En dos ocasiones, las autoridades locales instaron a creyentes a demoler los edificios de sus iglesias debido al estado ruinoso de los mismos. Posteriormente, prohibieron su reconstrucción.
En marzo de 2016, la iglesia Central de Heyuan emplazada en Shangrao, en la provincia de Jiangxi, fue demolida con el consentimiento de los creyentes y de las autoridades. El edificio en ruinas se había vuelto inseguro y los creyentes ya habían recaudado más de 300 000 yuanes o 42 000 dólares para la reconstrucción de la iglesia.
No obstante, una semana después de la demolición, los funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido local no cumplieron con su palabra y afirmaron que no permitirían la reconstrucción de la iglesia. Cuando las personas a cargo de la administración de la iglesia amenazaron con presentar una petición ante las autoridades de mayor jerarquía, los funcionarios afirmaron: «Esta política proviene de las más altas jerarquías, si desean presentar una demanda, entonces háganlo».
La iglesia Central de Heyuan era un importante sitio de congregación, ya que los líderes de 16 iglesias cercanas solían reunirse allí cada mes, además de los creyentes.
Tanto los predicadores como los creyentes se sintieron molestos ante tal descarado engaño y debido a que su fe había sido atacada.
Sin embargo, este no fue el único caso con dichas características. En la aldea de Lincuo, de la ciudad de Fuqing, en la provincia de Fujian, sucedió algo similar.
La iglesia de la aldea ocupaba un terreno de 400 metros cuadrados. La misma poseía un certificado de autorización para realizar actividades religiosas, pero en el año 2016, fue clasificada como edificio en ruinas de Clase D. Las autoridades locales aprobaron su reconstrucción el mismo año.
La reconstrucción estaba en marcha, y el primer piso ya había sido finalizado, cuando las autoridades detuvieron las tareas. Prohibieron la realización de nuevas construcciones llevando a cabo visitas regulares al sitio e incluso derribando estructuras de madera o cortando el suministro de energía para detener tales labores.
Después de algún tiempo, las tareas de construcción se detuvieron, y aún en la actualidad la iglesia permanece igual. El agua se estanca por dentro cuando llueve, por lo que los creyentes deben usar tuberías para poder bombearla fuera.
El líder de la iglesia afirmó: “El noventa por ciento de los aldeanos aquí son cristianos. No tienen dónde reunirse adecuadamente y actualmente están obligados a hacerlo aquí».
Informado por Lin Yijiang