Ya que el Gobierno promueve las tradiciones «seculares civilizadas», a lo largo de toda China se están adoptando normas y reglamentos que prohíben los rituales funerarios religiosos.
por Li Guang
Al ampliar las medidas tendientes a reprimir a las personas de fe, las autoridades de toda China están aplicando políticas que prohíben las costumbres y rituales religiosos durante los funerales. A los musulmanes de Sinkiang se les prohíbe conmemorar a los muertos de acuerdo con su fe y los cristianos se ven obligados a mantenerse alejados de la religión durante los entierros. Nos llegan más informes procedentes de toda China sobre la implementación de estas normas opresivas.
Solo se permiten los funerales «civilizados»
Los Reglamentos sobre Arreglos Funerarios Centralizados, adoptados por el Gobierno del condado de Pingyang de la ciudad de Wenzhou, en la provincia oriental de Zhejiang, entraron en vigencia el 1 de diciembre de 2019. Las nuevas normas tienen como objetivo «deshacerse de las malas costumbres funerarias y establecer una manera de celebrar los funerales científica, civilizada y económica». Uno de los reglamentos establece que «el personal clerical no puede participar en los funerales», y solo «se permite que no más de diez familiares del difunto lean las escrituras o canten himnos en voz baja.»
En otras partes del país se están adoptando políticas similares. Un funcionario de aldea procedente de la provincia central de Henán que solicitó permanecer en el anonimato le dijo a Bitter Winter que, en el mes de abril, el Gobierno local había convocado una reunión de asistentes de trabajo religioso, en la cual se les informó que los funerales religiosos estaban prohibidos. Poco después se emitieron las Medidas de gestión para los asistentes de trabajo religioso de aldea (o comunidad) y de municipio (o poblado). El documento estipula que el personal clerical debe «ser detenido oportunamente para que no utilice la religión para intervenir en bodas y funerales de los ciudadanos o en otras actividades de sus vidas».
A los cristianos se les niega su última voluntad
Cuando una miembro de la Iglesia de las Tres Autonomías estatal procedente de Wuhan, la capital de la provincia central de Hubei, murió en octubre, su familia organizó un funeral cristiano. Mientras la familia y los amigos se estaban despidiendo de la difunta, la policía irrumpió en el lugar y arrestó a su hija, quien en ese momento rezaba por su madre. Al final resultó que alguien había denunciado a la familia ante las autoridades. La hija recién fue liberada dos días después, luego de que la difunta fuera enterrada sin respetar ningún tipo de ritual cristiano.
“Cuando mi padre murió, los funcionarios de la aldea amenazaron con arrestarnos si no llevábamos a cabo un funeral secular. No nos atrevimos a oponer resistencia», afirmó con enojo un aldeano del poblado de Gucheng en la ciudad a nivel de condado de Yuzhou de la provincia de Henán. “Mi padre había sido creyente durante varias décadas. Fue perseguido incluso después de su muerte».
El funeral de un reconocido predicador del condado de Wen en la ciudad de Jiaozuo de Henán, quien falleció el 27 de junio, fue interrumpido luego de que funcionarios gubernamentales y seis policías acudieran al lugar donde se estaba llevando a cabo la celebración y acusaran a las personas reunidas de difundir «propaganda religiosa».
En noviembre de 2018, en el condado de Suiping, bajo la jurisdicción de la ciudad de Zhumadian, en Henán, falleció un cristiano de aproximadamente noventa años. El deseo final del hombre, quien había sido creyente por más de 40 años, era que su funeral fuera celebrado de manera cristiana. Apenas diez minutos después de haber iniciado los procedimientos, varios funcionarios gubernamentales irrumpieron en el lugar donde se estaba rindiendo homenaje al difunto y reprendieron duramente a la familia por celebrar «una reunión religiosa disfrazada de funeral». Los mismos afirmaron que no estaban permitidas las actividades religiosas fuera de la iglesia. Si la familia quería cantar canciones espirituales, «deberían asistir a la iglesia y cantar el himno nacional».
No están permitidos los coros de iglesia ni los símbolos religiosos
En el año 2018, el Gobierno de una localidad de Henán publicó la Lista negativa de personas encargadas y personal clerical de los comités de gestión de sitios de reunión con actividades religiosas, la cual estipula que los grupos de visitantes, los coros, las orquestas y otros grupos tienen prohibido llevar a cabo actividades religiosas de manera privada fuera de los lugares de culto. El Gobierno a menudo utiliza tales prohibiciones como una excusa para inmiscuirse o dispersar bodas y funerales cristianos.
“El Gobierno prohíbe los funerales religiosos y no permite que los coros de iglesia o las orquestas actúen durante los mismos», afirmó un presbítero de una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en la ciudad de Shangqiu de Henán. “Los pastores solo pueden ingresar a hurtadillas en los hogares de los creyentes para orar de manera apresurada. La situación es sumamente adversa y algunos creyentes ni siquiera se atreven a acompañar al difunto hasta el cementerio».
En abril del año pasado, en el condado de Fangcheng de la ciudad de Nanyang, en Henán, varios funcionarios gubernamentales ordenaron detener una procesión fúnebre cristiana. Los mismos le ordenaron al coro de la iglesia y a los creyentes que se marcharan inmediatamente y ocultaran la cruz y otros símbolos religiosos, o de lo contrario serían arrestados. Todos, excepto los familiares del difunto, debieron marcharse y las coronas de flores fueron despojadas de los símbolos de cruces.
En el mes de junio, durante la celebración de un funeral en el condado de Song bajo la jurisdicción de la ciudad de Luoyang, en Henán, un funcionario de la aldea exigió quitar el símbolo de la cruz de la tela que cubría el ataúd.
“Los funcionarios afirmaron que las leyes estatales prohíben la celebración de funerales religiosos. Ni siquiera colocamos una cruz en la tumba», afirmó una creyente de la Iglesia de las Tres Autonomías que organizó un funeral para su esposo en la ciudad de Luohe de Henán.