Los montajes son empleados para tenderle una trampa a la persona en cuestión y hacerlo ver lo suficientemente mal como para que pueda ser deportado.
por Piao Junying
Recientemente, la organización Human Rights Watch publicó un informe según el cual las autoridades chinas utilizan las llamadas «organizaciones ilegales» como un pretexto para destruir a la sociedad tibetana.
El Partido Comunista Chino (PCCh) a menudo busca clasificar la disidencia y la fe religiosa como «extremismo» para perseguirlos.
Desde el año 2012, han habido muchos enfrentamientos entre las autoridades chinas y el pueblo tibetano. Hubo protestas y, en algunos casos, hasta autoinmolaciones llevadas a cabo por lamas. Estos hechos han provocado «disturbios» en las regiones tibetanas, y para frenarlos, las autoridades idearon una manera insidiosa de tenderles trampas a los monjes tibetanos.
HD se enteró de un incidente acaecido en la ciudad de Baishan, en Jilin, donde las autoridades llevaron a cabo un montaje para tenderle una trampa a un monje local.
Según dos fuentes, el Departamento de Seguridad Pública de la ciudad de Baishan contrató a civiles desempleados para que actuaran como si ciertos monjes locales los hubieran perjudicado. Los oficiales de policía asumieron el papel de interpretar a esos monjes, usando las túnicas tibetanas y demás. El grupo ensayó en una base de entrenamiento local situada en Linjiang durante una semana. A los civiles se les pagó 150 yuanes al día por su trabajo.
El acto involucró a «plebeyos» que denunciaban a «monjes» por estafarlos y quedarse con su dinero. La gente les gritaba que les devolvieran su dinero. Incluso los autos estacionados cerca tenían las palabras «devuélvanles el dinero» escritas en ellos. Además de esto, videógrafos profesionales filmaron todo.
Por otro lado, policías equipados con escudos y armas montaban guardia. El jefe del departamento de seguridad pública también apareció en una patrulla, gritando a través de un altavoz. También había ambulancias estacionadas cerca de la zona.
Fue un acto ensayado hasta el último detalle y diseñado para que un observador casual creyese que era real.
El acto efectivamente provocó creciente descontento contra un monje en particular. Las autoridades vendieron a la fuerza su casa en Jilin y lo deportaron de regreso al Tíbet.
Según varios comentaristas, actos como estos son bastante comunes en China. El PCCh a menudo los pone en práctica para engañar a grupos religiosos y disidentes. Además de reprimir a los disidentes tibetanos, esta táctica ha sido utilizada contra la protesta estudiantil de Tiananmén llevada a cabo en el año 1989, así como también contra el movimiento de Falun Gong.