Uno de los abogados que representa a Drew Pavlou documenta con imágenes y videos exclusivos de qué manera varios agentes chinos cometieron delitos, quedando impunes.
por Mark Tarrant
Los tres agentes del Ministerio de Seguridad del Estado chino (MSS) se concentraron en su objetivo: un ciudadano australiano hostil a su régimen. El plan era provocar al objetivo, esperar su respuesta y luego atacar.
A las 12:20 del día del miércoles 24 de julio de 2019, Drew Pavlou se convirtió en el primer australiano en ser atacado en Australia continental por un Estado extranjero desde que el emperador Hirohito declaró la rendición del Japón imperial el 15 de agosto de 1945.
La evidencia fotográfica muestra al líder del equipo de ataque del MSS, usando una sudadera blanca y hablando por un auricular.
El «joven alborotador» del equipo del MSS se prepara para la acción. El líder asiente para dar su aprobación. El tercer agente, de pie detrás de una columna, en el campus de Santa Lucía de la Universidad de Queensland, comienza a sonreír, ya que sabe lo que vendrá después.
Sentado con las piernas cruzadas, Drew Pavlou sostiene un megáfono en una mano y en la otra un letrero que dice «Cierren el Instituto Confucio», mientras corea «Eh eh oh oh, Xi Jinping tiene que irse».
Video: los estudiantes cantaban pacíficamente cuando fueron atacados.
El agente del MSS agarra el megáfono con ambas manos y lo arroja sobre la cabeza de Drew Pavlou en dirección al Café Merlo.
Sorprendido, Drew Pavlou se levanta de un salto y es rápidamente golpeado en la cabeza y en las costillas del lado derecho por el líder del equipo del MSS.
El joven alborotador se une, despegándose de un salto del suelo mientras lanza su puñetazo por la China roja.
Una vez que Drew Pavlou es sacado del lugar por el equipo del MSS, tras una señal del tercer agente, otra persona sostiene en lo alto un estéreo portátil en el que suena la “Marcha de los voluntarios” y hace un saludo de victoria.
Al día siguiente, el cónsul general de la República Popular China en Brisbane, Xu Jie, cuadro de la Agencia de Seguridad Pública durante 7 años y formado en una academia de policía china, elogió esta acción contra las “actividades separatistas anti-China” llevada a cabo en la Universidad de Queensland (UQ).
En sintonía con el cónsul general, el vocero del PCCh, The Global Times, catalogó a Drew Pavlou y al otro líder de la protesta estudiantil perteneciente a la UQ, Jack Yiu Chak, como «secesionistas», y los señaló como objetivos permanentes de la amenazante «diplomacia del lobo guerrero» del PCCh.
Y dado que la Ley de Seguridad Nacional de la República Popular China comenzó a ser implementada en Hong Kong el 1 de julio de 2020, en virtud del artículo 20, tanto Drew como Jack ahora corren peligro de ser condenados a cadena perpetua por sus actividades separatistas/secesionistas, las cuales en virtud del artículo 38 se extienden a los delitos cometidos fuera del territorio, incluso por ciudadanos extranjeros.
La ministra de Relaciones Exteriores, Marise Payne, describió la declaración formulada por el cónsul general como «un estímulo para un comportamiento perturbador o potencialmente violento».
El embajador de Estados Unidos en Australia, Arthur B. Culvahouse IV, ofreció su apoyo al derecho a la libertad de expresión en los campus australianos cuando declaró: “Yo diría que la ministra de Relaciones Exteriores Payne también ha expresado su profunda preocupación por el cónsul general, el cónsul general chino en Brisbane que animaba a los estudiantes chinos de la Universidad de Queensland a acosar a los estudiantes pro Hong Kong que se manifestaban a favor de la democracia en Hong Kong”.
Drew Pavlou es víctima de «violencia por motivos políticos» según lo definido en la sección 4 de la Ley de Organización de Seguridad e Inteligencia de Australia (ASIO, por sus siglas en inglés) de 1979. Entre los «delitos graves» cometidos por el cónsul general Xu Jie se encuentra la incitación a la violencia, la cual dio como resultado graves lesiones corporales y amenazas de muerte a Drew Pavlou y a sus familiares. En virtud de la sección 4A de la Ley ASIO de 1979, por «delitos de terrorismo» se entiende «(b) un delito cometido contra la parte 5.3 del Código Penal». La definición de «acto terrorista» que figura en la Ley del Código Penal de 1995 es idéntica a la definición de «acto terrorista» que figura en la Ley de lucha contra el Delito y la Corrupción de 2001 (Queensland), incluyendo un acto que cause daño «llevado a cabo con la intención de promover una causa política, religiosa o ideológica».
Está claro que los ataques perpetrados contra Drew Pavlou y otros manifestantes en el campus de la UQ el 24 de julio de 2019 y los ataques posteriores fueron motivados política e ideológicamente. ¿Qué otros motivos podrían haber?
El 10 de agosto de 2020, el Tribunal de Magistrados de Brisbane decidió que la declaración del cónsul general Xu Jie formaba parte de su función consular en virtud de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, la cual tiene por objeto “el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y la promoción de relaciones amistosas entre naciones”. Por tanto, la solicitud presentada por Drew Pavlou para una “orden de paz y buena conducta” contra el cónsul general fue desestimada.
Tres meses después del ataque perpetrado contra los manifestantes prodemocracia en Hong Kong en la UQ, recibí este críptico mensaje proveniente de un profesor australiano: “No puedo brindar detalles aquí, pero sé de primera mano que al menos un vc [vicecanciller] en aust[ralia] posee evidencia directa de un CG [cónsul general] dirigiendo ataques contra las protestas prodemocracia en hkg [Hong Kong] en la oz. (no en la UQ)».
Dado que las voces a favor de la democracia fueron prácticamente silenciadas en Hong Kong, la orden ejecutiva del presidente Donald Trump sobre la Normalización de Hong Kong 13936, puede y debe ser utilizada para sancionar a los miembros del cuerpo diplomático de la República Popular China en Australia por poner en grave peligro a los manifestantes a favor de la democracia en Hong Kong. Las universidades australianas que censuran, limitan o penalizan el ejercicio de la libertad de expresión o la reunión de las voces a favor de la democracia en Hong Kong en Australia también deben ser sancionadas en virtud de la sección 4 (iii) de la orden ejecutiva.
Esto es especialmente apremiante dado el reciente intento llevado a cabo por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en inglés) de censurar a la directora de la organización Human Rights Watch en Australia y profesora adjunta de la UNSW, Elaine Pearson, por hablar en apoyo de los derechos humanos en Hong Kong.