El Gobierno chino ha estado acosando a la Iglesia Casa Betel emplazada en la ciudad de Fuzhou desde su inauguración acaecida 13 años atrás.
Si al principio no tienes éxito, inténtalo una y otra vez.
Esa parece ser la actitud que tomó el Partido Comunista Chino (PCCh) contra la Iglesia Casa Betel, emplazada en la ciudad de Fuzhou, en la provincia china suroriental de Fujian. La Iglesia, que cuenta con 100 creyentes, ha sido acosada repetidamente durante los 13 años en los que ha estado en funcionamiento.
En mayo de 2018, oficiales de la estación de policía local fueron a inspeccionar la iglesia utilizando el pretexto de que estaba «causando disturbios al público». La policía afirmó que el lugar de reunión no poseía un certificado de registro de lugar de actividad religiosa y les ordenó unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías aprobada por el Gobierno, de lo contrario se les prohibiría seguir congregándose. La policía también los amenazó, diciendo que todas las Biblias y los libros de himnos debían ser retirados, caso contrario, las autoridades se encargarían de deshacerse de ellos.
«La policía dijo que estábamos molestando al público, pero eso era realmente una excusa», afirmó un fiel de la Iglesia. «Hay varias fábricas de procesamiento en los alrededores, y son aún más ruidosas, pero el Gobierno no interviene».
Como los creyentes no pudieron hallar un lugar de reunión en ese momento, no tuvieron más remedio que continuar celebrando sus reuniones allí con gran cautela. Para evitar las redadas policiales, luego de finalizar cada encuentro, escondían todas las Biblias y los libros de himnos. Poco tiempo después, personal del departamento de bomberos local se presentó en la iglesia para llevar a cabo una inspección e intentó clausurarla utilizando el pretexto de que «las medidas de control de incendios eran inadecuadas».
A pesar de que la Iglesia efectuó mejoras en el edificio respetando las exigencias del departamento de bomberos, la persecución continuó.
Poco tiempo después, miembros del personal de la estación de policía local y de la Agencia de Seguridad del Estado se presentaron en el lugar de reunión. Los oficiales de policía arrancaron las cruces del estrado y la caja de ofrendas, y tomaron fotos de toda la iglesia. Posteriormente, la policía le ordenó al arrendador que rescindiera el contrato de alquiler con la Iglesia y confiscó la tarjeta de identificación del mismo. El propietario del lugar temió verse envuelto en problemas y le pidió a la persona a cargo de la iglesia que se apresurara y resolviera el asunto.
«En más de seis meses, ellos [los funcionarios gubernamentales] se presentaron una y otra vez, nos acosaban continuamente y no nos permitían celebrar reuniones, hostigándonos hasta el punto de que nos vimos obligados a irnos del lugar», afirmó uno de los predicadores de la Iglesia. «No sabemos dónde alquilaremos un lugar en el futuro, pero debemos hallar un sitio más aislado. De otro modo, nuestro lugar de reunión será nuevamente clausurado».
Desde que la Iglesia fue fundada en el año 2006, la misma ha tenido que buscar de manera continua nuevos lugares de reunión para alquilar.
«En esta ocasión hemos sufrido nuestras mayores pérdidas. Inicialmente, el local que alquilamos estaba sin amueblar. Gastamos más de 300 000 yuanes (aproximadamente 44 655 dólares) solo para comprar muebles y decoraciones», afirmó un creyente de edad avanzada. “Nunca imaginamos que sería clausurado después de menos de dos años. Durante los últimos más de 10 años, nos hemos visto obligados a mudarnos una y otra vez. Tenemos miedo de tener que mudarnos nuevamente. ¡Es muy duro!».
La iglesia no fue el único foco de atención: en octubre de 2018, el lugar de reunión perteneciente a la Iglesia destinado a estudiantes universitarios cristianos, ubicado cerca del Distrito Universitario de Fuzhou, también fue allanado y clausurado. Más de una docena de oficiales de policía de la estación de policía local irrumpieron en el lugar de reunión, donde 60 a 70 estudiantes universitarios se encontraban congregados, y comenzaron a fotografiarlos y a registrar la información de cada uno de ellos.
«¡Si continúan creyendo en Dios y celebrando reuniones, no podrán graduarse, ni hallar un empleo!» les dijo de manera amenazadora un oficial de policía a los estudiantes. La policía también confiscó las tarjetas de identificación de los dos cristianos que estaban a cargo del lugar y los llevó a la estación de policía para interrogarlos. Se les advirtió que no volvieran a organizar reuniones para estudiantes universitarios.
Además de las clausuras de los lugares de reunión pertenecientes a la Iglesia, los predicadores de la Iglesia que no pertenecen a la ciudad, deseosos de guiar y apoyar a los creyentes, también han sido reprimidos: su información de identificación personal ha sido incluida en una lista negra, son vigilados y no se les permite salir del poblado a predicar. “Incluso son interrogados y se les imponen restricciones cada vez que intentan comprar boletos de autobús o de tren. No pueden abandonar su ciudad de residencia en absoluto», afirmó uno de los fieles de la Iglesia. “Algunos predicadores son funcionarios públicos, por lo que la policía los coacciona amenazándolos con despedirlos de sus puestos de trabajo. Todos estos predicadores están siendo estrechamente vigilados por la policía local, no hay manera de que puedan salir a predicar».
Tal y como lo expresó de manera directa un fiel de la Iglesia: El presidente Xi Jinping está siguiendo los pasos de Mao Zedong, exigiendo que todos lo adoren por sobre Dios. «El objetivo final es eliminar la fe», afirmó.
Informado por An Xin