Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Estimuladas por el presidente Xi Jinping, las instituciones de educación superior existentes en China están incrementando la cantidad de clases obligatorias destinadas a adoctrinar a los jóvenes.
A fin de cultivar seguidores leales y sumisos, el PCCh establece cursos de «patriotismo rojo» que veneran el pasado revolucionario de China para niños en edad preescolar.
Debido a que el Gobierno está intensificando su «educación patriótica”, los estudiantes chinos están siendo cada vez más imbuidos de ideología comunista.
En China, el clero perteneciente a la Iglesia protestante estatal es obligado a predicar sobre el patriotismo, los valores socialistas y los reglamentos gubernamentales, según lo prescrito por el Partido Comunista.
A través de incentivos gubernamentales, los chinos de etnia han han sido atraídos a Sinkiang para acelerar la «hanificación» de los musulmanes étnicos. En la actualidad, no les es fácil regresar a sus hogares.
El culto a la personalidad de Xi Jinping está alcanzando cotas inigualables, ya que sus retratos sustituyen a los símbolos religiosos no solo en los lugares de culto sino también en los hogares de los creyentes.
Como consecuencia de torturas y malos tratos, cada vez son más las personas que mueren mientras se encuentran bajo custodia policial o cumpliendo sus condenas en las cárceles de China.
Los musulmanes de Sinkiang que viven fuera de la región son severamente vigilados, controlados y discriminados bajo el pretexto de «desradicalización».
Todos deben adoptar la doctrina obligatoria y omnipresente de «amor hacia el Partido»: desde los niños de 3 años en los jardines de infantes hasta los estudiantes de secundaria.
El PCCh intensifica el control de los servicios postales y de mensajería, imponiendo medidas especialmente severas a los envíos a Hong Kong, Pekín y otras regiones «sensibles». por Wang Yong En medio de las manifestaciones a favor de la democracia en Hong Kong, el Gobierno chino está intensificando todas las medidas de represión posibles destinadas […]
Los residentes se ven privados de privacidad y libertad, ya que el Estado observa cada uno de sus movimientos utilizando macrodatos, reconocimiento facial y vigilancia invasiva.
Obligados a elegir entre la lealtad a su fe o al PCCh, quienes optan por lo primero pagan un alto precio: suspensión, expulsión y represión de por vida.
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