Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
A lo largo de toda China, los Gobiernos locales instan a crear poblados o aldeas «modelo» en los que no haya residentes que sean miembros de grupos religiosos catalogados como «enseñanzas heterodoxas».
Durante el brote de coronavirus, los creyentes tenían prohibido asistir a lugares de culto, mientras que las actividades tendientes a adorar al líder revolucionario de China en los templos recibieron luz verde.
Detrás del «éxito» de la campaña de revitalización rural del Partido Comunista Chino se esconden historias de miseria y dolor de sus «beneficiarios».
En China, la persecución religiosa afecta todos los aspectos de la vida de los creyentes. Los que no estén dispuestos a renunciar a su fe pueden llegar a perder sus empleos.
El líder demócrata de Hong Kong, Nathan Law, DAFOH y un grupo de practicantes de Falun Gong hicieron oír sus voces en Roma; aunque sin demasiado éxito.
La campaña tiene como objetivo incrementar la censura de la información y evitar que las personas que residen en China continental accedan a información que pueda dañar la imagen del PCCh.
Para hacer que los católicos no registrados se unan a la Iglesia patriótica oficial, las autoridades de toda China acosan a las congregaciones y a los miembros del clero.
El PCCh persigue a las personas que poseen dispositivos electrónicos con contenido religioso como parte de la campaña contra las «publicaciones ilegales y la pornografía».
Un estudio efectuado por Rian Thum muestra cómo los santuarios uigures más queridos están siendo “museificados” o destruidos.
La ideología comunista continúa invadiendo los lugares de culto en China, y los templos pertenecientes a religiones populares son reconvertidos a fin de propagar el pensamiento del presidente Xi.
El año pasado, numerosos templos budistas, taoístas y pertenecientes a religiones populares fueron severamente reprimidos en las ciudades a nivel de prefectura de Baoji y Yan’an, algunos de ellos fueron clausurados y otros destruidos.
El PCCh aplica estrictas medidas para prohibir que las personas se despidan de sus devotos familiares fallecidos de acuerdo con las tradiciones y costumbres religiosas.
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