importó que Tao Huilan hubiese criado a dos niños mientras se encargaba de quemar el incienso en el templo. Tras ordenarle que abandonara el templo, también le prohibieron utilizar su túnica budista.
Tao Huilan pensó que podría volver al templo cuando terminara la inspección. Sin embargo, un mes después, ocho personas, incluidos los funcionarios municipales y el secretario del Partido de la aldea, se presentaron de nuevo en el templo y le ordenaron a dos aldeanos que tapiaran la entrada y las ventanas del templo.
Tao Huilan intentó detenerlos, pero un funcionario gubernamental le explicó que eran “órdenes superiores. Si el templo no se sella, habrá que demolerlo”.
Tao Huilan, desconsolada, solo pudo observar cómo tapiaban la entrada principal y las ventanas del templo. Al terminar, los funcionarios gubernamentales le ordenaron que recogiera sus cosas y saliera del templo por una puerta lateral hacia un edificio contiguo prácticamente en ruinas, sin puertas ni ventanas. Era el lugar en el que permanecían los cuerpos de los fallecidos de la aldea antes de ser enterrados.
El 6 de noviembre, la directora del congreso de mujeres de la aldea, que forma parte del comité local de la Federación de Mujeres, bajo las órdenes del Partido Comunista Chino, le advirtió a Tao Huilan que no podía vivir en el templo ni recibir limosnas. La directora también indicó que personal gubernamental haría inspecciones sin notificarlo y el templo sería demolido tan pronto se descubriese a alguien viviendo allí.
Tao Huilan dependía de los donativos de los budistas y de las personas que iban a quemar incienso y orar en el templo. Una vez tapiado, Tao Huilan y sus dos hijos se vieron en serias dificultades.
“Ahora, el Gobierno no nos permite vivir en el templo. No tengo ninguna fuente de ingresos. ¿Qué voy a hacer a partir de ahora?”, se preguntó.
Otro templo, el Templo Xiuling, ubicado en el distrito de Tieshan de la ciudad de Huangshi, provincia de Hubei, también fue cerrado, y dos mujeres budistas de 60 años que vivían en el interior fueron desalojadas varias veces.
En septiembre de 2018, una de las mujeres, que estaba a cargo del templo, gastó más de 20 000 yuanes (casi 3000 dólares) en la reparación y renovación del mismo. Menos de un mes después, el secretario del Partido de la localidad, el director y otros funcionarios se presentaron en el Templo Xiuling y señalaron que el lugar no contaba con el certificado de registro como centro para actividades religiosas y que debía cerrarse. Poco después, personal local selló el templo con tiras de papel y les ordenó a las dos mujeres mudarse de inmediato. No tenían otro lugar para vivir, así que se quedaron en secreto en el templo.
El 27 de octubre, el director de la comunidad y funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD) se presentaron de nuevo en el templo.
Al ver que la puerta del templo estaba abierta, un funcionario del UFWD reprendieron a los funcionarios de la comunidad que los acompañaban. “Si el equipo central de inspección se presenta para investigar y descubre que todavía hay personas que adoran a Buda en el templo y siguen viviendo allí, el alcalde será degradado y todos los funcionarios de la comunidad perderán sus empleos”, explicaron.
La creyente a cargo del templo les preguntó airadamente a los funcionarios: “para mantener sus cargos como funcionarios, ¿es necesario que actúen en contra de nuestra fe?”.
Los funcionarios gubernamentales permanecieron indiferentes. Cerraron la puerta del templo por la fuerza, obligaron a las dos creyentes a marcharse y amenazaron con demoler el templo si abrían la puerta de nuevo.
Según algunas fuentes, para evitar que las dos creyentes volvieran a vivir en el templo, las autoridades también le solicitaron al dueño de un restaurante cercano que vigilase la intersección que conduce a la montaña donde se encuentra el templo y les prohibiese volver.
Según un budista que está a cargo de un templo en el condado de Yangxin, bajo la jurisdicción de la ciudad de Huangshi, más de 100 templos han sido cerrados en ese condado.
Información de Cai Congxin