En medio de ultimátums y amenazas para que se unan a la Iglesia Católica Patriótica, los católicos que no lo hicieron continúan oponiendo resistencia a la meta del PCCh de tomar el control total de todas las diócesis.
Ye Ling
La Diócesis de Mindong, en la provincia suroriental de Fujian, cuenta con más de 90 mil católicos, la mayoría de los cuales, aproximadamente 80 000, pertenecen a lo que se conoce como la Iglesia Clandestina. Hasta hace poco tiempo, la diócesis era atendida por 57 sacerdotes que no estaban aprobados por el Estado. No obstante, la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China del 2018 ha cambiado drásticamente el equilibrio de poder en la misma, y el conflicto continúa incrementándose.
Como resultado del acuerdo, las dos partes reconocieron efectivamente su mutua autoridad, el Gobierno chino lo interpretó en el sentido de que todos los católicos deberían unirse a la Iglesia Patriótica, mientras que la Santa Sede da por sentado el surgimiento de una «nueva» Iglesia, leal tanto al papa como al Gobierno.
En consecuencia, el 13 de diciembre, el Arzobispo Claudio Maria Celli, enviado especial del papa Francisco, llegó a Pekín para «aceptar» la renuncia del obispo de Mindong, Mons. Guo Xijin, a quien se le pidió que continuara sirviendo como obispo auxiliar. El obispo previamente excomulgado por el Vaticano, Vincent Zhan Silu, quien también es miembro de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), así como vicepresidente de la Asociación Patriótica Católica China (APCC), y quien fuera rehabilitado por Roma tras el acuerdo del 2018, se hizo cargo de la diócesis.
La cuestión de la solicitud
Las autoridades religiosas chinas continuaron presionando al obispo Guo para que se uniera a la APCC. El mismo se negó a hacerlo, afirmando que el contenido de la solicitud de adhesión contradecía la doctrina católica, y exigió modificarla.
La solicitud enumera las obligaciones y requisitos para los sacerdotes católicos «oficiales», tales como cumplir con la constitución y las leyes del Estado, obedecer la gestión del Gobierno y aceptar el liderazgo de la organización patriótica, es decir, la APCC, llevando a cabo actividades religiosas de acuerdo con las leyes y reglamentos, y aceptando los principios de una Iglesia independiente, autosuficiente y autoestablecida.
Mons. Guo insistió en que los católicos solo podían obedecer el liderazgo del Estado bajo la condición previa de que se respeten los mandamientos de Dios y se conserve la pureza de la fe. Rechazó lo que consideró una traición a su fe, incluso cuando fue amenazado con ser removido de sus deberes como obispo auxiliar. El 17 de abril, varios funcionarios se reunieron con el obispo Guo y acordaron modificar el contenido de la solicitud.
Pronto se expusieron las verdaderas intenciones de este cambio de actitud. Las autoridades se negaron a revelar públicamente el contenido de la solicitud modificada que el obispo Guo había firmado, publicando activamente sólo el hecho de que ya la había firmado, a fin de obligar a otros sacerdotes a unirse a la APCC. Cuando algunos sacerdotes también solicitaron modificar sus solicitudes, las autoridades se negaron a cambiar ni una sola palabra.
Incluso un sacerdote retirado de aproximadamente 80 años padeció el mismo destino
El 22 de abril, todos los sacerdotes que no pertenecían a la APCC en la Diócesis de Mindong fueron convocados a una reunión en la ciudad de Ningde, donde una vez más fueron forzados a unirse a la Asociación Patriótica. Entre ellos había un sacerdote retirado de aproximadamente ochenta años quien vivía en un hogar para ancianos perteneciente a la Iglesia Católica, emplazado en el poblado de Xitan, bajo la jurisdicción de la ciudad de Fu’an. El mismo fue llevado por la fuerza a la reunión luego de negarse a firmar la solicitud para unirse a la APCC dos días antes, cuando un grupo de funcionarios lo visitó, amenazándolo con destruir el hogar de ancianos dirigido por su Iglesia si no obedecía.
El sacerdote no sucumbió a las amenazas y la persecución continuó. El 26 de abril, aproximadamente 80 oficiales de policía armados demolieron el oratorio de la iglesia en la que solía servir. El hostigamiento afectó la salud del anciano sacerdote, quien tuvo que ser hospitalizado y aún permanece en tratamiento.
Los funcionarios a cargo de la persecución afirmaron que las órdenes de presionar al sacerdote provenían del Gobierno central y se comprometieron a continuar con su trabajo hasta que el mismo firmara la solicitud. «Mientras no haya muerto, tendrá que firmar el documento. Si lo firma, todo estará bien. Si no lo hace, el hogar de ancianos será demolido» afirmó uno de los funcionarios.
«Seguimos un camino diferente al del Partido Comunista Chino (PCCh), esto siempre ha sido un problema de blanco y negro», explicó un sacerdote de la ciudad de Fu’an. «El Gobierno quiere intervenir en los asuntos de la Iglesia para que todos los feligreses lleven a cabo actividades religiosas bajo su dirección. Su objetivo final es hacer que nadie crea en la religión y solo crea en el marxismo-leninismo».
Presionado pero no derrotado
Según uno de los sacerdotes no patrióticos de la diócesis, 25 de sus 57 colegas se habían unido recientemente a la APCC, tres habían sido intimidados para dimitir y uno había sido expulsado de la diócesis. Los más de 20 sacerdotes restantes continúan oponiendo resistencia, y debido a ello, son continuamente presionados, y en algunos casos, incluso tentados con sobornos de hasta 200 000 yuanes (casi 29 000 dólares), según un informe de AsiaNews.
«El Gobierno inesperadamente permitió que el obispo Guo modificara la solicitud que firmó. Lo más probable es que el 29 de junio se celebre una ceremonia para la iglesia recientemente construida en la Diócesis de Mindong. Las autoridades desean contar con dos obispos –uno ‘que no sea clandestino’ y un ‘clandestino’– para celebrar la misa juntos», explicó el sacerdote. «Asistirán líderes pertenecientes a los Gobiernos central, provincial y municipal, de modo que el Gobierno podrá aprovechar la oportunidad para promover públicamente que el obispo no patriótico ya ha firmado la solicitud y está dispuesto a obedecer a los líderes de la APCC y al Gobierno».
El sacerdote agregó que el Gobierno está utilizando el caso de la Diócesis de Mindong para mostrarle al mundo exterior que las dos Iglesias se han «unido» bajo el liderazgo del Gobierno y que ahora trabajan al unísono.
Para lograr esta apariencia de unidad, en el mes de mayo, la Agencia de Seguridad Pública de Fuzhou exigió que todos los sacerdotes no patrióticos restantes firmaran la solicitud antes de la ceremonia de inauguración de la nueva iglesia a celebrarse el 29 de junio. La Agencia también afirmó que el Departamento Central de Trabajo del Frente Unido ya ha emitido una orden para tomar medidas enérgicas contra todos los sacerdotes que no hayan firmado la solicitud de acuerdo a lo ordenado. Ante la dura represión llevada a cabo por el PCCh, varios sacerdotes afirman estar preparados para dimitir y ser arrestados.
Uniéndose a los reprimidos
El obispo Guo recientemente le dijo a su congregación que aún quedan mayores dificultades por delante. Afirmó que esta es una prueba de fe tanto para el clero como para los miembros de la Iglesia. Afirmó estar dispuesto a renunciar a su puesto como obispo auxiliar y unirse a los sacerdotes que se resisten para hacer frente a la represión gubernamental.
Según un fiel que solicitó permanecer en el anonimato, el 24 de mayo, el obispo Guo escribió una declaración para retractarse de su solicitud de unirse a la APCC, declarándola nula. La envió al Departamento de Trabajo del Frente Unido de la Provincia de Fujian, a la División de Seguridad Nacional de la ciudad de Ningde, a la Agencia de Seguridad Pública y a la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos de la ciudad de Fu’an, así como también al obispo Vincent Zhan Silu.
En la declaración, escribe: «Mi razón es simple: el Gobierno ha decidido atacar a los sacerdotes que no han firmado la Solicitud de acuerdo con sus exigencias. No tengo la capacidad de protegerlos. Estoy avergonzado y no me siento calificado como para servir como obispo. Todo lo que puedo hacer es aceptar [sic] la represión junto a ellos».
El obispo Guo Xijin cree que, si el modelo de coerción de la Diócesis de Mindong para unirse a la APCC tiene éxito, será promovido a nivel nacional. Luego de ello, todas las iglesias católicas que anteriormente formaban parte de la Iglesia Clandestina se verán obligadas a unirse a la Iglesia Patriótica. Queda por ver cuál será la reacción del Vaticano.